El empate del Barcelona en Milán supo mejor que alguna victoria lograda en el arranque de temporada, porque a pesar de que en el debe está que los de Valverde sólo consiguieran llevar a la red uno de los veintiséis disparos intentados sobre el césped del Giuseppe Meazza, la sensación de que el cacereño ha encontrado un sistema por el que apostar de forma continua es un argumento mucho más valioso que tres puntos rescatados por Leo Messi.
El arranque del Barça en tierras italianas estuvo lleno de ritmo, seguridad en el pase y precisión a la hora de presionar. Valverde apostó de nuevo por el 4-3-3 en el que Arthur figura como interior izquierdo, con la significativa novedad de que el extremo derecho, en ausencia de Leo Messi, no fue Rafinha, sino Dembélé. La apuesta por el francés, que tiene como principales ventajas una mayor amenaza en partidos con muchas transiciones y un activo más profundo en el ataque posicional, supone un riesgo en la búsqueda del deseado escenario de control.
El Barcelona dominó con mucha seguridad en la primera media hora de encuentro
Sin embargo, el Barcelona lo logró con vehemencia en la media hora inicial frente al Inter. El equipo catalán aprovechó las dudas del Inter, que no terminó de ajustar bien su posicionamiento sin balón. Luciano Spalletti tomó la decisión de hacer una ligera modificación en su sistema, dibujando un 4-3-3 en el que Vecino y Nainggolan, la pareja de interiores, saltaban sobre el poseedor de la pelota culé, espacialmente cuando el pase llegaba a Rakitic y Busquets. A partir de aquí, el Barcelona tiró el cebo al río y pescó después.
La reacción fue puro automatismo desde la pizarra. Fue significativo que en algunas ocasiones, Rakitic y Arthur buscasen iniciar jugada por detrás de Busquets, y esto supuso atraer todavía más lejos a la pareja de interiores interista. Juntar pases en la primera línea y dejar después que Piqué o un excelso Clement Lenglet filtrasen pelotas en la espalda de Vecino y Nainggolan fue la forma de rajar el sistema defensivo interista. Especialmente en el sector izquierdo, donde el francés encontraba a un Coutinho que cerraba su posición y hacía de escalón intermedio hasta llegar al hombre del partido, Luis Suárez.
Si esa progresión con pelota del Barcelona tuvo profundidad fue gracias al enorme partido del uruguayo. Como en sus noches más grandes, masacró a los centrales del Inter, ganándoles duelos muy largos y dejando toques finísimos para que la jugada de ataque se orientase con acierto. Fue una exhibición de juego. Messi, absoluto dueño del sistema culé, redime a Suárez de responsabilidad en el día a día. Pero sin el argentino, el ‘9’ tiene que producir: ‘obliga’ al compañero a buscar su movimiento en más ocasiones, y esa capa de héroe le saca una sonrisa, escenario tantas veces repetido en Liverpool o Uruguay.
Luis Suárez jugó un partido descomunal
La segunda mala noticia para Valverde, además de ese único tanto a favor, estuvo en la cantidad de despliegues que ofreció el Inter en la segunda mitad, muchos más numerosos que en la primera. El entrenador blaugrana tendrá que lidiar inevitablemente con algunas dificultades. Unas, relacionadas con la producción de ventajas en campo rival desde lo individual cuando Messi no pueda hacerlo, algo que está estrechamente relacionado con otro problema, y es que esto obliga a que las piezas se despeguen más de la cuenta para forzar situaciones de gol.
El Barça post Xavi e Iniesta no tiene la grandeza para confiar tanto en un modelo de posesión y ataque posicional constante como para que un empate en el minuto 60 ó 70 no acelere los ánimos. Al Barcelona le está costando mantener la continuidad vista en el tramo inicial de sus encuentros durante 90 minutos, y es una tarea pendiente en los escenarios más exigentes. La entrada de Arturo Vidal en Milán devolvió cierto control al Barcelona, ya que hablamos de un centrocampista que sabe despegarse de Rakitic y Busquets y jugar entre líneas, obligando al rival a girarse y estar más pendiente de su espalda, cuestión necesaria si, como sucedió en el Giuseppe Meazza, el croata juega paralelo a Busquets. Ahora queda por ver con continuidad a Leo Messi en esta dinámica, sin duda la más positiva del Barça en lo que llevamos de temporada, para medir de verdad la altura del sistema de juego culé.
AdrianBlanco_ 7 noviembre, 2018
Ya estaba dejando partidos y actuaciones muy positivas, consciente de dónde sí y dónde no, pero lo de Luis Suárez anoche fue de bandera. Vaya cantidad de movimientos, hacia uno y otro lado, dándole muchísima profundidad al sistema del Barça. Ya venía jugando bien, insisto, pero ayer subió un peldaño en lo que venía dejando. Qué delantero. Qué garra. Este tío es enorme. 😀