La carrera de Thiago Alcántara encierra una de las historias más sugerentes en panorama futbolístico de los últimos años. Cocinado al calor de La Masia, su fútbol, de expresión eminentemente libre y sin anclajes, pareció impermeable a ciertos principios arraigados a la fábrica culé, asociada a un juego de posición estricto en disputa con el sentir salvaje que sobre el césped tiene el espíritu del hispano-brasileño. Sin embargo, como si en su lugar el vivero azulgrana sí hubiera logrado inocularle un deseo, los pasos que fue tomando el jugador tanto en el Barça como una vez lo abandonó, fueron orientados a no apartarse del camino. Thiago seguía queriendo ser Xavi.
Esta temporada, no obstante, separado de Pep Guardiola y a las órdenes de Carlo Ancelotti, su itinerario puede estar cambiando. El Bayern de Múnich es cada vez más nuevo, y en él se está empezando a ver a un Thiago Alcántara diferente. Antes de cambiar al jugador y la posición desde la cual debería pasar a influir sobre el juego, no obstante, Carlo empezó alterando lo que Thiago tenía a su alrededor. Así, aunque inicialmente mantuviera el 1-4-3-3 de las últimas campañas, orientó el dibujo hacia un sentido más largo, exterior y vertical de su estilo. Personificada en los laterales, otrora interiores camuflados llagando desde la banda para superpoblar la zona ancha, y actualmente futbolistas lanzados en paralelo a la raya y en dirección al extremo, la mutación dio con un Bayern que se detenía en zonas y momentos distintos pero que pese al recorrido ganado por sus centrocampistas siguió permitiendo a Thiago una presencia permanente y continuada cerca de Xabi Alonso.
Ancelotti ha cambiado la disposición de las piezas en su mediocampo: Thiago es el nuevo mediapunta.
El último episodio de dicha evolución sí tiene que ver directamente con el mayor de los Alcántara, y es que Carlo ha acompañado al cambio en el sentir estilístico, de una nueva disposición de sus piezas en la medular. Si inicialmente el mediocampo muniqués mantuvo una estructura con un mediocentro y dos interiores, de un tiempo a esta parte ha adoptado una nueva forma con dos futbolistas en la base y uno en la mediapunta. La novedad, para Thiago, es que ese mediapunta es él. Se trata de una posición que, por cubrir en espacio y un rol distinto, esconde los problemas que podía acarrear el hispano-brasileño en esas plazas de altura que sí hacen notar sus dificultades para no ralentizar las jugadas encasquillando la combinación cuando ejerce de cerebro, y al mismo tiempo lo aúpa al punto del campo donde más diferencias puede marcar.
Por capacidad física, recursos técnicos, inventiva y visión, en la corona del área Thiago lo tiene todo para ser un futbolista diferencial, convertido en un torrente continuo de desequilibrio, llegada y asistencia sobre la meta rival. Un emplazamiento orientado al último tramo que, de hecho, en su ausencia ha sido ocupada por un segundo punta como Thomas Müller, y a la cual el Bayern suele surtir después de avanzar por fuera. Para el equipo de Ancelotti, pasar de un mediocampo de 1+2 a uno de 2+1 ha generado derivadas tanto desde el punto de vista individual como desde el colectivo. A propósito de lo segundo, una de las consecuencias más significativas es que acercando la altura de Arturo Vidal a la de Xabi Alonso, la jugada de ataque del Bayern se acostumbra a desarrollar con un futbolista más por detrás del balón, una medida de seguridad extra que, a su vez, ha incrementado los espacios en ataque tanto para el mediapunta como para el delantero centro.
El doble pivote conformado por Alonso y Vidal le otorga al Bayern mayor seguridad con y sin balón.
Más dinámico el chileno y más resguardado el español, los dos pivotes del dibujo participan activamente a la hora de templar el inicio del juego y de controlar una transición defensiva todavía por sujetar, más que no elaborando juego desde la sala de máquinas. En este sentido, sus posiciones en el desarrollo de la acción sirven, a modo de migas de pan, como pistas en las que reseguir sus funciones. Así, por ejemplo, no es extraño ver a uno de los dos desplazado a la zona del central izquierdo para, dibujando con balón un cierre de tres hombres, dar reposo a la salida y potenciar en ella la figura de Mats Hummels como pieza central. Otra de las cuestiones relevantes tiene que ver con el perfil que Vidal y Alonso ocupan en el doble pivote muniqués, pues resulta común que el tolosarra sea, de los dos, el que se sitúa en la derecha. Que en la configuración del tándem Xabi no parta desde la posición desde la que más influyó en su día tanto en el juego de la selección española como en el del Real Madrid, insinúa que la prioridad que le concede su entrenador a la hora de definir al equipo en virtud de sus características, posiblemente sea menor que en el pasado reciente de ambos.
Donde sí está mimando Ancelotti al centrocampista español es cuando el Bayern pierde la pelota. Se trata de un momento del juego que el técnico está por ajustar, pues por el momento demanda de sus jugadores un recorrido excesivo en ambos sentidos de la transición, pero que incluso en un escenario como este viene proporcionándole a Xabi Alonso una protección extra. Como ya demostró con Pirlo en Turín, pocos centrocampistas tiene el fútbol de hoy en día con el recorrido de Arturo Vidal para la corrección, y si ya como interior el chileno tendía a abrigar la zona del pivote a la hora de defender, ahora que su sitio está un poco por detrás, el auxilio es incluso más pronunciado. Carlo Ancelotti pretende dar forma a un Bayern de Múnich distinto.
Segundo Asalto – El Bayern, Ancelotti y la Champions
Foto: Alexander Hassenstein/Bongarts/Getty Images
hola1 7 febrero, 2017
He seguido poquisimo al Bayern esta temporada.
Thiago esta jugando en la misma posicion que en la sub-21 de aquel Europeo?