Seguramente sirva lo que está ocurriendo para definir bien qué fue la excepción y qué será la norma, tiempos verbales incluidos. La Champions League se ha humanizado en lo colectivo con respecto al pasado más reciente y es por ello que a través de los resultados y de las sensaciones, y del imaginario construido por el Barça campeón de sus tres últimas Champions -2009, 2011, 2015, tres equipos de nivel excelso-, la valoración de tangibles e intangibles sigue la estela de los criterios anteriormente utilizados. Es decir, descentralizada la excelencia de aquellos años, el presente no permite comparaciones, pero el Barça se ha adaptado a la realidad, propia y de su entorno, para continuar prevaleciendo desde otros puntos de vista. Aunque no presenta un ritmo tan vertiginoso ni tan continuado durante los 90 minutos, su esencia competitiva dispone de características que definen el proyecto de Ernesto Valverde. Es diferente a lo del pasado, pero su equipo habla por el entrenador. Y eso fue suficiente para dejar al Man. United, evidente falta de calidad mediante, en 0 tiros a puerta.
Solskjaer salió con defensa de cinco para frenar el desmarque de Jordi Alba
Lo que pasó hace ahora más de un lustro es que los mejores podían serlo por sí mismos. Recelaban de mirar al entorno para adaptarse cada minuto, cuando ahora es parte vital de la receta. Desde el pitido inicial hasta el último segundo, resulta productivo estar listo para lo que pueda pasar: anticiparse, aprovechar ímpetu rival, tomar como oportunidad lo que pudiera ser visto como debilidad. Ahora hay contexto para ello, pues los caminos se han estandarizado y la fortaleza brota por otros lados. Visitando la casa de Solskjaer, un Old Trafford que bramó como pocos estadios pueden, Valverde lució adaptación para mantener equilibrado el ritmo del partido. Una de sus constantes como técnico en el Barcelona siempre ha tenido que ver con captar el más mínimo rayo de sol para estar siempre a temperatura ambiente; que el calor esté de su lado mientras el frío siempre le pille al rival.
A nivel de elección de piezas y colocación, lo más relevante le correspondió al Manchester United. El técnico noruego dispuso de una línea de cinco defensas y otra de tres centrocampistas, más dos delanteros, una pirámide cuyo mayor valor táctico siempre reside en tener un hombre más en el área y en ser muy ancho defensivamente en la zona de finalización. En otras palabras, Solskjaer replicó otras propuestas recientes para taponar la profundidad de Jordi Alba. Con un hombre más para ajustar los desmarques del lateral izquierdo culé, y con un 3+3 en el carril central, el United tomó la primera decisión importante: saldrían a defender su propio campo como idea troncal. Luego ajustaría su altura para buscar más arriba, pero si el Barça acumulaba pases en campo contrario, el United lo tenía claro. La otra decisión, yendo a los nombres, quizás más interesante, fue ubicar a Fred de mediocentro, con Pogba como interior izquierdo, su posición natural.
Pogba necesitó multiplicarse pero no fue suficiente para desbordar al Barça
Con este contexto, el Barcelona se plantó en campo contrario con relativa comodidad. Siempre ejerciendo efecto tracción desde el triángulo Messi-Arthur-Alba, la circulación culé ejerció dominio. Durante los primeros 20 minutos de partido, el Barça convenció a todos los presentes de que el United no estaba del todo cómodo en la defensa de la zona donde se generan ocasiones, de ahí que después variara la altura de sus líneas para emparejar tres contra tres en el medio y obligar a Busquets a formar línea de tres en salida. Con una pérdida de calidad, el conjunto azulgrana circulaba con gracilidad. No encontraba una profundidad constante pero sí podía prolongar la duración de sus fases con balón, siendo superior en número en la medular y tanteando al United en su ansia por robar. En esa disputa, Solskjaer seguramente se lamentó por no poder clonar a Pogba. El francés era el más capacitado para escapar de la presión tras pérdida del Barça, el mejor lanzador, llegador y creador en todo el campo.
Fue con balón donde el United dejó entrever que carece de calidad para deformar cualquier partido. Sus bandas sólo podían subir con el balón y dar un pase hacia dentro. Sin desborde ni creatividad en casi todas las posiciones, el Barça no sufría. Ante tanta dificultad para crear desajustes, el Manchester United entendió que para agitar la coctelera tenía que elevar la intensidad de la presión. Subir líneas, influir en la salida y después ajustar con pulmones si el Barça corría. Como el Barça no pudo correr apenas, la situación era la más idónea para los intereses locales, que ya estaban inmersos en una catarata de alaridos de una afición que hace de eso una patente. Es en ese tramo, desde el 30′ hasta el 70′, donde Valverde movió el árbol, a ver quien caía.
Valverde durmió el partido cuando más quería despertarlo Ole Gunnar Solskjaer
El técnico extremeño mide al centímetro la posición de sus jugadores cuando el rival trata de reaccionar, sea por disposición táctica o en el hombre por hombre. Es así como controló la posición de sus laterales para cegar las vías de salida de los hombres más veloces, y así fue como cambió el sentido del choque cuando dio entrada a Vidal y Roberto por Arthur y Coutinho, sumando un extra de control cuando el United más flaqueaba en lo físico. Solskjaer había cambiado a dos líneas de cuatro, y ante la necesidad de robar con más continuidad para crear descontrol en el último tramo, el Barça cerró el candado y tiró la llave al mar. Un candado personificado, en el tramo de mayor dudas, por un Piqué que está por encima de cualquier problema: su partido merecería más un texto propio que una mención.
AArroyer 11 abril, 2019
Es un poco peligroso y tramposo el tema del techo del Barça, porque aunque su techo es menor que el de otro proyectos anteriores, te pone la cáscara de plátano cuando el techo se baja y entran en juego otras variables y ritmos de juego. Es muy muy complicado ganar al Barcelona. Está por ver qué va a pasar cuando toque "la noche mala" y evidentemente en el horizonte pueden venir curvas importantes.
Lo que también tiene que ponderarse, es que efectivamente se ha dejado ver que el United tampoco dispone de calidad para zarandear. Es que le falta tanto de todo… Ayer necesitaba cuatro Pogbas para meter un gol.