Quizás el Emirates Stadium era el lugar más complicado para hacer creer a la gente en el proyecto futbolístico que iba a construirse. Demasiadas heridas abiertas en los últimos años, más después de que Arsène Wenger lograra darle otra dimensión al club. Por lado un estaban lado los que perdieron la confianza, por otro los que confiaron hasta el último momento en reverdecer viejos laurales, y en el medio, y quizás fue lo más triste, los que perdieron la ilusión.
El comienzo de Unai Emery tampoco ayudó, más allá de que las dos derrotas en las dos primeras jornadas se produjeran frente a Manchester City y Chelsea. Sin embargo, a punto de llegar al ecuador de la competición, lo que ha conseguido el técnico vasco es darle una forma concreta a su idea, mensaje que ha calado entre la afición, una barrera que por estar ya superada no debe recibir menos elogios de los que merece.
Las ideas de Emery ya pueden reconocerse en este Arsenal, que empieza a dominar muy bien la transición al ataque rápida y vertical
Esto fue fundamental frente al Tottenham, que se vio constantemente superado en el derbi del norte de Londres, más allá de que se marchase al descanso con ventaja en el marcador. Emery apostó por el 3-4-2-1 que estamos viendo con regularidad en esta fase de la temporada, buscó robos muy adelantados –Torreira da otra dimensión al equipo para ejecutar este plan– y después transiciones al ataque muy rápidas y verticales, intentando casi siempre aprovechar la ventaja numérica que tenía en los carriles exteriores.
De partida y como ocurrió frente al Chelsea, Pochettino buscó un rombo en medio campo que alejaba mucho a los dos interiores de ambas bandas. Ahí el Arsenal jugó un dos contra uno cada vez que pudo robar la pelota -lo hizo con continuidad en campo rival-, y tanto la dupla formada por Bellerín y Mkhitaryan en derecha como la que componían Kolasinac e Iwobi en izquierda superaban a Aurier y Davies. Los gunners profundizaban por fuera y luego encontraban a Aubameyang en el área.
El Arsenal dominó ampliamente al partido en la primera mitad
Sin embargo, el Tottenham logró darle la vuelta al marcador, y a pesar de que el Arsenal era superior, los dos puntas Spurs tuvieron la llave. Harry Kane conseguía ganar el apoyo -tarea que no fue sencilla dada la agresividad para buscar la anticipación de Sokratis- y sobre todo Son Heung-Min, que se acostaba sobre el carril izquierdo del ataque, estiraba a su equipo. El coreano jugó a gran nivel, tanto atacando el espacio sin pelota como conduciendo a campo abierto, siendo decisivo en la remontada.
En la segunda parte, Emery atinó con los cambios, y al acompañar a Aubameyang con Ramsey y Lacazette ganó calidad en sus transiciones al ataque, que siguieron siendo directas y vertiginosas, pero esta vez con más veneno y ocupando mejor los espacios. Ramsey venía dentro a donde no llegaba Dier, mientras que Lacazette rompía hacia delante obligando a una atención extra a Foyth y Vertonghen, que ya debían proteger las rupturas de Aubameyang. El resultado fue un Tottenham muy superado y una gran victoria del Arsenal, no sólo por los puntos y por hacerlo ante el gran rival, sino porque fue una victoria coherente con el modelo de juego, sin duda la mejor noticia para Unai Emery.
David de la Peña 3 diciembre, 2018
Es muy positivo para el Arsenal tener tan claras las cosas, y que estas cosas encajen tan bien en la idea que tiene Emery de ataque. Aubameyang, Mkhitaryan, Iwobi, los carrileros…
A partir de aquí el Arsenal podrá ganar o perder, pero la línea es clara y eso es algo que va a acercar al equipo a volver a la Champions.