Todo en el Barça cuando no está Leo Messi es transitorio y de valor más relativo que real pero el partido que midió a los culés con el Betis de Rubi sirvió de bálsamo para algunas de las individualidades que más dependen de Leo para poder brillar. Sergio Busquets y Jordi Alba, red y arpón del jefe del barco, fueron dos de las buenas noticias de una noche en la que el origen y el fin se pronunciaron en francés. La primera gran noche de Antoine Griezmann fue sin el rosarino en el campo, lo que agudizó el análisis en pos de concluir que su talento está íntimamente relacionado con el fluir del colectivo. Griezmann es un valor que debe hacer del Barça un equipo mucho más seguro de sí mismo, actuando como perro pastor de un rebaño que tiene que hacerlo todo junto y a la vez.
Valverde no sólo le dio el ‘9’ a Griezmann sino el radio necesario para ser todo el sistema en su rogien y en su fin.
Como era de prever, el Real Betis saltó al Camp Nou de manera muy diferente a como lo hizo la temporada pasada. Rubi, técnico más flexible en los planteamientos, comprendió el partido desde un repliegue continuo en dos líneas de cuatro y una doble punta formada por Loren Morón y Nabil Fekir, dando espacio a los costados culés y con vocación para bascular y cerrarse dentro si la pelota se filtraba. Sus intenciones no estuvieron acompañadas de soltura y firmeza, lo que fue favoreciendo que el Barcelona jugara a un ritmo muy elevado, con su correspondiente presión agresiva. Valverde, por su parte, juntó a De Jong y Busquets en la alineación pero terminó separándolos en la práctica para que fuese Griezmann quien viniera a hacer la superioridad de espaldas para tocar antes que nadie y pensar qué toque realizar con mayor antelación.
La ventaja del Barça en su circulación estuvo en esa banda izquierda, nominalmente compuesta por Alba, De Jong y Rafinha como ocupantes de la misma y Antoine y Busi como añadidos en las triangulaciones. El debut oficial del holandés estuvo marcado por su juego sin balón, separándose para ofrecer espacio de intervención a un Griezmann al que le fueron encomendadas tareas mucho más agradecidas, multiplicadoras y ambiciosas que en San Mamés. Como delantero centro, Griezmann apareció, tocó y fabricó una cantidad enorme de espacios para la incorporación, algo que aprovechó un Jordi Alba extraordinario, como es usual, en su comprensión en carrera de todas las jugadas, con su maravillosa puerta atrás y el consecuente pase atrás, y un Busquets que agradece como pocos el pase en corto con un jugador avanzado que viene hacia él y repite la conexión o toca para quitarle marcas y poder avanzar hacia la zona en la que más cerca está del balón, de la pérdida y de la presión. Un 3 en 1 que hizo de Antoine un socio mayúsculo para el Busquets más estático.
El Real Betis sufrió mucho en la zona del mediocentro
Lo cierto es que el Betis arrancó por delante gracias a una contra fantástica pero su rendimiento defensivo quedó muy lejos de la velocidad de movimientos y apariciones de todo activo culé. La zona del mediocentro sufrió muchísimo ante los bailes de Antoine, Rafinha y Carles Pérez, muy agresivo en sus contactos con la pelota. En la frontal, el Barça estuvo limpio y eficaz, cerrando al Betis para después clavarlo por fuera y dejarlo sin respuesta. Una noche, cabe remarcarse por completo, en la que Valverde quiso levantar a Griezmann, dándole un radio de acción total y otro de participación mayor. Con 83 toques y una importancia absoluta como director del ritmo y el movimiento del Barça, Griezmann se sintió muy capaz. Sirva de pista o no para ver cómo se ordenan las piezas y las sinergias con Messi dentro, el desarrollo del partido definió a Griezmann como el perro pastor que recoge a todos para hacer de la frontal el redil del colectivo.
Santiago Estrade 26 agosto, 2019
Al fin Valverde apuesta de manera decidida por la presión tras pérdida. Entre eso y abrir mucho el campo para cogerles girados, Busquets se puso las botas.
Lo de De Jong posicionalmente fue un espectáculo. Se alejaba o rompía para quedar siempre escalonado y enlazar las estructuras de animación. ¡Creaba sistema solo con moverse!
Me encantó la movilidad sutil que ofreció Griezmann. Uno veía un fotograma y estaba emparejado con uno de los centrales. Veía el siguiente y estaba con el otro. El siguiente, entre ellos. Los volvió locos solo moviéndose 5-10 metros lateral y frontalmente. Seguro que dejó un surco con forma de infinito en el césped. Sujetaba siempre al central contrario para distanciarle la cobertura al costado.