En ausencia de Casemiro, Zidane no respondió supliéndolo con Llorente, que es su sustituto natural, sino sentando también a Isco para dar cabida en el once a los extremos Lucas y Asensio. Así, del teórico 4 contra 3 en mediocampo se pasó a un hipotético 2 contra 3 entre Kroos y Modric y Pizarro, Banega y el Mudo. Y la apuesta sonrió al entrenador del Real Madrid porque consiguió su propósito: que la pelota no permaneciera casi nunca en el centro de la cancha.
En pos de ello empleó dos rutinas. La primera consistió en aceptar un repliegue bajo con duraderas fases del encuentro en las que la posesión perteneciera al triángulo sudamericano de Berizzo, que hacía bajar a Banega y fijaba al Mudo entre líneas como tan bien le funcionó durante varias de sus últimas y épicas remontadas. Pero al juntarse el Real abajo y someter además a Asensio y Lucas en el ejercicio defensivo, los espacios se minimizaron y sufrió muy poco. El Sevilla añoró sobremanera la explosividad de Sarabia en una banda y Zidane disfrutó desde el banquillo de la agresividad de Nacho y Vallejo, que con la ventaja táctica en sus inmediaciones gracias al repliegue comentado, se comieron al «9» Muriel. Vallejo se excede impetuoso y ello le priva de la competitividad que deberá alcanzar con el tiempo, pero ejerciendo tareas de pura acción, ya es un activo.
Cristiano se vio tremendamente favorecido por jugar a la contra.
La segunda clave de la goleada merengue derivó de su (siquiera sea eventualmente recuperado) contragolpe. Frente al 4-3-3 hispalense, Lucas y Asensio encontraban facilidades para recibir abiertos a la altura de la medular donde ni el Mudo ni Ever tiraban la cobertura. Gracias a la movilidad de Benzema y, muy especialmente, Cristiano, los laterales no podían saltar demasiado a la ayuda, así que los extremos de Zidane arrancaban sus carreras con calma y espacios. Se vio, de esta guisa, la versión más vertical del Madrid en lo que va de curso junto a la victoria sobre el Borussia Dortmund en el Signal Iduna Park, desatando así la cara más decisiva del cinco veces Balón de Oro otra vez. Porque perder velocidad no implica dejar de ser un activo a la contra; como ser el atacante más veloz del planeta no era lo que le convertía en un arma sin defensa posible cuando contragolpeaba antaño. En este caso, gozar de espacios vacíos le permite correr en igualdad o ventaja, como en el 2-0, sin verse forzado a llegar antes que un zaguero a un sitio en el que el zaguero ya está. Es decir, lo que hizo durante la mayor parte de su carrera y ya ha dejado de poder hacer. De hecho, lo que incluso ya ha dejado de intentar.
Foto: Denis Doyle/Getty Images
Pepe 10 diciembre, 2017
Va siendo hora que ZZ se de cuenta que en el dia de la Liga el Casemiro-Modric-Kroos-Isco sobra en la mayoria de partidos con el nivel de autosuficiencia de CR(aunque ojo que despues del BDO va para arriba siempre) y sobretodo Benzema.
La velocidad de Asensio y Lucas es agua en el desierto(luego esta Bale pero igual es un caso perdido ya).