Borussia Dortmund y AS Mónaco cerraron los primeros 90 minutos de su eliminatoria de cuartos de final con cinco goles. Y no se puede decir que fuera del todo inesperado, pues son equipos imperfectos, muy verticales y sin capacidad para guardar la ropa y sentirse del todo cómodos en ello. En el primer asalto, no obstante, el conjunto alemán transmitió más sensación de tener que hacer muchas cosas bien para competir -sin lograrlo-, dejando al Mónaco la opción de explotar más espacios durante más fases del partido, aprovechar más errores y servirse de la propuesta de Thomas Tuchel, un técnico que no entiende de renunciar al balón aún faltándole calidad en sus primeros pases. Para castigar esta incondicionalidad, un nombre propio, Kylian Mbappé, determinante en un contexto tan marcado como lo fue lo vivido en el Signal Iduna Park.
Tuchel asumió posesión y Jardim lo aceptó siempre
Para Tuchel es troncal crear ventajas posicionales desde su salida de balón, que tiene en Weigl su valedor y en práctica soledad, pues aunque dispone de socios, muchos juegan por delante de él para acelerar las jugadas. Desde su habitual disposición en 3-4-2-1, que en realidad es un 3-2-4-1 superofensivo, los alemanes gozaron de relativa comodidad en los primeros minutos ante un Mónaco que no fue del todo agresivo en su presión, con un bloque a media altura. Una vez superaba la divisoria, sus problemas para equilibrarse con la pelota comenzaron a aparecer, pues si algo tiene el BVB son jugadores de desequilibrio y pocos de control -sólo Weigl-. Con los hombres de banda muy proyectados y sin calidad contrastada en su última línea -Ginter fue carrilero y Piszczek central-, Mbappé comenzó a producir.
Mbappé fue el que más castigó los problemas defensivos del BVB
El 0-1 es sintomático, pues llega de una contra de Bernardo Silva que el portugués inicia en absoluta soledad para conducir de menos a más hasta ceder a Lemar, que llega liberado por la izquierda. También lo es la manera de resolver situaciones defensivas en el área en los dos primeros goles como también el error del tercero en salida de balón. Weigl, desbordado en la medular, con seis hombres por delante de él para poblar el campo rival, dependía en todo momento de ordenar a los suyos en pos de finalizar cuantas más jugadas mejor, relacionando efectividad arriba con fragilidad atrás. Con 0-2 al descanso, sin trabajo para Subasic y con muy poca aparición de los mediapuntas de Tuchel, el ex del Mainz ajustó tras la reanudación: Sahin y Pulisic.
Pulisic le dio un aire nuevo al ataque del Dortmund
En un contexto de evidente urgencia, Tuchel rehizo el dibujo con el fin de encontrar en ventaja a sus mejores hombres. En esa tarea tuvo mucho que ver Cristian Pulisic, un jugador increíblemente profundo e insistente, transformador de la dinámica de los partidos, característica que tiene en esencia un equipo, el BVB, muy capacitado para prender la mecha y buscar la portería contraria en rampa descendente. En ese juego de rupturas, oleadas y ofensividad, que tuvo a Kagawa como el más presente, apareció su contrapartida, una ternura competitiva que aleja a los alemanes del dominio de los detalles, y que castigó el francés Mbappé para golpear primero en una eliminatoria que no debería quedarse aquí. Puede pasar de todo en el Principado.
Foto: Maja Hitij/Bongarts/Getty Images
hola1 13 abril, 2017
La frialdad de Mbappe para definir en el tercer gol.
Me gusto el partido de Dembele,aunque estuvo fallon en bastantes pases y le falta ese punto de definicion.