Todo lo que ha hecho Jürgen Klopp desde que llegó a la ribera del Mersey ha sido construir e inventar. Ni siquiera recicló o remendó lo que tenía, pues recibió un club sumido en una peligrosa indiferencia, alejado de los títulos y de la Champions League, cuando el Chelsea, el Manchester United, el Arsenal y el Manchester City parecían cerrar las puertas del continente. Pero el alemán no dudó en hacer las maletas. En Liverpool tenía todo por hacer -bendita necesidad- y mucha energía en el tanque, la que se había regenerado sabiendo que cambiaba de país y se iba para entrenar a un club leyenda. Varios años después, todo es obra suya: la idea, la viabilidad, el mensaje y el producto final. Aunque la realidad trate de engañar en cierto modo, por todo lo que el tiempo y la convivencia entre Klopp y sus jugadores han dado a entender, la plantilla del Liverpool no es como parece ser; un grupo de jugadores con un palmarés exiguo, prácticamente nulo en la mayoría de futbolistas.
La ausencia de Firmino y Salah, por paradójico que resulte, obliga a Klopp a extremar su presión
En esta cuarta temporada al frente del equipo, Klopp ha doblado la apuesta, inversión mediante y configuración de plantilla profunda, para discutir y poner en duda la hegemonía de Pep Guardiola a 38 jornadas y del reinado español en la Copa de Europa. A día de hoy, se encuentra, habiéndolo hecho todo, a 180 minutos de irse sin «nada», sabiendo que nada de lo que pasará restará valor a todo lo imaginado y realizado. Hoy, ante el Fútbol Club Barcelona, un imposible, levantar un 3-0 sin los dos jugadores más capacitados para, llegada la hipótesis, rendir mejor fuera de los dominios de Klopp. Es decir, las estrellas más autónomas del proyecto, al menos hoy, pues en un inicio fueron un cuaderno que el técnico germano dibujó y coloreó, no estarán disponibles ni un solo minuto. Sin margen para nada más que para el sentimiento, Klopp tiene tres opciones: matar, morir y morir matando.
Klopp tratará de volcar toso su flujo ofensivo con sus laterales, puede que en el 2-3-5 que probó en tramos de la temporada
Más allá de las piezas, la intención parece evidente: generar ritmo y frecuencia. Una de las marcas registradas de sus equipos consiste en, no sólo generar un volumen de juego incesante, sino la agresividad de los movimientos de sus jugadores. Ver arrancar a un jugador entrenado por Klopp demanda una exigencia física y mental de primerísimo nivel, y eso intentará generar el Liverpool para ser superior al Barcelona para desde ahí entrar en lo emocional, en la duda, en el sufrimiento. Para ello, y no estando los jugadores que transforman la agresividad en fútbol de vértigo y calidad, puede entenderse que Klopp redoble la apuesta en la presión e intente profundizar por fuera. La altura de sus laterales ha sido y es una seña asfixiante para el rival. No han sido pocas veces las que el Liverpool, en contexto Premier, ha mandado a sus laterales a posición de extremo cuando uno de sus centrales recibía la pelota. Tratado algún ejemplo en esta web, el Liverpool ha activado un 2-3-5 en fase ofensiva, desde la salida de balón o la recuperación del mismo, que tendría mucho sentido en la noche de hoy.
Valverde necesita frenar buena parte de la influencia de Alexander-Arnold y Robertson incorporándose
¿Por qué? Desde lo más evidente, el resultado a remontar y la necesidad por arriesgar más de la cuenta, entra en juego la posibilidad de que Ernesto Valverde, paradigma del equilibrio, trate de igualar en número en el centro del campo, alinear simetría y esfuerzo y restar un efectivo en ataque, más la baja de Dembélé, que no condicione tanto un emparejamiento dos contra dos en la última línea -Messi y Suárez contra centrales-. Es por eso que el técnico barcelonista tenga muy presente el plan de partido en lugar de la estructura de juego que ha construido a lo largo de la temporada, reforzando los costados, por donde tratará de anular el efecto de los laterales como ‘sprinters’, y proponga una defensa muy basculada hacia la zona del balón para interrumpir las subidas de Robertson y Alexander-Arnold. La incorporación lanzada de los laterales de Klopp, incluso la que surja aunque partan como extremos y no como laterales en lanzadera, es lo que Valverde tratará de evitar.
Equilibrar en número la presión del Liverpool, tarea para Ernesto Valverde
Son ellos los que en la noche de hoy permitan girar el cuello a los defensores culés y habiliten la llegada de segunda línea de unos interiores que cambiarán el posicionamiento para ganar la segunda jugada con la ocupación del área si el balón traspasa la altura de Semedo/Roberto y Alba. Del mismo modo, al jugarse buena parte del partido en campo propio culé, un efectivo más en la medular puede dividir la presión, generar un apoyo extra horizontal o a espaldas de la zona de presión y ganar continuidad para restársela al rival. La batalla parece definida en cuanto a relevancia: los laterales de Klopp, sin nada de que preocuparse más que de atacar, y lo que define a Valverde cuando intuye amenazas de tal calibre.
theblues 7 mayo, 2019
Lo que Klopp ha logrado con este equipo es fantastico. Le ha llevado su tiempo (lleva en Merseyside desde 2015), pero ha construido un equipazo. Dicho esto, la gestion del banquillo ha sido un poco peculiar, sobre todo en cuanto a la delantera.
Sturridge comenzo la temporada como 4a opcion arriba (es decir, como 1a opcion desde el banquillo). Tuvo actuaciones bastante notables y marco algunos goles importantes -de hecho, yo creo que en esos primeros meses de temporada vimos al mejor Sturridge en mucho tiempo-, pero, sin una explicacion clara, empezo a desaparecer de los onces y las convocatorias. Despues su primera alternativa a la MSF fue Shaqiri. Y tambien dejo actuaciones bastante interesantes (8 goles en Liga lleva, que no esta nada mal), incluso se planteo la opcion de cambiar de esquema para jugar con Shaqiri mas los tres indiscutibles en el mismo once. Tambien, llegado un punto y sin razon aparante, empezo a caerse del equipo. Y a partir de ahi empezo a confiar en Origi como primera opcion desde el banquillo, que ha rendido sorprendentemente bien como extremo. Pero siempre como suplente.
El problema que se encuentra Klopp ahora mismo es que, como decis, tiene la baja de dos jugadores fundamentales en ataque, y tiene a sus sustitutos naturales, Sturridge (Firmino) y Shaqiri (Salah), bastante desconectados.