El mal resultado que Argentina obtuvo frente a Islandia en su debut mundialista arroja un halo de pesimismo quizás injusto por dos circunstancias. La primera es que Sampaoli, más en el segundo tiempo que en el primero, generó un contexto que acercó a los suyos al triunfo, y el segundo y quizás lo más importante, que enfrente hubo un rival que demostró ser un equipo sólido, con las ideas claras, y que ejecuta a la perfección su plan de juego.
Sampaoli salió con ese 4-2-3-1 al que ‘se ha rendido’, probablemente por el poco tiempo del que ha dispuesto para armar un plan para Rusia 2018. La apuesta por Mascherano y Biglia en el doble pivote fue una medida más enfocada a controlar las transiciones al ataque de Islandia, y a partir de ahí le buscó un espacio a Messi quizás demasiado alejado de la portería rival.
Hasta la entrada de Banega, Messi recibió casi siempre delante del medio campo islandés.
El técnico argentino fijó a Mascherano en posición de mediocentro, abrió a Biglia sobre el sector izquierdo, y despejó el carril interior derecho, casi obligando a Messi a armar el juego y tener que superar dos líneas rivales. En el perfil derecho, Salvio y Meza ejecutaban movimientos muy similares, casi siempre pegados a línea de cal, y no sirvieron un apoyo interior a Leo. Sólo los toques de Agüero anticipando a los pesados centrales de Islandia le daban algo de profundidad a Argentina, que con un ritmo plomizo en su juego interior no lograba intimidar por fuera.
Argentina retrasaba muchos futbolistas para no perder la pelota ante los dos delanteros de Islandia, lo que retrasó todo el bloque, incluyendo a Messi. La falta de cintura para conducir en la primera línea o de talento para colar envíos verticales derivó en un atasco que obligaba a mandar el balón a bandas, existiendo en derecha ese problema con Meza y Salvio, mientras que en la izquierda faltó ritmo para desbordar. Al Di María actual parece que le sienta bastante mejor el carril central, y regatear a partir de una recepción sobre la cal le está costando en exceso.
El plan inicial de Argentina nunca descompuso a Islandia
A partir de aquí es obligado reconocer el tremendo mérito que tuvo el planteamiento de Islandia, desde donde también se explica el espesor de la albiceleste. En el 4-4-1-1 de Hallgrímsson, estrecho y cerrando todos los pasillos interiores, había un claro trabajo para impedir el disparo de Messi. Halffredsson, el pivote izquierdo, cerraba muy bien el recorte hacia dentro del crack culé, y a eso hay que sumar las constantes ayudas de Gunnarson -el pivote derecho- o Sigurdsson, que retrasaba su posición para cerrar espacios.
El fabuloso trabajo contra Messi se notó cuando Argentina consiguió llegar a línea de fondo. En lugar de acercar a la defensa hacia el portero ante la amenaza de un pase al corazón del área, siempre había islandeses protegiendo la frontal. La instrucción de Sampaoli era clara: había que dar el pase atrás para que Messi disparase, pero Islandia siempre cerró esa puerta, completando su planteamiento con un Finbogasson que siempre dio profundidad a parir de su zancada y su pelea en las acciones de juego directo desde la posición de delantero centro.
Tan justo es elogiar el encuentro de Islandia como reconocer el cambio de cara de Argentina en el tramo final de partido. El dominio territorial que tuvo de forma constante durante todo el encuentro pasó a ser algo bastante más dañino a partir de las entradas de Banega -que acercó a Messi a portería rival- y de Pavón -que transmitió mucha más capacidad de desborde con respecto a lo mostrado por Di María-. La gran pregunta es cómo responderá anímicamente un grupo necesitado de un triunfo en los próximos encuentros, pero hay que dejar claro que sus últimos 20 minutos dejaron buenas respuestas en lo futbolístico.
Ricardo 17 junio, 2018
Buenos minutos de Banega y Pavón. El primero permitió un pae más ágil y con Messi se asentaron en el campo rival de Islandia sin sufrir casi nada en las contras y el segundo porque dio desborde y velocidad en dos ratos que Di Maria en 60 minutos de juego.
Quizás por ser el primer partido muchos van atentos a no perder pero el eje Biglia – Masherano ya tiene que aportar poquito y más si Argentina debe llevar la iniciativa.
Congratular a Islandia, un equipo que como bien se apunta sabe a que jugar y cómo ejecutarlo. Cerrar líneas, juego directo, aprovechar segundas jugadas… Un equipo muy físico y determinado en jugar cada balón.
A todas estas, apuntar la debilidad de la zaga argentina en esta parte del juego. Ninguno de los defensas me dio seguridad cuando le disputaban el balón aéreo a los jugadores Islandeses…