El Chelsea de Maurizio Sarri agradeció el pasar de los minutos. Fue de este modo, y también gracias a una puntualidad británica de Pedro Rodríguez para asestar la igualdad al borde del descanso lo que concedió a los ‘blues’ una noche mucho más placentera de lo que comenzó siendo. El conjunto londinense, que arrancó la cita con Eden Hazard en el banquillo, recondujo lo que en un primer momento, concretamente la primera media hora, fue un mal trago. El Eintracht de Frankfurt, sin Rebic ni Haller, mostró a quien no les hubiera visto antes, cómo se pueden reducir distancias competitivas a través de su sistema de juego y de un plan de partido concreto, versátil y perfectamente implantado. Sin fisuras, el cuadro alemán dejó treinta minutos muy llamativos que vale la pena destacar.
Aunque hace ya tiempo que el momento de mayor feeling entre la plantilla y la idea de Sarri pasó, la estructura y el día a día del Chelsea razona por las vías que se presumen y se presuponen. Los londinenses dibujan un 4-3-3 que maneja patrones propios del juego de posición, con extremos abiertos hasta que el lateral sube posición, un mediocentro posicional fijo más dos interiores que nunca abandonan su espacio salvo urgencia en la circulación, esperando entre líneas para ocupar bien el campo y fijar las atenciones de su alrededor. En esta tesitura, su rival alemán activó un plan dotado de mutaciones tácticas que incomodaron muchísimo a los londinenses.
El Eintracht sorprendió mezclando un repligue intensísimo con una posesión muy ambiciosa
Es sabido que el Eintracht necesita espacio para atacar con tal de activar la virtud de alguno de sus hombres, veloces e incansables, sobre todo los que llegan por fuera. Para procurarse robos y transiciones constantes, Hutter mezcló, sin que mediara confusión ni error, una fase defensiva radical en los primeros minutos, con las dos líneas metidas en la frontal, con una presión a media cancha mucho más ‘mental’, provocando a David Luiz a superar líneas. En la idea mediaba una defensa muy ancha que negaba el pase de seguridad hacia Emerson o Azpilicueta/Pedro, ofreciendo un pequeño espacio interior en el que Rode y Fernandes, los interiores, perseguían a Loftus-Cheek y Kanté. Cepos, trampas y ‘mala baba’ que repercutió en la posesión ‘blue’. En este sorprendente mortero, el Eintracht atacaba zonas vacías, expuestas, con un Kostic sibilino a la espalda de Azpilicueta, un Rode descolgado y un Danny da Costa igualmente veloz que sacaba el jugo a la iniciativa del rival.
En esa media hora, la realización captó a Sarri, como es habitual, tomando notas, pues su equipo estaba cayendo en la trampa y el 4-3-3 ortodoxo del italiano parecía necesitar de movimientos más heterodoxos -Jorginho abandonando el pivote, Luiz en conducción para dividir marcas- que se entendían como riesgos que el Eintracht agradecería para seguir forzando la máquina, mordiendo en cada recepción interior y amenazando por velocidad y ritmo lo que la grada ofrecía incondicionalmente.
Sarri tomó nota y calmó el ritmo desde la posición de Kanté
Ya en la segunda mitad, el Chelsea leyó lo apuntado por su técnico y varió la intención de sus pases y la disposición de sus hombres. Como el italiano no encontraba una zona concreta para generar la superioridad que le permitiera aguantar muchos más segundos tras cruzar la divisoria -lugar del campo en el que Hutter pasaba a la acción después de ser más pasivo-, el Chelsea se calmó. Co tal de adormecer el ritmo y controlar el mismo, Kanté bajó su posición para sumar más pases y asegurar la posesión. Con eso, el tiempo entre robo y robo del oponente fue siendo cada vez mayor, preparando el terreno para cambiar el ritmo con las piezas mejor posicionadas, el rival más necesitado de encontrar estímulo en cada recuperación, y el tiempo jugando más a su favor, con la vuelta en casa. Todo abierto para conocer quién luchará por el título.
ruqueyo 3 mayo, 2019
A mí este Chelsea de Sarri me da muchísima pereza, no me ha gustado este proyecto nunca y estoy deseando que se acabe cuanto antes. No es que el Chelsea sea un equipo muy de mi devoción, pero sí hay que reconocer que era uno de los que elevaba el listón competitivo en la Premier de unos años acá. El Fútbol necesita que el Chelsea retorne a su mejor nivel, y no creo que Sarri sea el entrenador para conseguirlo.
No vi el partido de anoche entero porque preferí ver el del Valencia, pero vi un Eintracht con un fútbol muy atractivo y valiente, y con las ideas mucho más claras en ataque; y en cambio un Chelsea perezoso, repetitivo, espeso. Obviamente hay una diferencia muy significativa entre la plantilla de uno y otro equipo, pero en planteamiento y en descaro, me atrae mucho más la propuesta alemana que la de Sarri.
Golazo de Jovic que le confirma como una de las golosinas de este verano.
Y un Chelsea que tendrá que seguir apostando por la Europa League como quizás camino más fácil de entrar en la Champions, ya que en la Premier aún no lo tiene tan claro.