El Betis desde el Camp Nou

Uno de los grandes éxitos de un entrenador en lo general es conseguir que los futbolistas piensen que su idea los hace mejores, tanto a cada jugador como a todos sus compañeros. En ese proceso, el entrenador ha de ser capaz de transmitir el mensaje, invertir en convencimiento y abonar el terreno para que su materia prima entienda que todo cobra sentido cuando llega la hora de competir. Es lo que viene sucediendo con el proyecto de Setién en Sevilla esta temporada, la cual ha encontrado un momento concreto en el que el equipo ha visto que, bien ejecutada, su idea les hace tan buenos como cualquiera. Desde su victoria en el Camp Nou, el Betis no ha dejado de competir, enlazando momentos brillantes en todas las fases del juego. Desde aquel triunfo en ‘la casa de Cruyff’, tan simbólico, los verdiblancos han puesto una marcha más.

Hasta llegar ahí, la competitividad del equipo era estable pero estaba encontrando dificultades durante los partidos. Cuando ganaba posiciones en campo contrario, con sus carrileros dando amplitud a la altura de los laterales del rival, sin espacios para incorporarse y viendo a sus delanteros y centrocampistas sin espacios para imaginar, el ritmo de la circulación decrecía. Si bien el equipo era posicionalmente sólido, perdiendo bien la pelota y no sufriendo en transición a pesar de jugar con sus centrales muy arriba, la creación de ocasiones era un problema que atajar. Los toques más diferenciales debían correr a cargo de sus jugadores más rodeados, y esa exigencia erosionaba parte del plan.

El Camp Nou ha sido la lanzadera para el Betis actual

Bien se pudo comprobar esa situación cuando visitó el Wanda Metropolitano hasta que Simeone realizó un ajuste en la segunda mitad. Ahí, el Betis salía cómodo ante presión alta pero si el rival replegaba demandaba un hombre más en los costados para darle la pared a Junior y Francis, pues por dentro todo estaba demasiado congestionado. En su visita al líder del campeonato, el Betis conectó idea con inspiración y ganó para la causa recursos que hoy día se han convertido en pilares.

La insistencia de Quique Setién en William Carvalho quedó justificada en un campo donde un extra de calma engrandece cada acción y contagia a sus compañeros. El portugués, mediocentro asentadísimo desde aquella cita, está dando todo el sentido del mundo a ser el mediocentro de Marc Bartra primero y de Giovanni Lo Celso y Sergio Canales después. El técnico cántabro, que ya utilizó a Tana y Viera, dos mediapuntas, junto a Roque Mesa, como interiores del sistema en la UD Las Palmas, está sacando un rédito absoluto a las condiciones y particularidades de ubicar a dos jugadores posicionalmente diferentes a lo que es un interior clásico. Su capacidad para regatear y conducir ante acosos y persecuciones en los apoyos hacia el balón, eleva el techo del Betis a la hora de encontrar salida y atacar en espacios amplios.

Canales y Lo Celso son las llaves ante presiones adelantadas

Ahí, en esos momentos donde la jugada elimina rivales o cruza la divisoria y asienta al equipo arriba, la suma de Bartra, Carvalho y sus dos interiores-mediapuntas, multiplica las opciones: Bartra gana posición de mediocentro, sabiendo dividir y encontrar al hombre libre, Carvalho saca continua ventaja de su lectura de la presión del rival cuando intenta defender el ancho y llegar, en inferioridad numérica, a las bandas, y Canales y Lo Celso, vibrantes en el cambio de ritmo o en la frontal, con Guardado esperando su momento si la posesión busca más control, han logrado darle un sentido completo a los matices que en mente tiene su entrenador. En este sentido, Setién, como explicó en rueda de prensa ante el Espanyol, tiene claro que, si sus jugadores están inspirados y en dinámica positiva, prefiere que el rival le defienda de una manera concreta.

«Nunca se sabe, el día que estamos lúcidos con el balón, que vemos la jugada con claridad y rápido, prefiero que me aprieten arriba porque nos situamos bien, con buenos futbolistas que la aguantan y vienen a recibir, y muchos mecanismos trabajados con la comprensión alta de los futbolistas en esta faceta. Si estás lúcido en controles y pases… Hoy ha habido situaciones extraordinarias, salidas desde atrás que han sido un espectáculo. Quiero volver a ver el partido, son las que tenemos que ponerles a los jugadores porque el Espanyol ha apretado con mucha intensidad. Hoy en este sentido estuvimos muy bien».

Aquí está la gran fortaleza del Betis. Si le presionan arriba, tiene calidad y conceptos, mecanismos, desde el portero hasta el punta, para darle naturalidad a su salida ante presión alta para atacar espacios, sumando la ventaja de si bien se instala arriba, aleja al rival de la portería, consiguiendo una iniciativa en el juego que le aleja muchísimo de la derrota. Siete partidos, tres goles encajados, tres triunfos consecutivos -cinco victorias y una sola derrota-. Es el bagaje numérico posterior a su victoria en el Camp Nou, un resumen bastante fiel de las sensaciones y la calidad del juego del Real Betis.