Nada de lo que ha visto y enfrentado la Croacia de Modric, Rakitic y Mandzukic se asemeja a esta Francia exuberante y equilibrada en la final de esta Copa del Mundo. Desde todo punto de vista, el combinado de Zlatko Dalic ha chocado con conjuntos que, o bien mostraban calidad individual de gran nivel o idea colectiva bien trabajada y ejecutada, dos circunstancias que su rival del domingo suma y combina, además, en enormes proporciones. Es por eso que sus virtudes competitivas, las croatas, puedan verse mermadas al quedar expuestas las limitaciones futbolísticas y tácticas de un colectivo que precisamente deja a deber en la solidez de su estructura. Croacia está mostrando una formidable respuesta anímica a los problemas pero los que podría afrontar en la final responden a otro orden que requiere de respuesta táctica. Son palabras mayores.
Y sin duda debe señalarse el nombre de Kylian Mbappé. Por varias razones. La primera es la manera en la que condiciona todo el comportamiento del rival. Para frenar sus arrancadas, el oponente debe bajar la altura de su línea defensiva cuando el balón no le pertenece o finalizar muy arriba sus propias jugadas. Pero eso sigue sin ser suficiente. Croacia necesita ajustar específicamente las atenciones cuando Francia salga de la presión o pueda transitar. En ese sentido, la zona del campo por la que se ubica y se relaciona el astro galo es la misma por la que Domagoj Vida e Ivan Strinic se posicionan. Y central y lateral croatas han mostrado serias dificultades para defender dicho sector. Y Mbappé es… otra cosa.
Kylian Mbappé demanda mucho más que un dos contra uno
No es menos cierto que la defensa sobre un fenómeno así está muy lejos de ser individual. Para reflejar el impacto que produce cada una de sus intervenciones debe atenderse a cómo reaccionan jugadores alejados o intermedios en la defensa sobre su galopada. El primero, el más cercano, le da un metro o dos, cerrando el lado que más le interesa tapar. Si es superado desde la arrancada, un segundo apoyo va corrigiendo el espacio a defender midiendo lo que puede pasar si le otorga el mismo carril para desplegarse, intentando que el francés frene o cambie de dirección, dando tiempo a que otro compañero, normalmente un mediocentro, acuda a la ayuda para rodear su próxima decisión, mencionando además que el defensor del lado débil debe bajar a la máxima velocidad posible si quiere desbaratar un posible envío a un jugador liberado.
Dicho esto, el factor Mbappé, de por sí, explica un partido dentro de la propia final. Pero sobre todo porque los marcadores que enfrentará, parecen necesitar de un esfuerzo colectivo importantísimo para disminuir su importancia. En esa lucha por frenar a Kylian, la figura de Ivan Rakitic para cerrar junto con Brozovic el carril central tendrá una gran relevancia., pues se espera que los movimientos de Olivier Giroud y Antoine Griezmann vayan encaminados a aprovechar las ventajas creadas por Mbappé o para distraer a espaldas de la defensa y la medular con tal de encarar en superioridad o ganar profundidad en el ataque. Vida y Strinic seguramente necesitarán mucho más que suerte para sobrevivir ante la influencia de un jugador así.
OliJC 13 julio, 2018
El otro factor que puede entrar en juego al momento de defender a M'Bappe es que los Croatas han jugado nada menos que 90 minutos mas que los Franceses. Aguantar las galopadas de M'Bappe requiere una condicion fisica que no sé si tendran todo el partido los compañeros de Modric…