El fichaje de Rodrigo Hernández por el Atlético de Madrid supone un tremendo salto de calidad. Y la explicación que hay detrás de su adquisición no es otra que la paulatina transformación que de alguna manera han sufrido las estructuras de la plantilla que maneja Diego Simeone. El reciente campeón de la Europa League ha ido definiendo sus diferentes proyectos desde la amplitud de miras, adquiriendo a un mediocentro dinámico de 21 años que se caracteriza, entre otras muchas cosas, por su capacidad para dotar al centro del campo de una creatividad en el pase y una iniciativa en la construcción desconocidas en el ciclo del técnico argentino. Impensable que el mediocentro fuera a estar ocupado por gente como Thomas, Saúl o Rodri, el movimiento resume una declaración de intenciones necesaria para retroalimentar las bases.
Por perfil, por edad, por naturaleza. Rodrigo Hernández se aleja de lo que precisamente se ha ido alejando su actual equipo, en parte por las circunstancias, en parte por la necesidad de avanzar tácticamente, de la unidireccional solidez que definió sus primeros años. Fueron saliendo piezas, fueron llegando otras, pasó el tiempo y lo que fue largo y aéreo pasó a ser en corto y por abajo. El carril central tomó mucha mayor relevancia y desde ese reconocido cambio se realizaron los respectivos ajustes. Y quienes ocupan esa zona del terreno no son especialistas, sino jugadores globales que absorben el juego para darles un sentido propio. Thomas, Koke, Filipe, Griezmann y ahora Rodri razonan de una manera similar. No hay vuelta atrás en la dirección tomada. Consensuado y activado, el Atlético sigue sumando recursos con balón. Veremos si termina convirtiéndose en un discurso inequívoco.
Simeone sigue modificando su esencia con la llegada de Rodri
Para eso será interesante observar el calado que tendrá Rodrigo Hernández en la próxima temporada. El Atlético 2017-2018 ha mostrado dos caras, una consecuencia de la otra. La configuración de la plantilla, el legado heredado por la explosión de Griezmann en el juego y el desgaste de su fase defensiva, sin mediocentro específico y sin tanta energía en los costados, han provocado que el conjunto colchonero no ha podido defender abajo. Primero lo intentó, queriendo, en un tramo de temporada en el que guardar un resultado se volvió complicado desde el repliegue. Pero después, cuando Thomas creció y Griezmann despertó, vivió mucho más lejos de su arco que del propio. Por eso, por lo repasado en estos primeros párrafos, Rodrigo Hernández es una clarísima consecuencia de lo visto en el terreno de juego.
Y es que el ex del Villarreal es un jugador de constantes posibilidades técnicas con balón para producir fluidez a su alrededor. Hablamos de un talento técnico de primer orden, que mezcla muy bien la claridad en el pase con los recursos individuales -protección, giro, toques con todas las superficies del pie-. Con un cierto grado de virtuosismo y tranquilidad para sortear presiones y encontrar jugadores abiertos o avanzados, el madrileño tiene todas las papeletas para convertirse en indispensable. Su compañero Thomas Partey fue fundamental para definir el juego de su equipo en el día a día, y Rodrigo no es sino un puntal en todos los momentos de creación y construcción del juego.
Rodrigo Hernández toma partido con una tremenda personalidad
Emergente tras la prolongada baja de Bruno Soriano, Rodri se ha mostrado capaz de sumar no solo con el envío sino con su dinámica de movimientos. Hernández es un centrocampista de constante actividad, y no sólo por su participación y ofrecimiento por detrás de la línea del balón, sino porque su protagonismo también se entiende desde sus arrancadas, su capacidad para lanzar transiciones al espacio o su cambio de orientación. Rodri es un jugador de constante continuidad pero con un punto muy acentuado de agresividad en todas sus acciones con la pelota. En ese sentido, precisamente ahí, es donde el movimiento realizado por el Atlético parece inmejorable. De entrada, cuando el libro de Simeone y la naturaleza de Rodri pasen tiempo juntos, tocará despejar alguna duda.
Primero, la posición. Se sobreentiende que Rodri será el mediocentro puro, pero en dicha aclimatación podría encontrar un trabajo específico para entender el espacio que durante toda la temporada anterior careció de dueño. Rodri es un futbolista que se mueve, que interactúa posicionalmente y eso tendrá que negociarse con su técnico. Segundo, con qué tranquilidad asumirá Simeone, justamente, esta virtud de Hernández. La de agredir desde el mediocentro en determinados momentos, imprimiendo una velocidad mayor a la circulación. Esto no parece un problema especialmente relevante, más bien lo contrario, pues a su alrededor se habla un lenguaje similar en multitud de piezas. Tras Tiago, Mario Suárez, Augusto o Gabi Fernández, Rodrigo Hernández, por todo lo que representa, es la nueva ola del mediocampo rojiblanco.
Albert Blaya Sensat 28 mayo, 2018
Me parece un fichaje tremendo, que posibilita que Koke y Saúl se terminen de autodeterminar. Porque sigo sin saber qué son exactamente, a parte de grandes jugadores. Rodri es la pieza que permitirá ganar fluidez, lanzar contragolpes e hilvanar un mayor juego entre líneas. Me parece un jugador muy, muy completo. Y diferente a los nombres que citas en el texto.