La Copa del Mundo está dejando partidos de un nivel altísimo. La calidad media de los conjuntos ha crecido una barbaridad con respecto a ediciones anteriores. Y de ahí, que el torneo de Rusia esté dejando todo tipo de sorpresas. La victoria se está cotizando tanto que ninguna de las (3 ó 4) grandes favoritas, incluida Brasil, han sido capaces de sumar los tres puntos en esta primera jornada. Tras los empates de España (con Portugal) y Argentina (con Islandia), ayer fue el turno de Alemania. El Mundial, a fin de cuentas, no entiende de distinciones cuando el esférico corre sobre el césped. Y eso es lo que ayer le hizo saber la selección de Juan Carlos Osorio al vigente campeón. México, que fue adoptando distintos planes a lo largo del encuentro, se impuso con suma claridad a una Alemania a la que, tras el tropiezo –sexto en los últimos siete partidos- se le va a hacer muy larga toda la semana. A nivel colectivo, sigue sin conseguir despejar ninguna de sus dudas.
México, en un 4-4-1-1, apretó a Alemania donde más le duele
México salió muy enchufada desde el principio. A través de un 4-4-1-1, en el que Carlos Vela se situaba por detrás del Chicharito cuando Alemania tenía el esférico, el combinado mexicano se mostró infinitamente superior al alemán durante los primeros cuarenta y cinco minutos. Con Herrera y Guardado más abajo, guardando el sito en mediocampo, las posiciones de Layún (por derecha) y Lozano (izquierda) hicieron muy ancha la disposición táctica de Osorio. Sin embargo, no queda ahí la cosa. Con el del Porto y el del Betis, como decíamos, por delante de la defensa, Osorio enfocó las figuras de Layún y Vela a entorpecer las funciones creativas de Kroos. Y el plan, pronto cosechó sus frutos. Alemania se caracteriza por ser una selección que ataca con muchos hombres al mismo tiempo. De esta forma, con el mediocentro del Real Madrid en el epicentro de la acción, es algo muy común que el bloque, una vez supera la divisoria, acumule seis-siete futbolistas en campo rival. Pero esto, como le volvió a suceder ayer, le obliga a asumir riesgos.
Con Kimmich ganando mucha altura, Werner cayendo hacia el costado, Müller entrando hacia la frontal, Khedira subiendo unos cuantos escalones u Özil moviéndose entre líneas, lo cierto es que Alemania no tiene –aparentemente- ningún problema a la hora de acercarse al área; sino que la cuestión, en cambio, reside en cómo llega a la presión tras pérdida. Y eso es algo que, con Herrera y Guardado defendiendo siempre de cara, ante las dificultades que experimentó Kroos para imponer su pie derecho, México –como en su día también hicieron Austria o Arabia Saudí- le hizo pagar muy caro: acribillando, con Vela conduciendo y Lozano desmarcándose a la espalda de Kimmich, la (débil) transición defensiva de Alemania.
Héctor Herrera comandó la victoria de Juan Carlos Osorio
Para la posteridad quedará documentada la salida por bajo de Héctor Moreno, desde el centro de la zaga, el control de espaldas del Chicharito, con el que consiguió sacar a la zaga teutona, y la posterior individualidad (conducción, recorte y disparo) de Hirving Lozano en el único tanto del partido. No obstante, la brillante actuación mexicana dejó otro nombre que rindió a un nivel altísimo en las distintas alturas a las que (tácticamente) fue sometido. Primero abajo, formando en paralelo con Guardado; después, con la salida de Vela –al que le faltó un puntito de brillantez a la hora de tomar sus decisiones-, unos metros más arriba para perseguir a Kroos; y, por último, más retrasado que al principio, aguantando la resistencia junto a Márquez en el 5-4-1; la de Héctor Herrera fue, con total merecimiento, una de las notas más altas de la contienda.
Kroos, con sus más y sus menos, fue el mejor para Alemania
Con México fundida y cada vez más aculada contra su propia portería, Toni Kroos comandó la embestida alemana. Sin Khedira, Plattenhardt ni Werner, Löw trató de echar el resto con Özil, Müller, Draxler, Reus, Brandt y Mario Gómez entre el área y sus alrededores. Y en esas, alejado de cualquier conato de presión mexicana, el ‘8’ de la selección teutona manejó a su antojo el guion del encuentro. Sus pases, mucho más profundos y verticales, incidieron en abrir una y otra vez el costado derecho, donde Kimmich llegó para plantarse varias veces sin oposición; más allá de la entrada de Raúl Jiménez, se entiende que para posibilitar un juego más directo. Pero, como acabó atestiguando el resultado, a Alemania no le funcionó esta vez aquello de hacer sonar su corneta.
Rozó el gol en algún que otro remate, a decir verdad. Pero lo que más le debe preocupar a Löw no es la falta de puntería, ni mucho menos; sino que su selección, más allá de complicarse la primera plaza del grupo, volvió a mostrarse especialmente endeble cuando debe correr hacia su propia portería. Kroos nunca ha sido un futbolista para ello. El resto, si no llega a la presión, se queda muy lejos de la altura del esférico. Y tanto a Hummels como Boateng, siendo sinceros, les falta cadera y velocidad –sobre todo en el caso del primero- para socorrer un incendio que, de no cortarse a tiempo, amenaza con propagarse en torno al doble pivote (Kroos-Khedira).
Ricardo 18 junio, 2018
Increíble, histórica y valiente primera mitad de México. Son de esas victorias que te suben en una nube. Por contexto, debe ser uno de los mejores logros de México en un Mundial. No sólo por el resultado, sino en la forma de lograrlo.
Lo increíble es que cuando el físico no aguantó, México hizo un gran aguante, supo defenderse, no se vio intimidado por Alemania cuando se establecía en su campo e incluso tuvo 2-3 contras de nuevo, aunque no de la misma forma que en la primera parte.
De Alemania ya se sabía cuales eran sus defectos más grandes. Esa transición ataque / defensa es muy endeble por la cantidad de gente que acumula arriba y deja vendidos a Kroos y centrales. Es un problema similar al de España, que dejan sólo a Busi con la diferencia que España sí cuenta con centrales capaces de cortar a campo abierto (Más Ramos por Piqué, la verdad).