Diego Pablo Simeone buscó frente al Brujas resolver el problema que le presentan las defensas de tres centrales con un 4-3-3 en el que Antoine Griezmann ejercía de primer punta, con Lemar y Gelson Martins a sus costados. La apuesta parecía tener sentido en el caso de que los belgas, que son un equipo que además suele hacerlo como plan base, pretendiera tener sus líneas adelantadas. Ahí la velocidad de sus dos extremos, sumada a la capacidad de Griezmann para apoyar y lanzar, parecían una carta ganadora.
Sin embargo el Brujas planteó un problema diferente, con el bloque a una altura más baja de lo habitual, lo que llevó al Atlético de Madrid a rematar menos de lo deseado. Desde el planteamiento dio a entender Diego Pablo Simeone que la idea era transitar por fuera con velocidad, a tenor del comportamiento de Thomas y Koke, los interiores, que quedaron bastante cerca de Rodri.
El Atlético de Madrid respondió a la defensa de tres centrales del Brujas con un 4-3-3, sin un delantero centro referencia
El hecho de que el trío de centrocampistas rojiblanco jugase prácticamente siempre en paralelo llevó a Lemar y Gelson a intentar ocupar zonas más interiores, lo que les llevó a jugar prácticamente siempre de espaldas y a no conseguir la que -dio la sensación- era intención del entrenador argentino, que era quedar de cara en posiciones abiertas y desbordar a su par.
En esa tesitura, el Atlético de Madrid se encontró prácticamente con una única vía de acceso a portería rival: Saúl Ñíguez. El ilicitano volvió a jugar como lateral izquierdo, y a pesar de que parece claro que reservarle ese papel limita un gran número de sus cualidades más importantes, fue el principal motor ofensivo del equipo madrileño.
Saúl fue, por sistema, prácticamente la única solución ofensiva del Atlético de Madrid
Su posición intermedia fue un incordio para el equipo belga, ya que ni Poulin -central derecho-, ni Amrabat -carrilero derecho-, llegaban a proteger su recepción. El primero para no saltar muy lejos de la línea de tres centrales y el segundo para no salir de banda y permitir que Lemar recibiera en aclarado sobre la cal, escenario que Saúl aprovechó para organizar los ataques de su equipo con cierto espacio.
El problema durante muchos minutos fue no poder aprovechar lo que Saúl producía, ya que la pelea de Griezmann y Gelson -que era el que cargaba el área en el sector opuesto- con las tres torres belgas resultó ser desigual. Sólo la entrada de Kalinic y el paso al 4-2-4 provocó una batalla más pareja en el área, pero la necesidad del gol derivó en ataques más caóticos que fueron bien defendidos por la nutrida defensa local.
David de la Peña 12 diciembre, 2018
Jugó un gran partido en mi opinión Saúl como lateral izquierdo, claro que esto tiene dos lecturas: lo bueno que es el futbolista o el problema colectivo que supone que él sea el motor ofensivo en un equipo con bastante más fondo de armario.