El partido disputado el pasado fin de semana en el Vicente Calderón dio para pocas conclusiones por multitud de motivos -siendo el más decisivo de ellos el mal estado del césped-, así que fue ayer ante el Sporting de Rubi cuando se pudo empezar a testar con una muestra más válida el porqué del 3-4-3 de Luis Enrique en su FC Barcelona.
Harán falta más encuentros para poder profundizar, pero una lectura que sí quedó moderadamente clara en la goleada frente a los asturianos fue que el reparto de espacios en ataque queda más equilibrado que en el 4-3-3 asimétrico que se venía dibujando. En dicho 4-3-3, el extremo derecho nominal era Messi, pero su posición en el campo respondía mucho más a la de un mediapunta, con la particularidad extra de que nadie se encargaba de ocupar de forma fija esa banda vaciada, que se abandonaba a expensas de que el lateral, el interior o Luis Suárez llegaran o cayeran para rellenarla, algo que hacían con menor frecuencia de la deseable y que, además, no estaba ligado de ningún modo al sempiterno juego de posición que tanto reconforta la autoestima de parte del equipo.
La posición de Rafinha mejora la transición defensiva culé.
En el nuevo 3-4-3, el extremo derecho nominal es Rafinha, y en la práctica, también está ejerciendo como tal. De forma directa, el peso en el juego del futbolista brasileño no está siendo cuantioso -más allá de que resultase decisivo con su gol en la victoria contra el Atlético de Madrid-, pero el hecho de que el sistema deposite un atacante abierto en ese costado -como Neymar lo está en el otro- activa el carril que faltaba de los tres, expande a la defensa y, sobre todo, tapona la transición fácil defensa-ataque del adversario por mediación de su lateral y su extremo zurdos, que era algo que venía ofreciendo múltiples ventajas a los quehaceres ofensivos de cada conjunto que enfrentaba al Barcelona. Así, el rival sale menos veces, y pierde la pelota antes, y el juego de los azulgranas puede ganar un plus de ritmo que no le viene nada mal. Por no decir que lo necesita.
Foto: LLUIS GENE/AFP/Getty Images
Roberto 2 marzo, 2017
Pues por lo menos la noticia positiva de que la banda derecha ya no sea un desastre. A nivel de juego, mas alla de la MSN, poco que rescatar, sigue el Barça sin parecer un equipo