Habrá emoción hasta el final en Italia. Kalidou Koulibaly, con un salto que rememoró al de Carles Puyol en Durban, consiguió el cero a uno con el que el Napoli asaltó el Allianz Stadium, y se sitúa a un solo punto del liderato. El equipo de Sarri creyó hasta el final en sus posibilidades, y su encomiable planteamiento tuvo premio cuando el central africano arrampló en el área en el minuto 90 del encuentro donde ningún otro, ni de la Juventus ni de su propio equipo, confió en rematar un esférico que, de lo bien centrado que iba, dejó a todo el mundo congelado, como si la estrategia la hubiese dibujado el mismísimo destino. Un 0-1 que, a cuatro jornadas del final, ha reabierto la lucha por el Scudetto más discutido de los últimos años.
La noche en la que el Napoli se convirtió en el octavo equipo en derrotar a la Juventus en su nuevo estadio, el cuadro de Massimiliano Allegri completó su primer encuentro como local en esta casa –inaugurada en el año 2011- sin realizar ni un solo disparo entre los tres palos. Unos datos (de OPTA y @Misterchip) que reflejan, de buena tinta, lo que sucedió anoche cerca de los Alpes.
El Napoli consiguió lo más difícil: maniatar a Pjanic
El planteamiento de uno y otro se diferenció, además del esquema, de la salida y otros matices, en dos premisas de lo más significativas con el desarrollo del encuentro. La primera de estas disimilitudes estribó en la presión tras pérdida; la segunda, en relación a la anterior, con la actitud a la hora de proteger sus intereses. De esta forma, a diferencia de la sensación que transmitió la Juve, el Napoli –impulsado, claro está, por la imperante necesidad de conseguir los tres puntos- no especuló en ningún momento con el partido. Entendió que, dada su situación y el contexto del encuentro, la mejor manera de defenderse era hacia delante. Apretando muy arriba. Y esto escenificó a una Juventus que, ahogada en su mitad de campo, se vio obligada a recurrir al balón largo en incontables ocasiones.
Dentro de su presión, el Napoli adaptó distintos niveles en función de las líneas de la Juventus. De esta forma, arriba, en la punta de lanza, Mertens fue el encargado de morder sobre los centrales –que, ante la temprana salida por lesión de Chiellini, se repartieron la función entre Benatia y Howedes-. Mientras que abajo, el agresivo carácter expeditivo de Albiol y Koulibaly encimó en todo momento cualquier intento de recepción por parte de Higuaín y Dybala. No obstante, la fase más importante –y determinante- de este ejercicio residió en la zona de medios. El Napoli, organizado en un 4-5-1 sin el esférico, construyó una especie de jaula en torno a Pjanic en la que Mertens, Allan –interior derecho-, Hamsik –izquierdo- y Jorginho estrecharon siempre sus lazos para forzar, cercando al bosnio, que la Juventus debiera saltarse siempre a su pieza más importante dentro del proceso creativo. Y su insistencia acabó siendo un éxito.
Una presión que, con Insigne y Callejón apretando por fuera y sobre cada envío horizontal, el Napoli consiguió hacer efectiva a lo largo y ancho del terreno. Así, sin salida ni por dentro ni por fuera, se entiende el grafismo que mostró la realización del partido justo antes de la hora de encuentro (56′): la Juventus había completado 12 de sus 22 pelotazos en largo; el Napoli, que solo dio cuatro, acertó dos.
El Napoli presionó sobre Pjanic; la Juventus, los pases de Jorginho
Sin embargo, a pesar de su imponente derroche físico por recuperar lo más arriba posible, al Napoli le llevó todo el partido encontrar la rendija. Si bien es cierto que Buffon debió intervenir antes del 0-1 en hasta tres ocasiones –de verdadero mérito todas ellas-, estas se produjeron a partir de disparos desde fuera del área de Mertens, Insigne y Zielinski. La Juventus, replegada en un 4-4-1-1, concedió pocos espacios por dentro, cerrando bien el pasillo interior, a partir de la suma de esfuerzos de Khedira, Pjanic y Matuidi por delante de los centrales y escoltados, todos ellos, por los laterales y volantes.
En la segunda mitad, con Cuadrado en lugar de Dybala, con lo que Allegri pretendió sumar piernas al prolífico lado izquierdo del Napoli –desde la lesión de Chiellini y hasta el descanso, controlado tan solo por Lichtsteiner-, la Juventus salió a buscar al Napoli cerca de su área. Pero en ello radica la gran desemejanza entre uno y otro planteamiento. Mientras que el Napoli presionó a Pjanic de principio a fin, sitiando así la labor de la Juve con balón, esta, en cambio, eligió correr tras los envíos de Jorginho, dejando pensar y decidir al ‘8’ a su libre albedrío. En base a ello se ilustra por qué el Napoli, más cómodo sobre el campo, sufrió tanto para culminar con peligro en una posición franca de remate, y la Juventus, coartada en su respuesta, debió echar mano de Mandzukic para dar sentido, abriendo a este hacia el costado izquierdo, a su fútbol más primario.
Maurizio Sarri fue fiel a sí mismo, de principio a fin
“Me parecía una blasfemia venir a Turín y, para jugar de tú a tú ante esta Juventus, cambiar el estilo que nos ha traído hasta aquí”, reconoció el propio Sarri ante los medios. Y razón no le falta al técnico napolitano. Pues la victoria, aunque no llegase a través de unas de sus clásicas acciones ofensivas, en las que el equipo es capaz de cruzar de un lado al otro del campo a toda pastilla y con una precisión quirúrgica, avaló sus decisiones durante el encuentro.
Sarri agotó los cambios sin alterar la estructura, como suele ser habitual. Milik por Mertens, Zielinski por Hamsik y Rog por Allan fueron, en la noche más importante del Napoli desde hacía mucho tiempo, la viva imagen de que Sarri es un hombre de principios. Leal a sí mismo. A su gente. Y a lo que les ha querido hacer ver durante estos tres años. Dispuesto a morir por –y con- sus ideas; la suya, sin conocer aún el final, ya es la mayor historia de fe jamás contada.
Carlos 23 abril, 2018
Sin lugar a dudas, sería la historia bonita de la temporada, y en mi opinión, un suceso emocianante que hace tanto viene necesitando el Calcio para que el mundo "vuelva" a poner sus ojos sobre él.
Lo que se vive en Napoles en este momemto es una absoluta locura, y eso que aun la Juve está líder.
Ahora bien, dejando a un lado el romanticismo, no se puede jugar peor que la Juve ayer. Una cosa es defender, pero otra defender y no tener ningun plan para buscar la victoria.Partido que deja señaladisimo a Paulo Dybala en mi opinión, y a Allegri.