What a present. What a future. Aquel día, un buen narrador británico tuvo la suerte de contar lo que estaba pasando en el encuentro de ida de la eliminatoria de cuartos de final de la Europa League que midió al Benfica con el Eintracht de Frankfurt. Pasando de castaño a oscuro en la escala de exhibiciones futbolísticas, Joao Felix, una de las grandes apariciones de la temporada pasada en todo el continente, estaba ofreciendo una de esas actuaciones que la NBA se hubiera encargado de bautizar. El chico marcó tres goles, dio una asistencia y tocó la pelota, en número y finalidad, con la preclaridad de alguien muy especial. Aunque aquel mapa de intervenciones fuese fruto de un trance y destello que le fue imposible replicar en su temporada con el primer equipo del Benfica, aquella noche confirmó que sólo el paso de los meses le impedía ser el jugador que él quería ser y que por supuesto podía ser. Joao Felix vs Eintracht es el escenario potencial que de algún modo puso el contador a cero para que el nuevo crack del pletórico fútbol portugués rellene el molde que sin lugar a dudas le pertenece.
En apenas un año, su irrupción ha dejado claro que es un talento sumamente especial y determinante
Y con ese punto de partida, su techo como futbolista, debe comenzar el análisis de sus talentos para entender cuándo podrá alcanzarlo. Joao Felix no ha sido un titular indiscutible en el Benfica, si entendemos esa condición desde el cuidado de su cuerpo técnico por controlar y mesurar su aterrizaje en la élite del fútbol luso. Sí lo fue por calidad y rango, pero su inexperiencia fue un factor para que Rui Vitoria primero y Bruno Lage después racionalizaran el proceso por el que Felix se convirtió en la realidad que es hoy. Esta decisión es importante porque Joao Felix todavía no ha pasado el suficiente tiempo entre los mejores para reconocer con cuanta continuidad puede poner en práctica el derrochador talento que atesora. Y esa circunstancia va a trasladarse al universo de Diego Pablo Simeone, el Metropolitano y un proyecto que parece refundarse con un verano de reset en el club rojiblanco. El ex del Benfica llega de nuevas, así que necesitará tiempo para saber quién es dentro de un partido y si su desparpajo y talento le ayudarán a quemar etapas con rapidez.
Se entra de lleno en su rol y posición para iniciar el viaje. Dicho por él mismo y comprobado en su juego y en el sistema de las ‘águilas’, Felix nace como un segundo punta clarísimo que se desvive, con gusto pero también por necesidad, para explotar un físico liviano y fantástico pero no explosivo, por contactar con la pelota en muchos lugares del campo, con libertad para partir y encontrarse con compañeros desde una zona que convierte en dominio siempre que pueda administrarla con cierta soledad para no chocar con nadie. Cuando a Joao Félix le rodean muchos compañeros y rivales, tiene dentro ese mediapunta que identifica dónde y cuándo tocar la pelota para hacerle daño al rival y darle palmadas al compañero. Sobre todo porque cuando encuentra problemas una vez interviene en la jugada, soluciona imprevistos con una ligereza espectacular. La cantidad de recursos en forma de fintas, cambios de dirección, frenadas y toques rápidos que demuestra le sitúan como un talento inmenso.
Segundo punta en 4-4–2, Joao Felix está a punto de explotar a nivel de participación
En lo referente al juego, es preciso señalar que sus recursos más técnicos ganan relevancia y surgen en los últimos 30 metros, donde ha marcado unas abrumadoras diferencias en el campeonato portugués. Joao Felix guarda en su interior virtudes múltiples, algunas incipientes y pulibles y otras dos en concreto que definen su lugar en el mundo del fútbol. A falta de crecer en los 30 metros anteriores, donde aparece en transiciones o en movimientos de apoyos largos para descongestionar y añadirse como un centrocampista más, es en la frontal donde alumbran dos virtudes de valor incalculable, porque en ellas se ha manifestado como un verdadero y absoluto genio, en el sentido más amplio y más bruto que pueda hacerse de la valoración: su último pase, estético, versátil e incluso inquietante por su brillantez y cómo no, una autoritaria y despiadada destreza para meter la pelota en la portería.
Una característica muy particular de su relación con el último pase es la frecuencia con la que intenta realizarlos. Imaginemos una recepción de Joao Felix entre líneas, abriéndose a un lado del pivote, a su espalda, con cierta prisa. Siempre que recibe de esta manera, se orienta el control en beneficio de su giro y no tarda ni espera a nada más que a un pase definitivo. Su agresividad, y su gama de toques para hacerlos, es una de sus principales cualidades. Joao Felix, puede decirse, aunque llame la atención, es un pequeño enfermo del último pase como la concesión que le procura su posición y su importancia entre líneas para después agrietar la defensa con mucha premura, sin toques de más ni amagos. Un tipo de 19 años que podría dar cátedra en dicha asignatura. Pero por más que le imaginemos hiriendo con pases y quiebros formidables, su razón de ser está en el área. Allí termina todo el trabajo.
Su mayor virtud esta relacionada con el gol, donde camina para ser una de las referencias del continente
Si Joao Felix está hoy y no dentro de uno o dos años en el Atlético de Madrid, o en otro de los grandes de Europa, es por su relación con el gol y con el remate. Porque aquí alcanza sinónimos de perfección cuando suma y añade, y lo hace al mismo nivel de calidad, instinto con determinación. Joao Felix tiene similar capacidad para acudir a la zona de remate concreta como para engatillar con la superficie del pie más idónea para soltar una descarga limpia y devastadora. La violencia y silenciosa contundencia con la que sus remates cogen portería, se ajustan a los palos y entran en la red deja bien claro que lo suyo con el gol es el gran don de todo su repertorio. El instinto goleador y rematador de Joao Felix va por delante del propio Joao Felix. Cuando le ha tocado estar muy apagado, como la visita del Benfica a Do Dragao, su primera aparición fue ganar la espalda a Pepe en el área, tras varios errores de la defensa local, y mandar la pelota a la trastienda. Si además de su golpeo de balón, consta un remate de cabeza notabilísimo, la conclusión es que lo más razonable es que haga goles como un churrero.
Enlazando estas dos virtudes y el sistema de Simeone, que no variará mucho a la hora de tomarse más o menos tiempo con la pelota, crear sociedades para formar el sistema ofensivo, utilizar a los laterales en la ecuación y tener siempre un ‘9’ específico y veloz, así como una banda también de carácter explosivo, Joao Felix tendrá un radio de acción razonablemente amplio para intervenir. A diferencia del papel que tuvo Griezmann como canalizador del ritmo del ataque, Joao Felix trata siempre de ser más dinámico y agresivo cuando coge la pelota por lo que no extrañaría que no tardara en asimilar variables como la pausa, la combinación con los laterales para lanzarlos al espacio, mientras suministra balones a su delantero centro para después, como decimos, acudir al área y cazar al vuelo. Es ahí donde podría encontrar más similitudes con Morata que con Costa. Los desmarques más característicos del madrileño parecen más apropiados para el último pase del luso, siendo el brasileño más un jugador de transición individual y no tanto de desmarque jugando arriba.
El desmarque de Morata se ajusta muy bien al último pase y los toques de Felix en la frontal
A falta de los últimos retoques de su verano, el Atlético de Madrid tiene, más o menos, el boceto en la cabeza, habiendo recuperado cierto vigor energético en sus centrocampistas y defensores. A falta de esa banda veloz que siempre ha integrado el Cholo para conformar un contragolpe amenazante, Joao Felix se planta en el Metropolitano como uno de los talentos más brutos que se recuerdan en el club rojiblanco, transmitiendo la sensación de que su fútbol es demasiado grande como para que no se comience a desbordar en apenas unos meses sin más adaptación que recibir dosis de confianza y encontrar un punto de calma entre las expectativas para que el acierto en sus acciones le lleven a cruzarse de brazos delante de la pantalla.
Albert Blaya Sensat 4 julio, 2019
Brutal el texto, Arroyo.
Ayer ya lo comentábamos con Ajenjo, el proyecto del Atleti está refundándose, revisiténdose con lo que el Cholo se siente más cómodo y que parecía que se había intentado cambiar el pasado verano. Joao Félix creo que llegaen el momento perfecto, porque creo que va a ser un año de mirar hacia atrás y recuperar viejas consignas y ahí el portugúes encaja muy bien. Es fresco en sus movimientos y, como comentas, mucho más delantero que Griezmann en el sentido de que es más agresivo y menos pausado. Quizás el Atleti se vuelva un punto más vertical y eso, en mi opinión, le va a ir bien.