Solo un equipo compareció como tal en una noche que prometía un duelo que no terminó dándose. En el siempre inspirador Sánchez-Pizjuan, el Sevilla de Machín cuajó 45 minutos soñados ante una de las versiones más grises del Real Madrid. La diferencia de concentración, intensidad, efectividad y orden se reflejaron en el marcador para conformar un resultado que hizo despegar un sistema que ha encontrado en Silva y Ben Yedder la pólvora necesaria para traducir en goles lo que está empezando a ocurrir por detrás, que es muy nuevo y sobre todo inesperado. En clave madridista, su actuación fue igualmente anómala y no correspondió tanto a lo táctico aunque hubiera motivos para pensarlo.
Empezando por el principio, la clave que impregnó toda la primera parte fue el control. No el llevado a cabo en torno al balón, sino el control del campo. El Sevilla fue un equipo armado, junto, que sacó el máximo provecho al rectángulo para hacerlo pequeño abajo y muy grande arriba. Por su parte, los de Julen Lopetegui no encontraron en ningún momento la manera de hacerse con el dominio del partido. Y es que en lo referente a la alineación, la no presencia de Isco Alarcón y Dani Carvajal terminó resultando crucial. El primero no estaba disponible en un día en el que el Madrid no pudo arañar control a una noche de nubarrón y escasa profundidad, mientras sin el segundo, el Madrid no pudo estirar lo que el galés Gareth Bale intentó aportar para compensar la falta del malagueño.
El Sevilla salió fulgurante y aprovechó cada llegada a gol
La movilidad de Isco requiere en el sistema madridista de herramientas y actitudes que compensen sus decisiones para ser profundos una vez recibe Alarcón. En el día de ayer, con su equipo espeso y estático, su ausencia se entendió como una dificultad añadida, pues a falta de agresividad y rupturas exteriores, es decir, a falta de unos laterales que compensen a Isco sumándose a unos fijos Kroos, Casemiro y Modric, la presencia del ’22’ reporta descanso con balón. Y sin él, Marcelo y Nacho fueron los peores socios para compensarlo. Moraleja: sin profundidad en los laterales y en el trío atacante, el control de Isco podría haber servido para templar una escena que el Sevilla agitó con ese tremendo legado que enciende las grandes noches en su estadio.
El conjunto hispalense ofreció un compendio de precisión y voracidad en su plan de partido. La amplitud, profundidad y hambre de Jesús Navas acompañó al gran momento de sus puntas, que ya acumulan minutos y acierto suficiente como para que esto se entienda como un paso semiestructural para su entrenador. La presencia de ambos ante la insistencia de Navas y la configuración de un centro del campo atípico está dejando algunas notas que hablan realmente bien de las decisiones tomadas por su míster. Así, siendo Banega, Sarabia y Mudo Vázquez un interior y dos mediapuntas, se están comportando como un mediocentro y dos interiores. Movidos por una noche grande, los tres dieron rienda suelta a su calidad sin dejar un resquicio a la desconcentración y el rigor posicional. Banega daba el pase adecuado para escapar de presiones o activar la jugada, mientras Mudo calmaba y engalanaba la jugada antes de que Sarabia hiciese daño al espacio o la llegada.
La posesión blanca fue estática, sin profundidad y sin claridad
Ante este escenario, y con muchísimos hombres en el área, separando a un Madrid paralizado en la circulación, las ventajas, de todo tipo, tácticas, técnicas y competitivas, que fue sumando el Sevilla, dieron pie a tres goles que el Madrid estaba comprando en cada uno de sus ataques posicionales. Desde un arranque fulgurante, acosador y permanente que originó el Sevilla, el conjunto blanco dejó entrever una noche aciaga en la que jugó sin apoyos, sin intención en su circulación y con serios problemas para mostrar ocupación del campo acorde e intensidad en cada mínimo movimiento sin balón de todos los jugadores. Especialmente relevante fue la poca convicción con la que los interiores (no) se liberaban del eje a la par que los centrales intervenían muy poco en la creación de ventajas. Sin profundidad, sin activación y sin soluciones para hacer el campo grande, las pérdidas de balón se produjeron mucho más abajo que de costumbre. El fútbol siempre tiene explicación cuando un equipo que se explica desde el balón no logra cuidar las cuestiones más elementales.
En campo contrario, el Madrid acusó las dificultades para crear juego desde las alas. Y un detalle, comentado más arriba, fue el perfecto resumen. Sin Isco en izquierda, Bale lanzó múltiples movimientos en apoyo para hacer progresar la jugada. Su amenaza fue acompañada por Sergi Gómez, en persecución individual en esos arrastres, generando un espacio que nunca se aprovechó por parte de Nacho o Modric, tan estáticos como inseguros para dinamizar el ataque. Ante una defensa de cinco y un mediocampo de tres hombres, el Madrid fue incapaz de aprovechar su fortaleza en la medular. Porque una vez la pelota permanecía sin sentido en las botas de un hombre blanco, en las áreas, André Silva y Tomas Vaclik construían, no sólo la victoria, sino la necesaria confianza para reproducir con frecuencia desde ahora lo imaginado por su entrenador. El portugués sigue a gol por partido y el portero checo se está mostrando como un evidente salto de calidad en la meta. Dos de las individualidades que iluminaron una noche vibrante para Machín e irreconocible para su rival.
umas21 27 septiembre, 2018
Para mí dos individualidades que marcaron completamente el partido fueron Vaclik y Nacho. El portero sevillista dejó una noche espectacular, si este es su nivel real… que notición para la liga, me dejó boquiabierto la mano que saca en el mano a mano ante Bale, como aguanta hasta el último momento y mete una mano dura para tapar lo máximo posible, paradón!
En cuanto a Nacho, es de los poquísimos partidos que le he visto en los que se puede decir que no dió el nivel, como lateral nunca supo si su marca era el Mudo/Sarabia o Arana, no estuvo nada contundente llendo al suelo, ni cerrando el segundo palo (tuvo que ser bale el que hiciese ese movimiento en un par de ocasiones, en una de ellas salvando un gol clarísimo del sevilla) y en ataque fue la nada, aunque lo cierto es que la entrada de lucas tampoco cambió muchas cosas por lo menos le dió un aire diferente al ataque.
No entiendo porque Lopetegui no pasó a un 3-4-3 en cuanto se vio 2-0 quitando a Nacho o Casemiro por Lucas u Odriozola para igualar el esquema de tres centrales del sevilla. Me sorprendió mucho su falta de ajustes (el primer cambio es en el 60 con 3-0 en el marcador).
Por último destacar el veneno de Sarabia, vaya partido, el chico está llamando a luis enrique!