El Málaga de Michel suma seis victorias en los últimos siete partidos, una racha que ha llevado al equipo a transmitir mucha de la frescura y posibilidades de hacer buen fútbol que prometía su plantilla a comienzos de temporada. De entre sus individualidades, Sandro viene reclamando mucha cuota de protagonismo porque así ha sido en las buenas y en las malas, pero las valoraciones han de hacerse a diferentes alturas, entre ellas las de abonar el terreno en pos de integrar y hacer crecer el fútbol de una de las muchas perlas de su fútbol base, Javier Ontiveros.
La confianza en el fútbol está muy relacionada con la victoria y el riesgo. Como consecuencia de la primera y asumiendo mucho de lo segundo, el fútbol de un equipo se vincula con dicho concepto con una elocuencia absoluta. El Málaga es un equipo que juega con una tremenda confianza, de ahí que en los futbolistas surjan iniciativas de todo tipo. Al defensor se le ve iniciar más persecuciones por anticipación, los jugadores que aparecen por dentro juegan a menos toques, el jugador intenta siempre algo más, el esfuerzo aparece con continuidad y el bloque se junta más y desde la tranquilidad. Desde la seguridad que otorgan las victorias y el trabajo es más sencillo que jugadores jóvenes intenten lo mismo sin la experiencia de los demás.
El Málaga ha llegado a este final repleto de fútbol
Javier Ontiveros ha sido importante para Michel casi desde el primer momento. El marbellí, de 19 años, apareció en Primera queriendo ordenar una serie de decisiones con la pelota que le dejaron mal parado por su precipitación. El canterano hacía todo a mucha velocidad y sin entender su alrededor, con la cabeza gacha y soltando mal la pelota, pasando todos los semáforos en ámbar hasta chocar. Por eso su entrenador se refirió a todo ello en rueda de prensa, haciendo hincapié en un proceso que el talentoso malagueño ha ido asimilando hasta el día de ayer, ante el Celta de Vigo.
Ante los vigueses pudo verse el todo y la parte. De entrada un Málaga que toma riesgos asumidos y sostenidos por la nombrada confianza, que está disfrutando con lo que hace, en el que todos los futbolistas encajan y en el que, una vez el zoom se acerca, observando las partes, se ve a Ontiveros jugar y no solo arrancar. Toques de espaldas, regates, desaceleraciones, apoyos, peligro, faltas provocadas… El chico ya no sólo agita, sino que se suma al ritmo concreto del equipo y la jugada. Poco a paco ya no desentona, sino que se camufla con el colectivo. La confianza en el fútbol es como el amor, es una evidencia en quien la goza y el motor de cada decisión a tomar.
danielgi610 8 mayo, 2017
Como está Camacho? igual de imponente que en temporadas anteriores?