El Real Valladolid se ha convertido en uno de los equipos revelación del arranque de la liga española, y lo ha conseguido de forma sorprendente, ya no porque la calidad de su plantilla sea inferior a la media en la primera división, sino porque esa fantástica racha de resultados ha venido bajo unos argumentos peculiares en un equipo recién ascendido.
Sergio González apostó en principio por un equipo muy enfocado a estar bien armado en campo propio, que tuviera la intención de ceder la iniciativa al rival y atacar espacios más abiertos. Los datos no engañan, y en los tres primeros partidos, el Pucela tuvo una media de posesión del 37%. Sin embargo, en los siete duelos posteriores, esa cifra se elevó a hasta algo más del 50%, consecuencia directa de los ajustes del entrenador catalán.
La fortaleza del Real Valladolid pasa porque sus jugadores de ataque tengan todo el tiempo posible la pelota
Sergio ha mostrado inteligencia para adaptarse a las particularidades de su plantilla. La fortaleza de este Real Valladolid está en los jugadores de naturaleza más ofensiva, y darles facilidades para hacerles llegar la pelota ha sido el guión elegido para el día a día. El equipo blanquivioleta mete mucha gente por delante del balón, y lo hace además ocupando muy bien todo el ancho del campo rival.
El nombre más destacado en este sentido es Toni Villa, que arranca desde banda izquierda pero muchas veces juega entre las líneas rivales, y si bien es cierto que Antoñito, en el otro perfil, sí es un jugador más de banda, la figura de Óscar Plan, a priori el otro titular, ejerce un efecto muy similar en banda derecha. Para completarlo, Sergio ha decidido rellenar aún más las opciones de pase por delante de la línea de balón, y Enes Ünal, Duje Çop o Leo Suárez, atacantes de movimientos y cualidades con pelota muy diferentes, van rotando para formar la pareja de puntas.
La apuesta continuada por Alcaraz y Míchel ha marcado el guión del Real Valladolid
El secreto de que esta enorme movilidad por delante de balón -a la que hay que añadir a Nacho Martínez, uno de los laterales izquierdos de lo que va de curso sin dudad alguna- está en la facilidad del doble pivote del Pucela para alimentar a sus compañeros. Desde que Sergio González ha apostado por Alcaraz y Míchel como pareja de baile, el equipo construye situaciones ofensivas más estables y por tanto, le es más fácil finalizar jugadas y, lo más sorprendente y llamativo, encadenar secuencias de ataque posicional bastante prolongadas, lo que sin duda representa un enorme mérito para un recién ascendido a una de las ligas más dotadas desde lo técnico de todo el planeta.
Lógicamente este modelo resulta más complicado contras los gigantes, pero Sergio González está sabiendo también construir sistemas defensivos para esos escenarios que están resultando bastante competitivos. Los casos evidentes son los choques frente a Real Betis o Fútbol Club Barcelona, donde el equipo supo bien donde poner énfasis en qué espacios defender para mantener incómodo al rival, completando después su planteamiento con el apoyo que supone contar en plantilla con jugadores como Toni Villa o Leo Suárez, eléctricos y con cosas que decir a campo abierto. Del Valladolid puede decirse que está sacando el máximo partido a las características de sus futbolistas, y no hay mejor noticia para un equipo de fútbol
David de la Peña 3 noviembre, 2018
Me encanta el Real Valladolid. Me parece un ejemplo claro de cómo saber gestionar la dificultad que representa el cambio de categoría. Es un equipo muy adaptado a las necesidades de la Primera División: salir de presión, saber jugar en espacio reducido, conservación de balón. Tiene muchísimo mérito además porque en esta liga hay mucho nivel, y me parece un equipo potenciado al máximo.