En un encuentro de muchas novedades de inicio, y muchos cambios de sistema visitante durante el transcurso, el Real Madrid se marchó de El Sadar con un triunfo que deja nuevas dudas sobre su sistema de tres centrales , el que usó como punto de partida ante un Osasuna de Vasiljevic que precisamente pasó al 4-4-2 para recibir el líder. En una primera parte muy igualada pero tácticamente favorable a los de Pamplona, los hombres de Zidane saltaron al césped con varias premisas claras y prudentes. No tuvieron efecto positivo porque el gol, el 0-1, llegó de repente y de la manera más alejada a dicho plan inicial.
Hasta ese minuto 23, el técnico francés ordenó un juego directo desde atrás, portero y centrales, sin ánimo de modificarse y sin verse forzado a ello. Puede que valorando el estado del césped, lo cierto es que el Real Madrid salió siempre en largo y sin continuidad, minimizando cualquier posible error o errores que diesen a su rival un plus anímico. Sus medios, Modric e Isco, apenas la tocaban y Osasuna, que formó con línea de cuatro y laterales menos ofensivos, defendía sin verse exigido, dañando por puro número en la segunda jugada y en la progresión de la misma, llevada por los rojillos hacia las bandas, donde su oponente defendía con demasiada soledad.
El Madrid salió de inicio con tres centrales
Sin presión adelantada local, el Real Madrid marcó un gol que resaltaba buena parte de la solución a adoptar. La primera combinación entre varios jugadores, en campo contrario y superando líneas, vio a Benzema caer a zona de mediapunta y a Cristiano romper entre central y lateral. Lo cierto es que dicha fluidez fue algo aislado, seguramente por la poca naturalidad que el conjunto blanco muestra cuando sale desde atrás con tres zagueros y finaliza con dos delanteros. Sin referencias claras en bandas, Osasuna nunca tuvo que defender líneas de pases ni bascular para igualar la habitual superioridad numérica que el Madrid produce circulando la pelota con su 4-3-3. Sin fluidez ni posiciones definidas, la profundidad y el dominio del campo rival se le hizo complicadísimo.
Osasuna, para responder y hacer visible que el sistema blanco carecía de equilibrio entre fases, llevo siempre el juego a las bandas, principalmente a la derecha, donde Jaime cargaba frente a Nacho. Pero la clave estaba antes, donde la medular osasunista mostró mucha más presencia, pues la pérdida blanca venía precedida de un ritmo y una elaboración defectuosa. En cada salida local se veía con continuidad a Fausto Tienza conducir y decidir con tiempo y espacio el costado para igualar el intercambio de ataques. Osasuna se veía cerca de Keylor con relativa comodidad. Fue precisamente en los momentos de más presencia merengue en su campo cuando apareció Sergio León, el mejor de los suyos, tanto en la noche de ayer como en toda la temporada.
Sergio León cuajó otra enorme actuación
Tal desorden defensivo hizo rectificar a Zidane, que pasó a defensa de cuatro, con Marcelo en posición de volante. El efecto fue prácticamente inmediato, porque además le dio el mando del encuentro incluso no teniendo el esférico. El caos se diluyó y si bien no encontró la forma de crear ocasiones con continuidad, achicó a Osasuna, que tras el gol de Isco abrió el partido y dio espacios a la contra visitante. La entrada de James conectó esa idea y terminó de dar forma a la victoria. Un triunfo fruto de la rectificación.
Foto: Denis Doyle/Getty Images
roumagg 12 febrero, 2017
Solo cabe pensar que Zidane quería proteger a los recién recuperados Marcelo y Modric y a Danilo, porque, si no, no se entiende la formación inicial. La defensa de 5 más Casemiro ya no funcionó bien en Sevilla, perjudicando mucho la labor de los delanteros sin asegurar a cambio solidez. Volvió a dar la impresión de que faltaba siempre un apoyo por delante y que los dos de arriba estaban muy solos. El cambio obligado por la lesión de Danilo reestructuró y mejoró todo porque se pasó a un esquema normal y porque, ojo, James está bastante bien. Me gustó mucho el colombiano. Los dos de arriba también completaron un buen partido en un contexto táctico bastante complicado. Benzema, por fin, pareció recuperar esa agilidad que le permite flotar en 3/4. Y Cristiano, al que le costó una media hora entrar en el partido, acabó completando otra actuación en pendiente positiva. Se las ingenió para amenazar la espalda de la defensa con el el equipo jugando 40 metros por detrás, y en las mejores combinaciones sus apoyos servían para dar salida. Lo que sí falló entre CR y el equipo (yo diría que más bien por culpa de los centrocampistas) fue el timing de los últimos pases a la espalda de los centrales, que, salvo en el primer gol, no llegaban al tiempo y lugar adecuados (el caso más claro es el pase de Marcelo que arregla Ronaldo para el gol de Lucas), pero está preparado para decidir en Champions.