Mason Mount todavía no sabe que, en principio, está siendo el mediapunta del Chelsea que lidera Frank Lampard. La leyenda blue ha comenzado, sin resultados, una andadura en la que está apostando por un 4-2-3-1, un sistema que ocupa las bandas con extremos o jugadores de otras posiciones que parten desde allí y un hombre que enlaza la zona del mediocentro con la del ‘9’. Todo eso en teoría, porque si bien queda bien delimitada la franja del delantero centro, la de los mediapuntas veloces y la los dos centrocampistas, lo cierto es que el Chelsea está dejando sin ’10’ puro la zona que lleva su nombre, uno de los principales rasgos de sus primeros pasos en esta recién comenzada Premier League. Y es que, allí, no hay nadie porque esa zona ha de estar vacía.
Como explicamos en Twitter recientemente, Frank Lampard está cambiando radicalmente la estructura futbolística que construyó Maurizio Sarri. Viniendo de un 4-3-3, Lampard ha restado un centrocampista para sumar un atacante, siendo desde esa disposición con la que está duplicando el ritmo de los partidos, cambiando el control por la verticalidad, en todos los sentidos de ambos conceptos. El Chelsea ataca rápido, separa sus líneas, divide posesiones y suelta a sus jugadores para extraer ventajas de atacar sin paciencia. El intercambio agresivo y posicional de su línea de mediapuntas y la libertad de N’Golo Kanté para separarse de Jorginho compensan la falta de laterales abiertos y largos con los que Sarri creaba superioridades, de ahí que necesite habilitar un espacio vacío, de tránsito, que ocupar cuando el rival mira fuera.
En los mapas de calor de Mount se observa como apenas pasa tiempo en el carril central, una zona de nadie por la que pasan todos pero donde no se pasa tiempo
Cuando se tienen menos jugadores por delante de balón, intentar dominar los partidos es del todo imposible. Es una interrupción clara en dicha misión. El rival te supera en número si defiende abajo y no hay manera de rodear a la pelota de líneas y activos con los que mantener más segundos la pelota, ocupar el campo, generar distracciones y circular con sentido. Si tu apuesta es atar a tus laterales para que uno de tus mediocentros pueda liberarse, el ritmo de las jugadas tiene que ser tan sorprendente como fugaz: tener la pelota menos tiempo en tu poder, acelerando la jugada para que no lleguen las ayudas ni el oponente tenga tiempo para intervenir.
Mason Mount está dejando, entre medias de esta apuesta, un buen sabor de boca porque, en parte, es una de las pequeñas claves de las intenciones ofensivas que pretende consolidar su técnico. El canterano del equipo londinense es un tipo liviano, rápido, agresivo y con hambre de gol con el que es imposible jugar si no le sigues el ritmo. Cuando tiene la pelota su voluntad es la de ir hacia la portería, por encima de todo. Para él, combinar con un compañero no radica en pasarle una pelota, sino en concederle el espacio que deja y abrir otros desde sus trazos directos y su punto de nervio. A falta de que Lampard dé con las teclas que hagan sostenible un sistema que separa mucho a sus pivotes y ataca frontalmente la portería para crear una ocasión, Mount lidera sin saberlo el ritmo de su equipo siendo el mediapunta fantasma del proyecto de Frank.
Albert Blaya Sensat 24 agosto, 2019
Lo que busca Lampard es que pasen cosas, muchas cosas, aún teniendo las herramientas justas para que así sea. Me parece acertado su plan, pues los mimbres sonn mucho más afines al ritmo que a la pausa, pero le va a llevar mucho tiempo, no solo por la juventud de Mount o Abraham, sino porque hay jugadores que aún "están por hacer" (Pulisic, Kovacic… aún no les veo del todo definidos).
Mount, por cierto, me parece más para tirar diagonales que para "vivir" en la media punta. Quizás por esto Lampard le está buscando acomodo en esta posición "fantasma" que tan bien explica Arroyo.