El fútbol es de los futbolistas y por eso los sistemas de juego mutan, crecen, envejecen, mueren y vuelven a nacer. Los estados de forma, los rivales y la influencia de la derrota en el ánimo transforma a un futbolista y su entorno de una semana a otra. Valdría para todos los equipos de la Liga esta temporada pero un claro ejemplo de ascensión, caída y recuperación está siendo el Sevilla Fútbol Club. Cinco victorias en seis partidos y un derbi ante el Betis para culminar el despegue han hecho recuperar a los de Nervión lo más preciado: su ritmo ofensivo. De manera diferente en lo formal a la etapa de Machín, con el clasicismo de Caparrós guiando el objetivo, el conjunto sevillista vuelve a disponer de capacidad para desbordar al rival por frecuencia y cadencia en sus jugadas.
No obstante, por el camino encontró dificultades para asentarse ante el Betis. Caparrós ordenó por primera vez en esta etapa un doble pivote formado por Ever Banega y Roque Mesa, una disposición que rara vez ha funcionado incluso en mediocampos de tres hombres. La medida tampoco constó esta vez como satisfactoria salvo en la segunda mitad, cuando ajustando sus alrededores, les permitió avanzar sobre el campo y establecer posesiones más propias de sus características. Fue y está siendo la evolución de las bandas y los puntas lo que más está brillando con el utrerano a los mandos.
Caparrós ha recuperado el ritmo de juego con el que desbordar
Desde una clásico 4-4-2, lo más destacable del sistema que entronca con el mencionado ritmo de juego tiene que ver con la movilidad y la sincronización que puntas y extremos están ofreciendo con gran naturalidad. En transición, los puntas se reparten la caída a banda con la ruptura o la recepción de espaldas para después conectar con un extremo y apoyarse ara escapar de la primera presión. Esto se antoja crucial ante equipos de posesión alta y constante iniciativa, caso del Betis, pero también para repartirse el espació del área y la frontal ante equipos que se abren mucho menos, como ocurrió con el buen partido que los andaluces cerraron ante el Alavés hace unas fechas.
De manera independiente pero fundamental para comprender que de manera conectada o aislada con el juego el Sevilla es un equipo que suma mucha determinación, una vez más aparece el nombre de Pablo Sarabia, quien desde la derecha permite a los hispalenses encontrar un triángulo junto a Navas y Banega para encontrar a los puntas en el área o, si el ataque se genera en la orilla opuesta, cerrar las jugadas con el olfato de un especialista. Pablo Sarabia se ha propuesto encauzar su carrera como un atacante que parte de banda, haciendo de la productividad goleadora su verdadera razón de ser, toda una sorpresa para un mediapunta que en sus inicios no tenía claro como influir en el juego y/o en el marcador.
Ismael 14 abril, 2019
De todos modos no entiendo que el Sevilla fuera superior al Betis. Las ocasiones del Betis estuvieron ahí; mereció ganar el Sevilla por pura puntería…
En clave Betis decir que la temporada se ha visto lastrada por una planificación que quiso aumentar el nivel, pero que lo tenía que hacer en muchas posiciones y no tuvo para todo.
Un sistema con tres centrales (para mi entender muy bien trabajado y con una salida de balón de lo mejor de España que le da cosas al Betis) ha estado falto de, lo quizá más importante para este sistema, unos carrileros de ida y vueltas, capaces de ampliar el campo y con suficiente técnica para desbordar. Emerson y Junior (lesionado en lo más importante de la temporada) quizá valgan pero llegan demasiado tarde.
Otro problema es Tello (incluso Inui) que tiene que ser titular en este Betis pero q no le encuentran sitio con este sistema. Con el carrilero se pisa en su mejor posición (extremo izquierdo) y por dentro no funciona (al igual que el japonés).
Y por supuesto, el delantero.
En fin, Europa se pone en chino y el proyecto se verá afectado. Una pena.