Entre el toque de Coutinho y la recepción de Willian habían pasado cinco segundos. Corría el minuto 10 de partido y el futbolista del Barça había amagado con progresar por la izquierda desde su propio campo. Suiza había basculado hacia la zona de Marcelo, cerrando espacios y ahogando la progresión. Brasil, obligada, reseteaba la jugada, dando un pase hacia atrás. Lo daba Coutinho y lo recibía Thiago Silva. Éste, un segundo después, se lo devolvía al propio Coutinho, y antes éste de recibirlo, ya contaba con Marcelo en posición de extremo izquierdo y a Neymar a la misma altura pero por dentro, un automatismo perfectamente diseñado para dominar, reclamando de Shaqiri una posición más cerrada. Así, Marcelo quedó libre, Coutinho conectó con él y el lateral madridista inició una carrera hacia dentro sin pensárselo. Neymar se la devolvió a un toque, de pared, Marcelo recibió y con el exterior abrió a Willian, abierto en el costado opuesto. Completamente solo para encarar a Ricardo Rodríguez. Esto es Brasil.
El arranque de la ‘canarinha’ dio continuidad al buen nivel que está dejando el Mundial de Rusia a nivel competitivo, pues también su rival, Suiza, demostró multitud de ajustes interesantes acompañados de continuidad e intensidad para entrar en el partido y terminarlo empatando. Pero aunque la pentacampeona no pudo celebrar con victoria su debut, en lo referido al juego dejó claro que tiene un plan, que tiene banquillo para intentarlo solucionar cosas que surjan y que, a pesar de poder encontrarse con medidas de ajuste por parte del oponente, la inspiración de sus hombres puede compensar la naturaleza de su sistema. Brasil crea y arma por izquierda, con libertad para que todos revoloteen cuando el rival es girado hacia línea de fondo, y es así como el resto de piezas reciben, acto seguido y de Tite, una misión para este Mundial.
Marcelo, Coutihno y Neymar son el plan de Tite
Para detenerse más en sus particularidades, la idea del entrenador brasileño goza de completo sentido. Razonada, en base a un triángulo móvil, imaginativo, escurridizo, complementario y determinante, Paulinho, Casemiro, Gabriel Jesús y William son los encargados de colorear lo dibujado. Brasil maneja una individualidad indomable, Neymar, que tiene a su alrededor todo lo que le aliviaría en una hipotética idoneidad. Marcelo es la pared y un uno contra uno añadido que le respalda, le complementa y le replica con una similar importancia en cuanto a iniciativa y salida individual una vez recibe al pie. Por su parte, Coutinho pone la diestra en el balcón del área para trazar diagonal y buscar portería, mientras Gabriel Jesús adereza con profundidad y desmarques higiénicos la zona del área grande. A ello suma la compensación de Casemiro en el rechazo, a Willian abriéndose incondicionalmente cuando la pelota ha imantado al bloque rival al sector zurdo y a Paulinho llegando a zonas vacías. Una teoría de lianas en la que nada queda suelto a pesar de que el trío de ases se desvincule del rigor posicional.
No obstante y como respuesta, Suiza dio algunas pistas de lo que significa este sistema, y es el de compensar, en su lugar, los lados débiles que va construyendo Brasil con toda la atención generada. Podría entenderse como previsible la forma de originar las jugadas y de encaminarlas por un mismo sector con gran frecuencia pero el grado de exigencia defensiva y de sometimiento para el rival roza lo indiscutible; por tanto, compensa. Y Suiza acertó aceptando las condiciones impuestas, pues el talento iba con Brasil y ante eso hay que competir. Para ello estuvo especialmente intensa y acertada en todas las ayudas de futbolistas que, teóricamente, quedaban anulados de las jugadas cuando el balón les sobrepasaba en altura o dirección. La labor de cada jugador cuando esto sucedía era trabajar sobre el espacio que potencialmente podía recibir la pelota en un futuro. Xhaka cerraba la espalda de Behrami, los laterales cerraban bien el segundo palo, y siempre había un pivote apuntalando una zona vulnerable. Desde la idea de bascular, los helvéticos completaron el plan cerrando todas las puertas traseras. Brasil, un equipazo, pudo entrar a su casa, pero no pudo escapar con el botín.
Ricardo 18 junio, 2018
Mucha gente dice que Brasil decepcionó pero creo que ha sido tras la segunda parte de España vs Portugal, la presentación más sólida y equilibrada de alguna de las favoritas hasta ahora del Mundial.
Brasil tiene su idea de juego clara, creo que el empate se entiente por tres cosas: Primero, tras el gol creo que peca de conservador. Cede la iniciativa a Suiza, que si bien en posicional no fue una verdadera amenaza, las mejores jugadas de Brasil surgieron cuando buscaba en el campo de Suiza. Segundo, el nivel de Neymar aun no es el apto. A su falta de explosividad usual está la marca de Brahimi que estuvo pendiente hasta que salió. Brasil no depende, pero sí necesita a un Neymar sano para volver impredecibles esos ataques por la banda. Y tercero, el gol del empate me parece un error de concentración de Miranda quien pierde a Zaber.
Tras el gol, Brasil recuperó la iniciativa. Quitó a Casemiro por Fernandihno -un medio mixto, pero con mejor primer pase- y enraron Renato y Firmino, buscando mejores asocianes en 3/4… Pasa que Suiza estuvieron muy bien organizados y no cedieron espacios. Como otra nota postiva de Brasil, debo decir que tampoco sufrieron mucho contras suizas a pesar de su apuesta tras la salida de Casemiro. Tienen muy bien asimilado el retroceso Brasil, sobretodo por la banda de William,