No hacía falta que Lucas Pérez abandonase Coruña. Todos éramos perfectamente conscientes de la importancia que tenía dentro de un equipo, un club y una ciudad que, directamente, eran suyos. Pero la abandonó. Y durante estos doce meses se ha confirmado el peor de los diagnósticos: sin Lucas, el Deportivo necesita que le pasen demasiadas cosas buenas para que el equipo consiga progresar y, sin embargo, apenas necesita sufrir un suceso adverso para verse obligado a volver a la casilla de salida.
La etapa de Gaizka Garitano resultó tremendamente esclarecedora. Su Deportivo de la Coruña estaba bien construido, afrontaba bien los partidos y se vislumbraba un margen de mejora grande a poco que el equipo lograse continuidad, pero ésta jamás fue posible. El Dépor parecía condenado a un frustrante día de la marmota en el que el gol del rival, que llegaba siempre antes que el propio, acababa con las buenas sensaciones que estaban dejando sobre el césped. Incapaz de solucionar este problema, que no era estrictamente táctico, a Garitano se le vino a dar la excusa más empleada en la historia de la humanidad: no eres tú, soy yo. Solo que esta vez era cierto. Con Pepe Mel, de hecho, así se demostró. Ni los buenos resultados iniciales que cosechó su Dépor -sin mejorar- sirvieron para que el equipo lograra cambiar ni un mísero ápice la inercia negativa. Resultaba sorprendente: se habían alejado del descenso, pero los jugadores seguían sufriendo. Y, claro, al final tuvieron muchos motivos para hacerlo.
El partido de hace unos días en el Ciutat de Valencia no ha sido más que la continuación de todo esto. Un equipo desangelado, sin convicción ni fundamento, que logró situarse dos goles por encima en el marcador y que al final pareció celebrar como un éxito el punto que se llevó de vuelta para casa. A esto parecía estar condenado el Deportivo; a no ser dueño de su destino. Pero Lucas ha vuelto a casa.
Rodrigo Lovelle, representante de Lucas: “Llevamos dos meses peleando junto al Deportivo y no vamos a dejarlo tirado. Tenemos que ir a muerte con quien nos acompañó durante todo el camino”.
Las condiciones contractuales de una operación no deben servir nunca como factor de análisis. Un futbolista no es mejor ni peor por lo que se pague por él. Jamás. Pero dichas condiciones sí pueden ser útiles para describir el contexto al que se va a enfrentar. Y en este caso… No hay lugar para el engaño. Mientras Lucas Pérez ha rechazado más de veinte ofertas de equipos de diversas ligas, muchos de ellos con más posibilidades económicas o deportivas que al club al que ha regresado, el Deportivo de la Coruña ha pagado cuatro millones (más ficha) por una cesión que ni siquiera le concede una opción de compra. «Era Lucas o la nada», repetían sus aficionados. Ni siquiera era lo desconocido, porque esta historia ya la han vivido un par de veces en los últimos años. Para toda Coruña era eso: la nada.
Una vez apuntado esto, se puede entender mejor que el Deportivo haya hecho tal esfuerzo por reforzar la demarcación que, seguramente, mejor tenía cubierta. Florin Andone, aun dando la sensación de que todavía puede dar más, es una de las pocas certezas a las que el Dépor se ha podido ir agarrando con cierta frecuencia. Y Adrián López, recién llegado este verano, parecía además perfecto para compensar y potenciar con finura lo que el rumano consigue con potencia. Sea como fuere, Lucas Pérez come aparte. Lucas lo cambia todo. Él no es un delantero, es una posibilidad táctica, competitiva y emocional sobre la que Pepe Mel está obligado a construir todo lo demás. En lo meramente futbolístico, el gallego es un punta de movimientos amplios y constantes que están llenos de agresividad, veneno y calidad. Pero lo mejor no es eso, sino que su juego tiene una doble consecuencia positiva para el Deportivo: la individual es que hace mejores a sus compañeros, la colectiva es que hace peor equipo al rival.
El del Barrio de las Flores ha jugado en banda y como segunda punta en Riazor, pero no hay posición desde la que condicione más los encuentros que la de delantero centro. Un nueve con mucha movilidad y libertad, desde luego, pero con una incidencia directa sobre los centrales y la portería rival. Los 17 goles y 10 asistencias en 36 partidos de La Liga 15/16 dejan poca lugar a la duda. Pero es que ésta no es una simple cuestión de productividad. Como punta de lanza, Lucas Pérez estira y arrastra. Genera espacios, fuerza errores y alimenta aciertos con un aliciente extra: con él arriba el Deportivo jamás está demasiado lejos de la portería contraria. Este mal, que ha hecho mucho daño al Dépor en el último lustro, fue uno de sus principales problemas el año pasado. Florin Andone peleaba, buscaba y a veces encontraba, pero eran jugadas aisladas. El juego no cambiaba. Y sólo cuando Ryan Babel exhibió su categoría de jugador con pasado Champions se pudo encontrar una estructura que sacara lo mejor de todas las líneas. La defensiva, cerca del área. La medular, sin mucho peso creativo. Y la delantera, con espacios por delante. Con Lucas arriba, sin embargo, esto está garantizado desde el primer día.
Víctor Sánchez del Amo: «Con todo, para mí Lucas Pérez tiene nivel para ser el delantero de la selección española, porque es un jugador muy versátil, que puede jugar en cualquier puesto del ataque y con diferentes sistemas, tanto si quieres posesión como contraataque y además aporta mucho en la presión defensiva. Es un jugador completísimo, al mejor nivel internacional».
¿Cómo encaja Lucas Pérez en el Deportivo que desde hoy se va a encontrar? Bueno, ésta no es la pregunta. La cuestión es más bien cómo va a tratar de encajar este Deportivo con Lucas Pérez. Cómo va a tratar de aprovecharse de él a la vez que, por supuesto, le ofrece el mejor escenario para que siga siendo la estrella, el líder y el sistema que era cuando abandonó Riazor rumbo al Emirates. A partir de ahí Pepe Mel tiene tantas opciones como las tuvo Sánchez del Amo, creador de un equipo camaleónico al que no le falló el fútbol, sino otras cuestiones. Si el técnico madrileño decide replegar, edificar un sistema de contragolpe a partir de Lucas es posible. Si prefiere tener más balón, tratando de controlar el partido en campo rival, el «7» podrá ser el factor diferencial que necesita este tipo de planteamientos para convertir las buenas intenciones en hechos irrebatibles. Y si decide algo más mixto, también.
¿Cómo podrá rodear Pepe Mel a Lucas Pérez? Ésta sí que es una cuestión muy interesante. La mejor versión del punta gallego la exhibió jugando bastante cerca de Luis Alberto (como extremo o como mediapunta), pues éste no le cerraba ningún tipo de espacio y sí le daba continuidad para seguir abriendo vías. El atacante gaditano jugaba siempre condicionado por lo que hiciera Lucas Pérez en cada jugada. Pero la clave fue la buena sintonía que ambos demostraban cuando se acercaban. Como hemos dicho, Lucas es un futbolista que necesita todo el frente del ataque a su disposición para arrastrar y dañar, pero a la vez también es un jugador con bastante calidad-creatividad para la pared o el último pase, y justamente esta doble opción es la que Luis Alberto le permitía combinar a menudo.
En relación a esto, el jugador que le puede ofrecer un escenario parecido es Adrián López, un atacante con mucha capacidad para interpretar y gestionar los espacios pero no carente de calidad para sacar provecho de su unión con Lucas. Mucho más concreto, particular y directo sería un posible vínculo con Emre Çolak, siendo el turco, por supuesto, un muy buen lanzador hacia los desmarques. No obstante, la opción más probable es obviamente la doble punta con Florin Andone. El rumano es un futbolista parecido, pero no por ello esta semejanza les hace excluyentes. Ambos son futbolistas de movimientos largos, con facilidad para caer a las bandas y, por ello, Lucas se podría beneficiar del trabajo de Andone para representar una de esas dobles amenazas que las defensas modernas, acostumbradas a gestionar un único punta, se les viene atragantando. Además, Florin cubre bastante bien el principal déficit del punta gallego: el remate. Un tema no menor en clave Deportivo al tratarse éste de uno de los equipos que ponen más centros laterales en los últimos tiempos. Sea como fuere, esta combinación parece reducir también el margen de opción a Lucas. Porque aunque es un delantero poliédrico, que habilita y sabe habilitarse casi que por igual, él saca más rédito de la compañía por detrás que por delante.
Emre Çolak: «Estoy esperando que vuelva Lucas. Es un jugador que conoce la Liga, tiene mucha calidad y nos ayudaría muchísimo. Si vuelve, me ayudará también mucho a mi juego. Nos mejoraría mucho».
Más allá de estas interesantes cuestiones, el esperado regreso de Lucas Pérez obliga a toda Coruña a desfruncir el ceño. Porque su presencia da para escribir lo que sea necesario sobre aspectos técnicos y tácticos, sobre todo a partir de las múltiples opciones que tiene ante sí Pepe Mel, pero la consecuencia más importante de la vuelta del «hijo pródigo» es el cambio de ánimo que va a experimentar Riazor desde el partido contra la Real Sociedad de la próxima semana. Bastará una carrera de Lucas con 0-0 para volver a creer que, en realidad, no se necesita tener tantas cosas a favor para poder competir en la mayoría de escenarios. Bastará con un remate de Lucas con 0-1 en contra para volver a sentir que, en realidad, el Deportivo sí es dueño de su destino. Y eso, al final, es el principio de todo lo demás.
Foto: MIGUEL RIOPA/AFP/Getty Images
Skywalker 1 septiembre, 2017
Si decide jugar con doble punta, qué posición ocuparía el gran Emre Colak?