El Atlético de Madrid se despidió de la Champions League en diciembre por segunda vez en este siglo desde que la juega. Inmerso en su momento más positivo de la temporada, el empate cosechado en Stamford Bridge, más allá de la lectura que pueda surgir de su actuación en la fase de grupos, confirma que algunos tiros mal pegados han comprometido su sueño, aunque no su competitividad actual, un consuelo que no es tal atendiendo a su eliminación de la competición que ha movido su presente más reciente. En Londres pudo haber ganado o haber perdido, en un partido lleno de alternativas, en el que el Chelsea demostró que, por argumentos, a 180 minutos, puede eliminar a cualquiera.
Condicionado por el contexto, Diego Simeone buscó un partido calmo en sus primeros 45 minutos, de baja revoluciones, que le permitiera mantenerse vivo en un contexto de evidente urgencia. En general, salvo contadísimas excepciones, el ‘modus operandi’ del argentino siempre ha priorizado el control de las emociones hasta la aparición de un detalle que favoreciera la extraordinaria mentalidad de su bloque. Conociendo que la transición ofensiva blue no solo es demoledora sino que castiga especialmente el actual rendimiento defensivo de la zaga colchonera, el Atlético buscó, y encontró, una primera mitad muy pausada.
Simeone buscó un control con la pelota, pero sin profundidad
En términos tácticos, la elección de los rojiblancos consistió en darle a la pelota una utilidad de control en campo contrario y de posición y sosiego tras la pérdida. Con Thomas como interior en banda derecha y Giménez en el lateral; con Koke y Griezmann con libertad y Filipe muy cerrado, el Atlético sumó muchos pases y mucha circulación en los primeros 25 minutos. Desde el punto de vista de lo observado, puede decirse que cumplió con éxito su cometido de que el partido no se desbordara, pero no creó ni una sola ocasión de gol. Como ocurrió en el encuentro de ida, desde lo general, el Chelsea estuvo muy cómodo y suyas fueron las mejores oportunidades. Cada acercamiento londinense fue de peligro real.
El plan de Simeone juntaba a mucha gente por dentro para tener muchos escalones una vez el Chelsea la recuperaba, pero Eden Hazard presenta una serie de virtudes que este Atlético no puede controlar. De primeras, la falta de amplitud en las bandas, y sobre todo, la ausencia de cambio de ritmo y de efectivos en los costados, derivó en una falta de profundidad que fue a la postre clave para cada contragolpe blue. Sin pisar línea de fondo, el Atlético estaba elaborando en una altura del campo en la que el Chelsea podía enlazar con cierta soltura. Bien es cierto que Giménez nunca abría y mantenía vigilancia para corregir por detrás de los medios, pero Morata y Hazard siempre pudieron correr.
Eden Hazard volvió a martirizar el balance defensivo del Atlético
La activación y el acierto de cada pase corto rojiblanco pudo medirse como alto pero no desorganizaba. A su alrededor mucha pierna, muy poca amplitud y poquísimos espacios para incorporar sorpresa. Griezmann y Saúl, determinantes apareciendo, no tenían espacio al que aterrizar. Sin profundidad, asumida por la propuesta de control y estrechez, el Chelsea siempre estuvo presto para robar y galopar. A Simeone le salió bien la jugada una vez Saúl marcó a balón parado, pero a nivel de estructura, con Thomas padeciendo cada subida de Zappacosta y cada recepción exterior del genio belga, el Chelsea nunca estuvo lejos del gol, una circunstancia que Jan Oblak se encargó, imperial en cada situación de remate, de alejar.
Atendiendo a lo visto ayer, el Atlético, a expensas de lo que puede suponer el golpe, y sin la extrema solidez de sus mejores días, siendo un equipo más mundano, ha recuperado rendimientos individuales que pueden motivarle de cara a lo que le viene, mientras el Chelsea, con ese Cesc, Kante y Bakayoko en fases defensivas y un Hazard realmente pletórico, figura mundial resolutiva, no puede descartarse para intentarlo desde la segunda línea de favoritos. Difícilmente descartables para abril y mayo.
Foto: IAN KINGTON/AFP/Getty Images
Alex 6 diciembre, 2017
La verdad es que es un FRACASO que le va a hacer mucho daño al Atlético del Cholo, me explico:
1. La Europa League es una competición que no ilusiona, que genera menos ingresos, que va a requerir esfuerzos extra en lo físico y en lo psíquico, porque los partidos contra equipos de UEL suele ser un un marrón, en muchos casos contra equipos desconocidos, duros y correosos en países lejanos y con instalaciones inferiores. Además en algunos casos con temperaturas gélidas, vamos que no tiene el glamour de la Champions.
2. Incluso ganándo la Europa League creo que genera menos ingresos que unos octavos o unos cuartos en champions.
3. El hecho de no ganar la Europa Leuague se puede considerar otro fracaso, con el consiguiente aumento de presión y cansancio psíquico, y puede ser devastador para el equipo y la Liga en segun que fase de eliminatoria caiga.
3. Creo que el no pasar a Champions va a provocar que el club retrase fichajes en posiciones estrategicas, con el consiguiente daño en esta temporada y en futuras.
4. El equipo se va a autoexigir ganar Liga, Copa y Europa League para intentar levabtar la temporada. Objetivo que es más complicado que el objetivo natural que tenia este atlético estas últimas temporadas, que era el hacer un buen papel en Liga y Champions. En resúmen, negativo lo mires por donde lo mires.
Ojo, que esta sensación de fracaso se puede tornar la mejor de la histori del Atleti si gana EUL y Liga/copa. A veces, varios pasos atrás vienen bien para tomar aire y coger fuerza.