Adnan Januzaj nació en un Manchester United triste que necesitaba cualquier pequeño foco de ilusión al que poder agarrarse. Allí, con sus pintas finas y elegantes, enamoró a la parroquia de Old Trafford de un modo un tanto exagerado. Desde entonces han pasado tres temporadas y las vibraciones emitidas por el futbolista no han sido satisfactorias. Ahora, intentará levantar el vuelo en la Real Sociedad.
Las condiciones de Januzaj son notables para el fútbol moderno.
El chico no ha podido estar más acertado eligiendo destino. Anoeta cuida a los futbolistas de su perfil. Januzaj se define por un control de balón muy preciso -si él activa el chip de no perderlo, es muy, muy complicado arrebatárselo-, por tener facilidad para asociarse en espacios reducidos y por un regate corto con bastante potencial. Herramientas, todas estas, necesitadas y a su vez inspiradas por uno de los proyectos, el de Eusebio, que más miman su identidad.
Su alarmante déficit goleador puede costarle una buena carrera.
Pero si quien supo seducir incluso a la certera secretaría técnica del Borussia Dortmund no pasó de los 200 minutos en el Signal Iduna Park y no ha logrado afianzarse ni en este Sunderland de la recién acabada 2016/17… es porque le faltan cosas. Carece de regularidad y, la clave, también de determinación. Lo que permitiría al extremo belga dar un salto y convertirse en la alternativa a Vela que la Real Sociedad lleva requiriendo varios años radicaría en que el todavía joven Januzaj orientase su indudable categoría técnica hacia objetivos más tangibles. Desde la campaña de su debut, ha marcado un solo tanto, y si no mejora este aspecto, ni Illarramendi, ni Oyarzabal ni Eusebio van a poder hacer nada por él. Casi nadie puede permitirse un atacante que nunca tenga la opción de marcar un gol. Su control del esférico es oro, pero nunca va a ser suficiente.
Foto: Alex Livesey/Getty Images
Javier Cordero 19 julio, 2017
Januzaj era uno de los motivos por los que ver al ManU de Van Gaal por entonces?
Por la banda muestra regate y buen centro pero de mediapunta es donde me ha gustado más. Es un gustazo ver cómo lleva la pelota atada a la bota y si controla los momentos de cuándo soltarla puede hacer mucho daño.