Seguramente para quedarse, Ipurúa ya impone en esta nueva temporada. La plenitud de un campo y una filosofía se hizo sentir de manera inequívoca por primera vez esta campaña con la visita de la Real Sociedad de Asier Garitano, en un encuentro que seguramente tenga un significado relevante por la relación que la victoria y el resultado puede tener para que el conjunto armero ajuste en el parón lo que por otra parte aún deja la sensación de que le queda tiempo para ensamblar plantilla con libreto. Sumando hasta casi un 60% de posesión, el Éibar, aún con dificultades importantes en la parcela defensiva, le cogió el punto al encuentro, uno en el que la Real salió adaptándose a lo que quiere su entrenador y a lo que exige el campo de su oponente.
La Real Sociedad salió cediendo balón pero no tanto terreno
El conjunto donostiarra está acumulando minutos suficientes para inferir que será muy habitual verle afrontar determinadas visitas y tramos de juego de la misma manera. Garitano está invirtiendo muchos minutos de los partidos en ceder la iniciativa, formar su defensa organizada, a diferentes alturas -ayer sí jugó en su clásico bloque medio-, y saliendo en largo para evitar la presión de los de Mendilibar. Una de las principales amenazas que debe evitarse del equipo eibarrés reside precisamente en entender que la segunda jugada debe ganarse en campo contrario y no en campo propio y que para ello el balón largo o la salida lateral son caminos mucho más precavidos y competitivos si, como se demostró ayer, los pivotes y extremos del Éibar están bien acompasados y precisos en el robo tras pérdida.
Los de Mendilibar crecieron en juego y competitividad
Así, con Willian José escapándose a espalda de Oliveira primero y una segunda acción posterior que acabó en penalti y el 0-1, el Éibar mostró de nuevo los nervios que están atenazando su presente, y a los que tanto se refiere su entrenador en sala de prensa. Con marcador a favor, la Real fijó su planteamiento en zona de medios. Como fue habitual en su etapa en Leganés, el bloque defensivo de Garitano se enfocó en el escalón intermedio de la posesión, pero como era previsible, todo se originó por fuera o en largo. Los puntas se emparejaban con los centrales donostiarras, mientras que Orellana y Peña por derecha comenzaban a mandar señales de dominio en la zona de un Theo Hernández que sigue encontrando dificultades en defensa posicional.
Diop y Sergio Alvárez dominaron a Illarramendi y Zubeldia
Fue en el último tramo de la primera parte donde Diop y Sergio Alvárez, los pivotes locales, comenzaron a dominar el encuentro con su defensa adelantada, su presión tras rechazo y su apertura a las bandas. Ahogando poco a poco al rival, robando la pelota después de girarlo por fuera en profundidad, el Éibar no sólo fue lo que siempre ha sido, sino que conectó con la grada y articuló el partido que siempre le ha caracterizado. Con Milla creciendo desde la izquierda y Enrich cargando la zona de Héctor Moreno y Theo, el dominio fue, llegado a tal punto, muy acentuado. La Real, con Bautista por Willian José, intentaba cruzar la divisoria más en largo pero lo que se vio en la segunda parte no cambió demasiado el signo y el desarrollo del partido. El Éibar ya está aquí y la Real lo sufrió en primera persona.
AArroyer 1 septiembre, 2018
Me gustó mucho el Éibar, sobre todo porque vi a los pivotes "dentro de la idea", robando arriba, con una altura media elevadísima sobre el campo, ahogando a Illarra y Zubeldia, dejando sin salida a la Real. A ver cómo evoluciona pero el sello sigue ahí, indudable.
Sobre la Real… sigo pensando que la naturaleza de la plantilla requiere de algo más mixto. Intuyo un camino algo más secundario con respecto al balón y no sé si eso a la larga es productivo.