La eliminatoria entre el París Saint-Germain y el FC Barcelona, entre otras cosas, evidenció con bastante precisión la naturaleza actual del talentoso Adrien Rabiot. Mientras en el Parque de los Príncipes exhibió su gran calidad técnica y creativa hasta el punto de convertir cada pequeña ventaja táctica en una jugada de peligro, en el Camp Nou fue incapaz de ofrecerle alguna solución a su equipo. Y restó.
Es cierto que aquel día ningún futbolista parisino, a excepción de Di María, demostró estar por encima del contexto, pero seguramente el caso de Rabiot fue uno de los más destacados. En parte, como con Thiago Silva, porque ya no era la primera vez que sucedía algo parecido. Años atrás, ante el Chelsea ya se vio un contraste similar.
Aún no parece estar preparado para jugar en la base.
La base de la jugada, el lugar al que debe apuntar su carrera sí o también, es todavía un espacio que le cuesta dominar en ciertos términos. Su calidad, su talento y su técnica no desaparecen por jugar más atrás, pero a Rabiot sí le cuesta más darles un sentido práctico. A veces le falta tiempo, a veces le falta espacio. Y esta falta de agilidad y fluidez no hace si no evidenciar que, a día de hoy, ni es un iniciador ni tampoco un director de juego. No es Thiago Motta, pero tampoco Marco Verratti. Por eso, aunque sus virtudes le van a permitir exhibirse en ciertos escenarios, como el del 4-0 ante el Barcelona, donde directamente pasó por encima del mismísimo Messi, en la mayoría de encuentros jugar atrás le suele perjudicar.
El escenario que ahora maneja Rabiot es diferente.
Afortunadamente para él, a París ha llegado uno de esos futbolistas que reorganizan el mapa neuronal de cualquier equipo. Porque con Ney todo es diferente. Y mejor. Una de las primeras consecuencias de su fichaje ha sido la recuperación de parte de la importancia que el centro del campo parisino había perdido con la marcha de Blanc.
Por ejemplo, ahora tanto Thiago Motta (93->97) como Marco Verratti (87->103) dan más pases por partido. Pero esto, quien más lo está notando, es obviamente el centrocampista que juega más cerca del brasileño. Adrien Rabiot, que ya juegue en un 4-3-3 o en un 4-4-2 siempre ocupa el perfil izquierdo, ha pasado de promediar 64 pases a promediar 86. Y no sólo eso. Su ascendencia sobre el juego, su impacto en las jugadas, siempre es mayor. Especialmente cuando es el interior más liberado de un centro del campo de tres. Ahí, ejerciendo casi como mediapunta, Rabiot es el medio que Neymar suele utilizar para llegar a los muchos finales que imagina su mente.
Foto: FRANCK FIFE/AFP/Getty Images
Capitan Haddock 13 octubre, 2017
Que bueno que hablan de este futbolista que me gusto muchisimo, pero que deja muchas dudas tambien. Hubiera gustado un analysis ma profundo. Tiene un gran talento y clase, pero hay peros. Su caracter parece dificil, no accepte jugar de "sentinelle" (pivote) aunque parce que le iria muy bien, y a veces actua de forma totalemente intrascendente. Se vio con Francia frente a Bulgaria. Dijo el al acabar el encuentro : tenia miedo de lesionarme (entrando frio, con cesped mal etc). Hay dudas a nivel mental, si.