Al Dépor le viene costando encontrar la estabilidad necesaria con la que poder asentar un proyecto sobre el que crecer. Los entrenadores se suceden, el vestuario cambia por completo y, al final, cada temporada termina sucediendo lo mismo: casi nada de lo ya pasado sirve para construir lo que está por venir. Sobre esta sensación y sobre la raíz del problema charlaron Miguel Quintana y Abel Rojas.
Miguel Quintana: […] Reflexionando un poquito acerca de lo que ha sido la temporada del Deportivo de la Coruña, recuerdo ese momento, Abel, en el que con Gaizka Garitano el equipo no lograba ganar, pero decíamos que no había un problema táctico, que no era una cuestión de pizarra, sino que fallaban otras cosas. Entonces, ¿qué sucedía? ¿Qué le pasaba al Dépor? Porque me ha dado por pensar sobre cómo en los últimos años el club gallego viene arrastrando una especie de déficit competitivo, también de personalidad y de carácter, que creo que ha terminado arrastrando al proyecto en sí.
Abel Rojas: Puede ser, Quintana, pero yo aquí también creo que ha habido un parte de responsabilidad de los entrenadores. Tú me citas ese momento tan importante tras la marcha de Ryan Babel, pero yo tengo clavado otro partido: el Celta-Dépor de la segunda vuelta. Se celebró una semana después de la victoria ante el Barcelona, que además se interpretó como prácticamente la salvación. El Deportivo tenía jugadores para sentirse cómodos con la pelota siempre y cuando el contexto fuese positiva. Sin embargo, llegó ese partido ante el Celta de Vigo y Pepe Mel lo enfocó todo al juego directo sobre Borges, a quien alineó como mediapunta. ¿Qué te quiero decir con esto? Que yo creo que era un momento en el que el Deportivo podía despegar y pasárselo bien sobre el campo, que me parece que el equipo necesitaba, pero Mel optó por la medida conservadora…
Miguel Quintana: Pero, Abel, es que han sido muchos los entrenadores los que han pasado por el banquillo del Dépor desde que desciende por primera vez tras ese ciclo triunfal en Primera… Y se ha repetido siempre lo mismo. A mí el Deportivo me da la sensación de que es uno de los equipos que necesita que pasen más cosas buenas para generar una dinámica positiva y, sin embargo, que se cae con menos. Que simplemente necesita un par de malos resultados, incluso de malas acciones, para que se venga todo abajo. Y esto lo enlazo tanto con esos partidos con Garitano, en los que el Dépor se caía al primer golpe pese a estar siendo superior, pero también con la solución por la que optó Pepe Mel. Quizás si no llega a optar por ese refuerzo contra el Celta se llega a caer y hubiese sido todavía peor.
Abel Rojas: Bueno, se cayó.
M.Q: Sí, sí, al final se cayó de igual manera. ¿Pero no es esto una confirmación de lo que te comento?
A.R.: Es que yo creo que lo que tú dices está bastante ligado al hecho de que no se haya terminado de hacer una apuesta por una identidad clara. No radical, pero sí clara. Por ejemplo, su eterno rival, el Celta de Vigo, ha tenido cambios de entrenadores y de jugadores, algunos de ellos muy importantes, pero siempre se ha sabido a qué jugaba. Casi todos los clubes que funcionan a medio plazo se debe a esto. Y el Deportivo de la Coruña no ha tenido de decir «este año vamos a ser esto y lo vamos a ser hasta la última jornada». Porque Gaizka Garitano estaba construyendo un equipo que podía llegar a ser un buen equipo de fútbol, estoy de acuerdo contigo, pero si te digo que me lo definas en un párrafo, Quintana, te cuesta extraer la esencia.
M.Q: Es complicado. De hecho, el otro momento en el que el Dépor parecía poder resurgir se produjo con Víctor Sánchez del Amo, que prácticamente se caracterizaba por no necesitar esa identidad porque siempre era muy camaleónico…
A.R.: Pues fíjate que eso sí me parecía una identidad.
M.Q: El no tenerla.
A.R.: Exactamente. Era el equipo camaleón. Y eso a mí por lo menos me caló. El Deportivo era el equipo que nunca sabías por donde te iba a salir, pero que siempre iba a ser coherente respecto al rival.
M.Q: A lo mejor las dos cosas están ligadas, pero claro… Ese Dépor funcionaba tan bien porque estaba Lucas Pérez en punta. Y Lucas me parece esa excepción de lo que vengo hablando. De ese déficit de identidad, no sólo respecto al fútbol sino también respecto al club, que eso es algo que, por ejemplo, el Celta sí ha tenido con mucho canterano que ha ayudado a mantener esa base. Pero, claro, ahora pienso en el futuro… El Dépor mantiene a Pepe Mel, mantendrá una base extensa de jugadores y, al menos de momento, han llegado dos chicos, como son Fede Cartabia y Fede Valverde, de los que sabemos muy buenas cosas, pero que no dejan de ser un chico de 18 años y luego un extremo que sí, que es un poco como Emre Çolak, calidad y talento individual, pero a la hora de mezclar algo colectivo pues me parece que no va a poder sumar nada…
A.R.: Es que Lucas tenía esas dos cosas que has dicho: el conocimiento de lo que es el club y la capacidad de sumar puntos.
M.Q: Arrastraba al resto. Les obligaba.
A.R.: Es que no hay entrenamiento más eficaz que ganar un partido de casualidad. Entonces, en el momento que tienes un jugador que te capitaliza y cobra las facturas, pues evidentemente el equipo pasa a despegar un poco más. En cambio, futbolísticamente no creo que tuviese un gran impacto en el grupo, sino que simplemente con él era más sencillo obtener resultados y, por lo tanto, crear sinergias positivas […]
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Referencias:
«Pares o Nones»
https://twitter.com/ecosdelbalon
https://twitter.com/migquintana
Jes1906 27 junio, 2017
Para mí el Deportivo lleva dos años arrastrando un problema fundamental, mucho mayor que cualquiera que se pueda citar: la falta de un portero. Si nos fijamos desde el último ascenso ha habido un avance progresivo en el nivel de la plantilla (salvo el bajón lógico tras la marcha de Lucas), bastante evidente a mí parecer, pero un abandono absoluto en la portería desde la salida de Fabricio al fútbol turco.
Tras el ascenso con Fernando Vázquez el Depor apuesta por Víctor Fernández y por futbolistas como Cavaleiro, José Rodríguez, Sidnei, Juanfran, Borges, Lucas, Oriol Riera, Postiga, Cuenca… Muchos de los futbolistas de los que se esperaba un rol importante desaparecieron prácticamente desde el primer tramo de la temporada, y solamente Fabricio, Sidnei y Lucas (demasiadas lesiones) sostuvieron a un Depor que se salvó a última hora en el Camp Nou. Tras esa temporada el Deportivo pierde a Fabricio y en vez de buscar reforzar con garantías la salida del que fue tu mejor futbolista, confías en Lux y traes a Tyton, que había dejado dudas en su paso por el Elche.
El año siguiente se hace una plantilla que en la primera vuelta termina noveno, con Lucas, Luis Alberto y Mosquera al timón, pero empezaba a arrastrar un mal que está convirtiéndose en endémico: el desequilibrio entre las ocasiones generadas, recibidas y el resultado final. El primer ejemplo se dio contra el Sporting en Riazor, en aquel partido loco donde el Sporting metió 2 goles en siete minutos y donde el Depor terminó perdiendo 2-3 pese a ser infinitamente superior sobre el verde. El Villarreal gana en Riazor con un tiro y medio, el Rayo empata 2-2 con dos tiros, el Betis ídem… Hubo una serie de partidos, similares en sensaciones y juego a los de la primera gran vuelta del equipo de Víctor, donde los atacantes del Depor pidieron a gritos a alguien que les sostuviera desde atrás, y nadie apareció. Esos resultados injustos hicieron mella en una segunda vuelta para olvidar. El Depor fue incapaz de salir del bucle de indefensión en el que se había metido a través de un juego que merecía mayores resultados.
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