El Deportivo Alavés de Mauricio Pellegrino ha llamado la atención del fútbol español por dos razones fundamentales. La primera derivó del hecho de que, iniciando el curso con más de 15 caras nuevas, empezase a jugar como un equipo reconocible antes que casi cualquier otro. En segunda instancia, fue la calidad de sus tres jóvenes promesas, Fernando Pacheco, Theo Hernández y Marcos Llorente, lo que matizó su carácter defensivo aportando un brillo al producto definitivo que lo ha convertido en uno de los proyectos más ilusionantes y seguidos por el espectador neutral. Esta noche, en la Final de la Copa del Rey, muchas serán las miradas pendientes de sus progresos.
A nivel estructural, ninguno es tan importante como el mediocentro de la cantera del Madrid. En etapa formativa, Marcos Llorente llamó la atención de público y técnicos gracias a su capacidad organizativa, y como extra, también incluso por dejar entrever un potencial ofensivo impropio de su demarcación, al destacarse con eslalons y llegadas esporádicas al área que generaban peligro e incluso goles. Dicho de otro modo, se excedía de las responsabilidades de un pivote sin, pese a su juventud, ignorar las que le correspondían por naturaleza. Sin embargo, a lo largo de su temporada de debut en la élite no ha mantenido esa ruta. Como pivote posicional del 4-2-3-1 vitoriano, Marcos ha sobresalido más por sus quehaceres defensivos que por su aporte con el balón. Equilibrando el sistema, orientando los ataques del rival, determinando los momentos de robo y liderando las acometidas para concretarlo ha sido un bastión que ha opositado a mejor especialista defensivo del campeonato. Una barbaridad. Pero con la pelota, sin dejar a deber, no ha ido tan sobrado.
Marcos Llorente debe tener plena claridad de ideas para desplegar al Alavés con velocidad y precisión.
Lo primero a describir sería el perfil táctico del Alavés. El conjunto de Pellegrini siempre ha priorizado el orden y no se ha tomado ningún lujo en forma de despliegue de piezas en ataque que pudiera afectar a su respuesta en transición defensiva. Se trata de uno de esos modelos que están pensando en cómo defender hasta mientras atacan. Ello ha desembocado en que Llorente no haya gozado de demasiadas líneas de pase operativas durante los inicios de las jugadas, y por tanto, hacer fluir el ataque siempre ha sido bastante difícil. Dicho esto, en lo que a él respecta, ha sufrido en algunas ocasiones por aparente falta de velocidad en la ejecución. El futbolista es consciente y ha desarrollado un giro, una media vuelta, que reproduce con fiabilidad, le aleja de la marca del rival y le regala más tiempo y espacio para tomar y plasmar sus decisiones, pero aunque el recurso esté ahí, no ha parecido la solución definitiva. Hoy, frente a un FC Barcelona al que se espera motivado, al Alavés no le bastará con que complete la casi imposible misión de hacer que Messi no gane otro título por sí mismo, sino que deberá ser el apoyo para los demás que permita a los vitorianos desinflar y esquivar la presión culé en los momentos en los que Busquets la instala tan arriba como pretenderá. Si supera esta prueba, a la progresión de Marcos Llorente no se le podrá poner un solo límite.
Theo Hernández puede ayudar a Marcos Llorente en la salida, pero sobre todo, deberá ser un atancate.
La actuación de Theo Hernández será una cuestión menos condicionante pero no por ello potencialmente menos decisiva. El canterano del Atlético de Madrid sobresale por dos virtudes harto exclusivas: la primera, que puede coger el balón a la altura de su área y crear una ocasión de peligro; la segunda, que lo intenta muchas veces en cada encuentro. En principio, cabe esperar que Luis Enrique apueste por un 4-4-2 en defensa en el que quien complete la línea de medios no sea siempre Neymar sino Paco Alcácer, como sucedió la reciente victoria del FC Barcelona en el Santiago Bernabéu. Así, habría alguien trabajando de modo específico sobre el carrilero francés pero ni por esas existirían garantías de que este no se escapase en más de una de sus acometidas. En caso de que el entrenador asturiano optase por un 4-3-1-2 con Messi de mediapunta y doble «9» o por un 4-3-3 con Messi, y no Alcácer, en banda derecha, Theo Hernández no sólo representaría una amenaza más constante y limpia, sino también un auxilio relevante para Marcos Llorente en lo referente a la salida del balón desde atrás.
Tanto el mediocentro como el lateral zurdo están llamados a vivir noches grandes en la Copa de Europa de la próxima década, y esta noche, ante un oponente gigantesco, pueden empezar a demostrar que no se van a achicar en las mismas.
Foto: Gonzalo Arroyo Moreno/Getty Images
Nelson 27 mayo, 2017
Excelente artículo sobre el papel de las dos grandes promesas del Alavés en la final de hoy. Una pregunta me surge. ¿Tiene Llorente nivel para regresar al Real Madrid y competirle el puesto a Casemiro?