Asier Garitano construye equipos que se mueven muy bien en escenarios de inferioridad y adversidad. En estos primeros ocho encuentros ligueros al frente de la Real Sociedad, el vasco se ha encontrado con las lógicas dificultades para consolidar su idea y una plaga de bajas que reduce mucho el techo futbolístico y competitivo. Con el derbi como oportunidad para estrechar las distancias desde otros puntos de vista, el conjunto donostiarra sacó partido de algunas de las virtudes que se le reconocen a su líder en el banquillo. Fue un derbi de clarísimos contrastes, en el que por elección y por necesidad, la Real cedió por completo la iniciativa.
Y el Athletic, intuyendo el movimiento, actuó en consecuencia. Eduardo Berizzo entregó el equipo a Iker Muniain, rodeándole de un Beñat más retrasado, Williams tratando de estirar y de mover a la zaga y Susaeta y Raúl García compensando por el sector derecho. La movilidad del menudo crack navarro sería el origen de muchas de las jugadas en campo contrario, para lo que la Real se preparó reforzando aún más su identidad defensiva, basada en dos líneas de cuatro, con cuatro hombres, centrales y pivotes, manteniendo la altura y no cediendo espacios por dentro. El Athletic tendría la pelota y generaría cierta profundidad exterior.
Muniain fue el faro del Athletic en los primeros 45′
Pero cabe resaltarse que sin el ritmo tan alto al que quizás Berizzo quería, o quiere, acceder y ambicionar, tuvo en el mencionado a Muniain a su principal suministrador. Desde el costado izquierdo, pero con funciones muy complementarias entre sí, Muniain trató de incidir con una recepción tanto abierta como intermedia, para lograr atraer al pivote derecho, Illarramendi, y poder meter a los suyos arriba, a los rivales por dentro y a Susaeta al espacio, como ocurrió en el gol del empate. No obstante, aunque la presencia y la tenencia fue vizcaína, Garitano no estaba incómodo.
Dos hombres fueron especialmente importantes en su función sin balón. El extécnico pepinero viene utilizando los costados de manera indistinta. Primero como elección y desde los planteamientos y más tarde obligado por las bajas, en sus bandas están alternándose piezas de control o verticalidad para sumar argumentos en todo tipo de planes, pero esta vez fue su mediapunta la que permitió igualar fuerzas en mediocampo. Rubén Pardo por delante de Illarra y Zubeldia permitió tapar las vías de acceso por el carril central mientras posibilitaba una recepción directa en la posterior transición. Sin Willian José ni Juanmi, salir fue siempre un compromiso para los txuriurdin.
Zubeldia fue el espíritu no solo del choque, sino de un ‘partido tipo’
Pero sin lugar a dudas, la victoria la imaginó y la cerró, con especial relevancia en ello, Igor Zubeldia. El mediocentro realista, que vino a representar un contexto puntual en el que creció poderosamente. Su capacidad para no perder la posición y dar a pie a provocar errores no forzados, dio continuidad a un encuentro muy desdibujado del Athletic en la segunda mitad. El joven mediocampista donostiarra es uno de esos elementos que refuerzan las virtudes de un conjunto y un entrenador que sí que garantiza competitividad en contextos de dificultad.
Chema 6 octubre, 2018
El Athletic tiene un serio problema con la delantera. He de reconocer que nunca he sido un gran "admirador" de Iñaki Williams, creo que es más bonito que bueno y esa velocidad que tiene no es realmente productiva. Por no hablar de su faceta o capacidad de cara a gol, donde se queda muy muy corto. Dicho esto, lo que no alcanzo a entender es por qué lleva cerca de dos temporadas jugando como '9'. Cierto es que la edad no perdona a Aduriz y que en la cantera nadie está pidiendo paso, aunque personalmente creo que ganaría más un equipo de Berizzo con Raúl García arriba, por ejemplo, contando con Aduriz siempre y cuando esté bien físicamente.
Además de tener a alguien con más presencia arriba y con acierto en la portería rival, las carencias de Iñaki en una banda no se manifiestan tanto e incluso desde ahí sí que intuyo que puede ser ese futbolista que produzca aunque no llegue a ser determinante.