De Luis Alberto siempre se han esperado muchas cosas pero en realidad se sabían muy pocas. En sus botas había calidad, desde luego, ¿pero de qué manera y en qué contexto podía ser útil? ¿Qué podía aportar y desde dónde podía hacerlo? ¿Qué sentido podía darle a la calidad que poseía? ¿En qué tipo de equipo podía sumar? Eran tantas las preguntas que hubo un momento en el que se dudó de que el gaditano pudiera ofrecer una respuesta. Pero lo ha hecho. Y de forma muy contundente. Porque al igual que los 19 goles de Immobile explican los buenos resultados de la Lazio, es el juego y el rol de Luis Alberto lo que precisamente explica los tantos de Ciro.
Luis Alberto: «Yo me encuentro muy bien, con mucha confianza, en mi mejor momento. Creo que puedo aportar en los últimos metros, el último pase, un poco más de desparpajo..».
Para explicar su explosión hay que aludir obviamente al contexto que vive ahora en Roma. Inzaghi ha diseñado un 3-5-1-1 que se adapta perfectamente a las virtudes del enganche español. No sólo le da la zona de la mediapunta para que realice su fútbol, sino que el ataque siempre es muy ancho gracias al apoyo de los carrileros (Lulić y Marusić) y por detrás está muy bien asistido a partir de la clarividencia de Milinković-Savić. Además, por supuesto, está el tema de Immobile, un 9 perfecto para un enganche con creatividad, visión y último pase. Así que, en resumidas cuentas, tiene espacio a su alrededor, habilitadores por detrás y corredores arriba. Ideal.
El caso es que esto explica parte de lo que está pasando. Pero no todo. Porque el gran crecimiento de Luis Alberto quizás parte del contexto colectivo, pero va bastante más allá de él. Su número de intervenciones se ha multiplicado brutalmente. De los 20 pases que promediaba en Málaga, Coruña o incluso la temporada pasada en Roma, el gaditano ha pasado a dar 50 con un excepcional 80% de acierto. Y esto sí que no entraba en ninguna previsión a tan corto plazo. Lo mejor de Luis Alberto siempre ha estado relacionado con las intervenciones cortas con sus compañeros más cercanos. Él se movía por la mediapunta o el lado izquierdo, esperaba que el balón le llegara y a partir de ahí iba activando a los puntas. Es lo que pasó sin ir más lejos con Lucas Pérez. Congeniaba muy bien, pero tenía una actitud ciertamente pasiva. El partido tenía que llegarle para que luego pudiera entregárselo al resto. Pero en esta Lazio no está siendo así. Además de habilitarse muy bien entre líneas, atacando muy bien los espacios que dejan las medulares rivales, Luis Alberto está acercándose mucho más al balón. Busca ser una vía de desahogo constante, sobre todo de Savić, para conseguir llegar más veces y de mejor manera a la zona de aceleración. A su zona.
Luis Alberto 17/18: 5 goles y 7 asistencias.
Anteriores 6 temporadas: 9 goles y 12 asistencias.
«Me he mentalizado para dar un cambio porque veía que se me escapaba todo, que se me iba. He cambiado muchísimo gracias a muchas personas que me han ayudado. Eso me ha hecho confiar en mí como el que más, no pensar en lo que digan, tener la cabeza sólo en ayudar a mi equipo. […] No me daba cuenta de que necesitaba competir más, ser más constante, que no vale con hacer 20 minutos buenos de 90, que con dos destellos no basta. La intensidad tiene que ser constante para llegar al nivel top que te piden», comentaba recientemente en una interesante entrevista en Marca. La llamada de la Selección ha sido, seguramente, el premio que requería un cambio tan notable y profundo para que éste siga teniendo vuelo. Ahora Luis Alberto tiene respuestas para todas las preguntas que siempre se le han formulado. Y lo que es mejor: ha encontrado una forma de poder responder las que estén por llegar en el futuro.
Foto: Marco Rosi/Getty Images
Pedro Lampert 12 diciembre, 2017
La temporada de Luis Alberto es un escándalo. Diría que es el jugador franquicia de la Lazio por encima de Immobile.
Luego está el tema Milinkovic-Savic. Este chico no tardará en acabar en la Premier por una cantidad brutal de dinero. Es que al dominio aéreo que tiene le suma una calidad que, para poner un nombre, ni la sueña en tener Fellaini. Nunca será un interior de posesión, pero que el balón esté en sus pies no es un problema. La aguanta y la suelta bien. Y también está dejando toques tremendos lanzando ataques más verticales. Todo eso sin considerar que tiene la lectura para ser buenísimo presionando arriba.