Massimiliano Allegri tomó decisiones de peso en su visita al Giuseppe Meazza, quizás motivadas por el hecho de haber perdido el choque de la pasada jornada frente al Napoli sin ser capaz de asentarse con continuidad en campo rival. Probablemente esperando una presión muy agresiva del Inter, alineó una zaga con Cuadrado y Alex Sandro en los laterales, dos futbolistas perfectamente capaces de conducir, saltar una línea y permitir la progresión del equipo desde una posición retrasada, además de su lógica aportación en el ataque posicional en un equipo que junta a Higuaín y Mandzukic en el área.
Allegri arriesgó desde el planteamiento
Fue una decisión arriesgada, pero los primeros minutos del choque dieron la razón al técnico toscano. Así la Juventus consiguió asentar un sistema de salida donde podía pasar el cuero hacia fuera y progresar, y tenía además el apoyo por dentro de un Miralem Pjanic que comandó el primer tiempo con puño de hierro. A eso había que sumar un Douglas Costa que en este momento, por ritmo e intención, es el jugador más en forma del cuadro turinés, de modo que encontrarle en campo rival representaba una clara opción de desborde para el actual campeón
La expulsión de Vecino y la ventaja en el marcador aventuraba un contexto muy plácido para la Juventus. Sin embargo, el Inter fue capaz de competir a raíz de una decisión de peso de Spalletti, no de cara a este partido, sino desde hace ya un par de meses. Rafinha le ha ganado el pulso a Borja Valero en la posición de mediapunta, y aunque el Inter ha perdido un punto de referencia más pausado por delante de la línea de la pelota, es indiscutible que ha ganado un jugador más dinámico y con mayor despliegue físico, más allá de las evidentes diferencias entre uno y otro con pelota al pie.
El exbarcelonista permitió que la inferioridad numérica fuese menos grave de lo que se presuponía. Con Brozovic gestionando solo un carril central que la Juventus, sin Dybala, no era capaz de castigar, Rafinha se mantuvo un escalón por delante. Pjanic recibió muchas veces libre, pero esa superioridad numérica, sumado al 0-1 y a la ausencia de referencias entre líneas, provocó que muchos pases fueran horizontales y sin demasiada ambición. Ahí Rafinha hizo un trabajo absolutamente excepcional en defensa para ayudar a Brozovic y Perisic e impedir que esa progresión exterior de la Juve fuese cómoda.
El Inter compitió muy bien en inferioridad numérica
Lo que pasó en la segunda parte representa la locura del fútbol italiano. Primero Icardi, que no había tocado más de cinco balones en todo el partido, se sacó un fantástico cabezazo para cambiar radicalmente la dinámica del partido. Allegri tiró de Dybala para añadir jugadas decisivas al control, y aunque el argentino no tuvo el peso constante que se esperaba de él, consiguió cazar una pelota en la frontal del área que, con un rápido juego de pies, acabó en los pies de Cuadrado. El 2-2 fue como un globo que ya dilata demasiado: excesivo para el carácter agorero del Inter, y un caramelo para el afilado colmillo bianconero cuando hablamos de Scudetto.
Carlos 29 abril, 2018
"Rafinha le ha ganado el pulso a Borja Valero en la posición de mediapunta, y aunque el Inter ha perdido un punto de referencia más pausado por delante de la línea de la pelota, es indiscutible que ha ganado un jugador más dinámico y con mayor despliegue físico, más allá de las evidentes diferencias entre uno y otro con pelota al pie."
Pero no les parece un futbolista con bastante capacidad de controlar el balón? A mi me parece capaz de atraer marcas con balón controlado