Clement Lenglet no es sólo una oportunidad de mercado que el Barcelona de Valverde ha logrado hacer efectiva sino también la adquisición de uno de los mejores centrales del momento. La temporada 2017-2018 del zaguero galo significó no solo una progresión ininterrumpida, sino su verdadera consagración dentro del máximo nivel. Su figura se midió entre Liga y Champions, y con resultados valiosísimos, a los mejores delanteros del mundo -Cristiano Ronaldo, Luis Suárez, Robert Lewandowski, Karim Benzema, Mohamed Salah, Diego Costa o Romelu Lukaku-, así como fue una de las que mejor ayudó a construir, con una extraordinaria e incuestionable relevancia en el proceso, el sistema del Sevilla de Montella que desde enero mostró trazas de un equipo de gran nivel, justo lo que no había conseguido hasta el momento.
En el análisis del movimiento que lleva a Lenglet al Camp Nou entran, con similar importancia, ambas cuestiones, pues en lo individual el francés mostró un crecimiento competitivo y técnico digno de un central de referencia, mientras se le vislumbró la madurez y el fútbol necesarios para dar cuerpo a un nuevo sistema desde sus decisiones y su ascendencia, dos circunstancias imperativas en el aterrizaje en un equipo de la dimensión y magnitud del actual campeón de Liga y Copa. El Barça ficha un central para rendir desde el primer momento y bajo cualquier contexto, pues si bien Clement deberá atenerse a la hoja de ruta de un club ideológico en lo futbolístico, el francés está capacitado para el ser el central que le pidan ser; el central de cualquier sistema, el más propicio para un delantero de espacios o de juego directo; de un centrocampista pasador y pausado o de otro de ritmo alto y llegada. Clément es el central de todos.
El francés sabe aportar calma defendiendo muy lejos del arquero
La progresión del exsevillista como central de equipo dominante, aquel que elabora discursos a largo plazo como también afronta y propone planteamientos concretos en eliminatorias, donde el traje cambia y la técnica y la mentalidad varían, ha sido enorme en los últimos doce meses, especialmente en la segunda mitad del curso pasado. Y en cada estación de dicho recorrido, Lenglet ha ido iluminando y subrayando su condición de central de equipo con aspiraciones, principalmente en la necesidad de tomar decisiones en base a todas las variables que puede manejar y descifrar un central. Hay un ‘modus operandi’ en Lenglet que lo capacita tanto para cualquier contexto defensivo a nivel global, como para cualquier acción concreta a nivel puntual. Y además, todo lo hace de forma ciertamente genuina.
Clement Lenglet encontró en el Sevilla 2017-2018 ese liderazgo y madurez competitivos con los que facilitar lo que su equipo se propuso ser desde la idea dibujada por su entrenador. Evaluando la zona del campo, las características del rival y el tipo de acción defensiva requerida, Lenglet manejó con precisión, colocación, calma, equilibrio y cintura el escenario al que se enfrentaba en cada momento del juego. Es muy común, por citar un ejemplo, comprobar con qué maestría interpreta la primera decisión tomada por su par. Los dos primeros segundos del atacante tras controlar la pelota, le dan información a Lenglet para intervenir con seguridad y agresividad, o bien conducir y reorientar cuerpo y posición para tapar el espacio que podría desbordarle a la espera de que su equipo se reconfigure. En esos dos segundos, Lenglet toma la mejor decisión y desbarata acciones por calidad individual o gana tiempo para solventarlas de manera colectiva.
Y sea en la intervención –ir al suelo, anticipar, meter la pierna o la cadera- o en la espera, con tal de que el delantero tenga más tiempo el balón en los pies y dude o comprometa la sorpresa, Lenglet es un central de absoluta garantía en ambos lados de la cuerda, siendo un zaguero que decide muy bien y que además dispone de la técnica defensiva, la medida agresividad, la elección correcta y la concentración adecuada para favorecer el juego que haya decidido elaborar su equipo. Por eso, en clave Fútbol Club Barcelona, Clement Lenglet parece perfecto para encajar como titular o como elemento de rotación en el segundo proyecto de Ernesto Valverde. Sobre todo porque el Barça se ha movido en la dirección en la que se ha orientado el fútbol de Lenglet. Centrales perfectos en la colocación, reflexivos para medir sus intervenciones en tiempo y espacios adecuados, para no salir siempre bien en las fotos que definen el álbum de un defensor.
Clement Lenglet rara vez toma la decisión equivocada
Con balón, si bien no reúne la ortodoxia completa en cuanto al pase, la conducción, la visión y la calidad en los envíos, en todas raya a un notable nivel, llegando a mostrar recursos algo arriesgados cuando su nivel de confianza se lo ha permitido. En Barcelona deberá asumir más peso en cada pase y sumar siempre desde el pase raso para batir línea o encontrar cambios de orientación que desahoguen. Su iniciativa no es ni muchos menos escondida cuando la situación demanda dar pasos al frente con la pelota pero éste será, seguramente, uno de los termómetros de su aclimatación al conjunto azulgrana y donde más margen de mejora puede encontrar si toma confianza y se atreve a generar fútobl desde su envío en largo o sus recursos en situaciones comprometidas.
Por otro lado, Lenglet comparte con Piqué, Vermaelen o Umtiti conceptos defensivos y temperamentales bien parecidos. Por todo lo expuesto con anterioridad, el encaje del francés parece adecuado para no sufrir periodos de adaptación, desde todo punto de vista, competitivo, estilístico y rítmico. Su eliminatoria ante el Manchester United terminó por consagrar un compendió de virtudes que suenan idílicos para rendir en el sistema que Valverde construyó para que sus centrales vivieran lejos de portería, no tan expuestos en cuanto a efectivos que quedaban por delante de ellos, y un ritmo, tanto en la presión como en la posición del bloque, adecuados para el fútbol que define a Lenglet, tan productivo para el día a día como altamente cualificado para defender área, campo propio o campo abierto ante los mejores equipos del mundo. Un movimiento calibrado a la altura del jugador.
Martín Seijas 4 agosto, 2018
Enorme acierto del Barcelona con este fichaje. Creo que va a dar un buen rendimiento desde ya, y con 23 años aún tiene margen de mejora. No lo veo como titular desde un principio, Piqué seguramente sea intocable y Umtiti es, para mí, el mejor central que tiene el Barcelona en plantilla, además hay que recordar a Vermaelen, que aún puede ofrecer buenos minutos (y esto sin contar a Mina y Marlon, que parece seguro que van a salir), pero que va a tener minutos seguro. El caso es que estamos hablando de una posición donde las rotaciones no suelen ser tan habituales como en otras y puede darse el caso de que su progresión se vea frenada. pero tampoco lo cedería a otro club, teniendo en cuenta que la temporada es muy larga y el historial de lesiones de Vermaelen.