El pesimismo generalizado que engulle todo lo que rodea a la selección italiana tiene mucho más peso que el derivado de no haber conseguido sacar billete para Rusia 2018. El fútbol está plagado de accidentes y en base a eso la histeria puede quedar aparcada, pero es evidente que en la Nazionale hay una evidente falta de talento que en este momento está haciendo a vagar a una de las camisetas con mas peso histórico de todo el fútbol mundial.
Italia transmite un grave problema de talento individual
Quizás por eso Roberto Mancini sorprendió con su alineación para visitar a Portugal, ya que la llegada de la UEFA Nations League deja menos margen a los amistosos, tan importantes como banco de pruebas para el momento que vive el nuevo proyecto de la selección italiana. Frente a Polonia el cuadro azzurro mostró numerosos problemas, pero es cierto que al menos dejó el atisbo de que la primera idea, con continuidad y sumando algunos nombres como el de Marco Verratti, podía tener cierto recorrido y sobre todo, y lo más importante, ganar un punto en una competitividad que ya parece un añejo recuerdo.
El seleccionador italiano apostó para enfrentar a Portugal por un 4-4-2 clásico que nunca logró su cometido. Sin balón, la intención de presión era fácilmente esquivada por el cuadro luso, que veía cómo Jorginho y Cristante, los componentes del doble pivote, no ofrecían un filtro sólido al cuadrado que formaron de forma constante Ruben Neves y William Carvalho en un primer escalón -el ex del Betis arrancó como interior izquierdo y jugó un buen partido- y Pizzi y Bernardo Silva colándose entre líneas.
Los cuatro medios portugueses desbordaron constantemente a Italia
Portugal salió de partida con un 4-3-3 en el que el comportamiento de los extremos y los interiores era radicalmente distinto. Carvalho se acercaba al pivote, Ruben Neves, mientras que Pizzi ganaba altura y se asociaba con Bernardo Silva. El vigente campeón de Europa jugaba cómodo en campo rival, y con los apoyos de espaldas de André Silva y la profundidad que aportaba Bruma desde posición de extremo izquierdo, finalizaba jugadas con bastante continuidad.
Para Italia, dado el escenario de partido, resultaba un problema salir con continuidad. Mancini eligió como pareja de puntas a Zaza e Immobile, dos futbolistas claramente enfocados a finalizar jugadas, de una u otra forma. Hablamos de dos atacantes con dificultades para enlazar acciones fuera del área si el equipo está con el bloque muy atrás, y ese déficit de técnica de sus puntas provocó aún más tapón para que Italia lograse desplegarse.
Italia mostró muy poca capacidad de reacción
Las soluciones desde la pizarra de Roberto Mancini nunca estuvieron reforzadas por un salto cualitativo, ya que a pesar de la rotación, quizás sólo en el centro de la zaga había relevos de primer nivel si hablamos de jerarquía. Ni el paso a un segundo punta más enfocado a recibir al pie y generar jugadas como Berardi, ni la vuelta al 4-3-3 con el del Sassuolo más Chiesa recibiendo abiertos, generó incertidumbre a Portugal, y sólo el al 4-2-4 con un juego muy directo provocó alguna acción de peligro, siempre atropellada y con escasa posibilidad de éxito.
Andrés Madrid 11 septiembre, 2018
Italia necesita que Verratti de un paso al frente y sea lo que se dice que puede ser. Y que le salga casi de la nada un delantero de los buenos de verdad. No Inmóviles o Zazas de la vida.