En el penúltimo compromiso previo al Europeo sub-21 que se disputará en Polonia en junio, la selección de Celades sacó la versión de máximos. No precisamente por su mejor versión sino por la más desenfadada. Ante una Dinamarca que pasa por ser una de las de mayor potencial del continente, y recibiendo un 0-1 que siempre tuvo la posibilidad de suceder de nuevo, España alineó y jugó en consecuencia. Porque independientemente del partido que pueda plantear su seleccionador, esta generación y su correspondiente concepto de equipo manejan un control justo y nada exagerado. En cuanto puede se deja llevar por el contexto del partido o por las características de sus jugadores. Es una España que si puede mira al espacio y ataca con muchos, de manera directa y frontal, aunque le cueste cosas atrás.
Odriozola y Merino dibujaron el partido de España
De entrada Celades dio la titularidad a jugadores como Yeray, Odriozola, Camarasa u Oyarzábal. Sumados a Merino, Ceballos, Asensio o Gayá, el mensaje era claro, no habría cerebro como tal ni pausa en tres cuartos, potenciando la tremenda velocidad en incorporación del lateral diestro de la Real Sociedad y de su homólogo zurdo del Valencia, más la dinámica y verticalidad del trío Ceballos, Asensio y Camarasa. Para consumar la intención, el papel de Mikel Merino, un mediocentro que tiene en su pase predilecto -el raso vertical- y su gráfica de movimientos características inequívocas.
Pasador como tal, con técnica de cuna y sensibilidad pura sólo jugó por España el hoy jugador del Borussia Dortmund, un futbolista que juega como mediocentro pero que no fija, sino que interviene mucho y abandona su posición para que otros la ocupen por él momentáneamente. Hasta hoy, Mikel Merino va hacia delante y eso favorece cierta y positiva precipitación en las acciones, en el sentido de provocar movimiento y espacio, ruptura de líneas con pases agresivos y aparición de los laterales cuando se cierra el rival sobre la mediapunta. Desde la agresividad del ex de Osasuna cabalgó España a remontar el tempranero gol de la selección danesa. Aprovechando la altura de sus laterales y de las características propias de sus hombres interiores, España entregó casi por completo el ataque a sus ocho últimos jugadores y su balance defensivo a los dos primeros, Yeray y, en ausencia de Vallejo, Diego González, más el retorno supersónico de Odriozola. Aceptada esa idea, y con la posterior entrada de Iñaki Williams y Saúl, España impuso su calidad sin buscar el control y la tranquilidad que garantiza una elaboración más precavida. Era un amistoso y Celades maneja varios ritmos pero esta España parte de una esencia diferente. Podría decirse que tiene adrenalina.
Alex Fuentes 24 marzo, 2017
Yo creo que la Selección pide un giro hacia este estilo desde 2014. Más desde 2016. Y mucho más a fecha 2017.
Los Koke, Isco, Thiago (quizás el mejor español del momento), Morata, Costa… todos ellos prefieren un ritmo más desenfrenado que un juego de posesiones académico. El sistema para los Xavi-Iniesta-Busi-Alonso era el ideal, pero de estos solo quedan 2, uno con muchos años (sigue siendo un genio peeero) y el otro con un bajón evidente (a pesar de su grandeza).
Esta selección debe ser YA la selección de Koke-Isco-Thiago. Y es tarea del entrenador dársela.
Respecto a la sub21… veo imposible que otro país tenga mejor selección que nosotros. Es terrible la nómina. Que ayer entra desde el banco un jugador que ya ha decidido unas senos de Champions con una genialidad, poca cosa.