La adaptación de Cédric Bakambu al fútbol español en general y al Villarreal en particular fue tan veloz como cualquiera de sus rupturas hacia la portería rival. De la mano de Marcelino y formando pareja de ataque con Roberto Soldado, el congoleño llegó, corrió y marcó. No tuvo ni tenía que hacer más. Bakambu era el elemento aislado de un Villarreal que, por primera vez en su historia más reciente, no crecía a partir del balón, sino del espacio. De ahí que la velocidad punta de su delantero fuera más importante que la riqueza de sus movimientos, la calidad de sus toques o la constancia en el juego.
No es que tampoco sus cifras goleadoras fueran sobresalientes (22 goles en 50 partidos), pero su puntualidad sí lo fue. A fin de cuentas, en el Villarreal de Marcelino cada gol marcado valía más que en la gran mayoría de equipos, pues normalmente le bastaba uno solo para llevarse los tres puntos. Y ese gol lo solía marcar Bakambu.
Sansone o Pato han brillado más este año con Escribá.
Con el cambio de entrenador todo esto se matizó. Cierto es que el Villarreal sigue destacando más por sus registros defensivos, pero ahora Fran Escribá le da otro sentido al balón. Por eso Trigueros ha pasado de completar el curso más gris de su carrera a ser el capitán general de todo un Villarreal. Y, por eso, el perfil de los delanteros que mejor ha encajado con esta nueva versión no es el de Cédric.
Hasta la fecha, los puntas que más rendimiento le han dado a Fran Escribá han sido Alexandre Pato y Nicola Sansone. Ambos muy móviles, ambos mucho más anchos que profundos, ambos bastante completos, ambos capaces de mezclar con los centrocampistas… Ambos muy diferentes a un Bakambu que, tras la lesión, no se ha sentido cómodo en ningún momento, lo cual además se ha venido a traducir en unas cifras muy pobres: únicamente cuatro goles en 22 encuentros que, a su vez, sólo han valido dos puntos (Las Palmas).
Amen del nuevo registro ofensivo del Villarreal, en el bajo nivel de Bakambu también parece influir una cuestión: él es un delantero que se muestra más cómodo jugando solo en punta. Y esto, aunque lo parezca, no representa ninguna contradicción con lo que pasó la temporada pasada, pues en aquel 4-4-2 estaba acompañado por Roberto Soldado. O mejor dicho, con el Roberto Soldado de 30 años, un segundo punta que ya no está enfocado al desmarque y la finalización, sino a enganchar y crear el juego para el nueve. De esta manera, el punta español no le quitaba espacio al congoleño, sino que se lo generaba. Retrasando su posición, escalonándose como si fuera un mediapunta, Soldado sólo formaba doble punta con Cédric en defensa. En todo lo demás era su escudero. Su asistente.
Ante Osasuna y Espanyol esta pareja ha vuelto a funcionar.
Y lo ha vuelto a ser en cuanto ha regresado de la grave lesión que sufrió en verano. Porque tras sus respectivos problemas, la dupla conformada por Cédric Bakambu y Roberto Soldado ha vuelto a dinamizar el ataque del Villarreal. Ahora lo hacen para otro técnico y bajo otra idea, pero el fútbol es de los futbolistas y el 4-4-2 de las parejas. Y la que conforman Bakambu y Soldado ha logrado en tan solo dos jornadas que el Villarreal recupere su colmillo más voraz.
Foto: JOSE JORDAN/AFP/Getty Images
El_trequartista 12 marzo, 2017
A principios de temporada pensaba que el equipo que se había formado podría potenciar a Bakambu pues se había incorporado un buen pasador como Sansone y un segundo punta de los que atraen mucha atención como Pato.
Pero no vimos al mejor Bakambu, ha tenido que llegar Soldado para que el congoleño vuelva a tener un nivel similar al de la temporada pasada. Y a mi ésto me llama bastante la atención, la verdad.