Philippe Coutinho y Ousmane Dembélé representan dos individualidades tan incoherentes como necesarias para el FC Barcelona. El brasileño, partiendo desde el interior izquierdo, y el francés, como (teórico) extremo por ese mismo lado, abanderan la nueva reconversión blaugrana. En un Barça ciertamente escaso de intérpretes posicionales en torno a Leo Messi, el cuadro de Ernesto Valverde está agradeciendo la determinación de dos futbolistas que hoy por hoy, como volvió a quedar claro ante el PSV Eindhoven, no cuentan con una sola jugada que ambos compartan al mismo tiempo. Porque es de vital importancia insistir en esto, en el denominador que ambos no están llegando a dividir entre sí, para entender el comportamiento actual de este Barcelona. De lo que ambos, en el mismo once, pueden darle a su técnico. Y de lo que, en cambio, también le están dejando de dar a Valverde; e incluso al propio Messi. Y, en especial, a su “envío de rosca”.
El FC Barcelona dominó al PSV en la primera parte desde un ritmo muy lento
El Barcelona recibió al PSV con su mejor once a día de hoy. Con Busquets por delante de Piqué y Umtiti, Rakitic sobre el perfil derecho y Coutinho, por el otro lado, en una posición intermedia entre el interior y la zona de tres-cuartos, la distribución de los extremos volvió a representar la asimetría de un esquema que por momentos fue 4-4-2, y a ratos una especie de 4-3-3. Dembélé, por el sector izquierdo, viene realizando un patrón muy parecido en cuanto a sus movimientos: a pesar de partir muy abierto, pinchado casi como un extremo puro, sus acciones están siendo todas por dentro, mediante una especie de comba (imaginaria) que le lleva a arrimarse al pase para, con balón o sin él, acercarse al borde del área. Un movimiento muy constante que, por sí solo, está sirviéndole al FC Barcelona para cargar la frontal con una segunda amenaza, más allá de Luis Suárez. Pero que, en términos estructurales, no le está sentando nada bien a su entorno.
Ni a Coutinho ni a Jordi Alba. Ni al extremo ni al lateral, por cuestiones logísticas. Sea como fuere, la goleada de ayer ante el cuadro neerlandés volvió a dejar claro que Valverde, a mediados de septiembre, no está en condiciones de poder prescindir de ninguno de estos dos en su esquema. Porque los dos, por muy poca conexión que estén demostrando entre sí, son dos piezas de un valor incalculable para el presente blaugrana. El FC Barcelona, de un tiempo a esta parte, ha dejado de dominar a sus rivales desde la posesión. Y lo de ayer, de hecho, no fue una excepción. Durante largos tramos de la segunda mitad, el PSV consiguió salir con bastante soltura al ataque. Y esto, lejos de ser un hecho meramente circunstancial a la velocidad de Lozano o las descargas de De Jong, tiene su quid en la naturaleza futbolística de algunas de estas piezas con el sistema.
Coutinho no es un interior de posición. Ni lo fue, ni lo es y, quizás, nunca llegará a serlo. Pero no por ello es menos útil para el FC Barcelona de Leo Messi. Y, sobre todo, para un FC Barcelona que, por unas u otras cosas, está adoptando un rumbo totalmente distinto al de su pasado no tan lejano. Sin embargo, no es que el presente esté siendo realmente halagüeño con la esencia que desprende la conducción, el regate y el disparo de uno de los mejores “peloteros” de hoy en día. La movilidad de Dembélé, de hecho, está restándole mucho espacio a Coutinho; que vive de estas zonas de alrededor a su hábitat: el pico izquierdo –el derecho para el contrario- del área. En resumidas cuentas, el francés y el brasileño están pisando sectores muy parecidos, entre los movimientos que está dejando el primero (Dembélé) y la innata espontaneidad (Coutinho) del segundo. Una especie de baile en el que ambos, tan lejos (de entenderse) el uno del otro, están haciendo de todo menos bailar, como diría la canción. Pero tanto el uno como el otro, pese a ello, son absolutamente indispensables.
Dembélé y Coutinho no se están acabando de entender por el sector izquierdo
El hecho de que el FC Barcelona esté dividiendo sus posesiones mucho más que antaño es, de hecho, una oportunidad para el fútbol de Ousmane Dembélé. En un Barça al que le está costando dinamizar sus encuentros, imprimirle ritmo al pase y agilizar los envíos entre uno y otro sector, como volvió a ser palpable durante los primeros cuarenta y cinco minutos de ayer –sin entrar a valorar las recepciones y las conducciones de Leo Messi, que ante el PSV estuvo de lo más participativo sobre el carril central-, la verticalidad del futbolista francés es un arma arrojadiza. El 2-0 ante el PSV, sin ir más lejos, fue la mejor prueba de ello. Y un argumento, por sí solo, de mucho peso como para avalar su presencia dentro del esquema titular. El Barcelona de Ernesto Valverde está pudiendo correr –aunque también le están atacando bastante así-; y en dicho intercambio de golpes existen pocas bazas tan demoledoras como la explosividad de Ousmane.
Pero el problema, conviene insistir en ello, se torna más pernicioso en escenarios posicionales. La actividad de Dembélé, la que le está llevando a acabar sus arrancadas en la frontal, está desnudando, en cambio, una de sus mayores carencias: sus toques no simbolizan la excelencia. No detentan la precisión más fina, ni mucho menos quirúrgica, que demanda(ba) un ataque más estático como el del FC Barcelona. Y eso, además de un problema de ritmo y continuidad, le está reportando al equipo azulgrana una serie de contrariedades para con el método que –no tanto por sus futbolistas sino por la esencia- está tratando de mantener el vigente campeón de LaLiga. Muchas de las pérdidas que están castigando al Barça están llegando desde este sector, o están relacionadas –directa o indirectamente- con el mismo, y con el tiempo del que está disponiendo Jordi Alba. El lateral izquierdo de Valverde, clave por su profundidad –su timing y su desmarque- en contextos más cerrados, no siempre está pudiendo gozar de las mejores condiciones para desplegar su fútbol. Y ahí, aunque sea la mismísima pierna izquierda de Messi la encargada de activarlo, el Barça podría llegar a sufrir daños colaterales del reparto entre Dembélé y Coutinho.
Luis Restituyo 19 septiembre, 2018
Creo que a dia se hoy se antoja necesario mandar al banquillo a uno de los dos, creo que por jerarquía Coutinho no será, se que estoy siendo drástico pero si Valverde quiere que este Barça se parezca mas al de Pep que al de Luis Enrique tendrá que hacerlo o inclinarse mas a un 4-2-3-1 con Dembelé por derecha, Coutinho por Izquierda y el doble pivote Busquets-Rakitic y apostar por un poco de intercambio de golpes mas que por el toque, parece difícil que Dembelé vaya a corregir su defecto en cuanto a los toques en espacios cerrados, o al menos no en lo inmediato… debe apostar por potenciar las piezas que rodean a Messi si quiere tener mas chances de Champions en esta temporada.
Por otro lado, no se quién vio los minutos previos a Arturo Vidal en el gol de Messi, la colocación y la creación de líneas de pase !!!… parece como si llevara tiempo aquí, pero claro, entrenó con Pep y eso explica todo, pero a decir verdad que es bastante ilusionante lo que puede alcanzar el Barça con este banquillo que ya se va a empezar a poner a prueba en partidos importantes (Lenglet le toca jugar de TITULAR el partido vs Tottenham por la sanción de Umtiti) Arthur solo le falta minutos y creo que cuando se llegue a entender con Busquets, elimine ese defecto de tener que ir a la base de manera excesiva para buscar el balón y aprenda a esperar entre lineas pues tendremos ese organizador que tanto se ha estado buscando en el club, me falta ver a Malcolm que por ahí creo que cuando se recupere, si aumenta el nivel y se adapta Dembelé va a tener una competencia sería por el puesto.
Alguien más a notado a Rakitic fatigado y cansado ya para el 60 o el 70 ? Creo que el Míster debe darle descanso en los próximos partidos y darle mas minutos a Arturito Vidal.
Griezzman no debió decir que come en la Mesa de Messi, no debió hacerlo….