Carlo Ancelotti viene trabajando en un Bayern de Múnich distinto, en fondo y forma, y cuya última y significativa costura ha tenido que ver con la ascensión de Thiago Alcántara a la mediapunta. Situado por detrás del punta, con la frontal como un balcón al que asomarse sin reparos y colocado en un espacio de libertad equidistante a cuanto le rodea, la propuesta había respondido de manera satisfactoria en la Bundesliga, pero anoche afrontaba su primera puesta de largo europea. En una de esas citas que por relevancia competitiva antaño revelaron dificultades de Thiago en la dirección que el día a día ocultaba, su actuación en la mediapunta lució prestancia y convicción, y una relación de productividad con los últimos metros que lo señaló como el protagonista del triunfo sin necesidad de un concurso especialmente brillante por su parte. Los goles y las asistencias, se le caen de los bolsillos.
La banda derecha del Bayern monopolizó buena parte del partido.
En realidad, el discurso que coloreó los primeros compases del encuentro antes de llegar a él, y desde muy temprano, tuvo como protagonista a la banda derecha muniquesa. Formada por Philipp Lahm y Arjen Robben, como una mirada al pasado, se erigió en el absoluto centro de gravedad del escenario, como un fuego permanentemente alimentado por Javi Martínez, Xabi Alonso y Hummels desde el inicio de la jugada, y que ni Gibbs, ni Iwobi ni ninguna de las piezas del Arsenal fueron capaces de sofocar. Al Bayern le resultaba sencillo encontrar a uno de los miembros de la pareja, el receptor ganaba metros en conducción sin barreras eficaces hasta la frontal del área y, rondándola, se apoyaba en su compinche para marcar la altura del ataque. Dueño de la pelota, concentrando el juego en la mitad inglesa y con el doble pivote por detrás del balón para poblar de dificultades cualquier conato de salida gunner, que los de Wenger sólo recibieran un gol durante este tramo tan pronunciado de sometimiento inicial se debió a lo que salvó Koscielny y, fundamentalmente, a la poca traducción que logró darle el Bayern a su edificado domino.
Alcanzado el lateral del área, ni el centro al área buscando el remate de Lewandowski, ni la descarga para Thiago en la frontal ni los cambios de orientación hacia una punta izquierda que Douglas Costa limpiaba para Alaba con sus desplazamientos hacia el interior, aclararon con la misma autoridad el horizonte que la inconfundible acción individual de Robben que dio con la primera ventaja en el marcador para los suyos. Pese a todo, el Bayern seguía volcado y el peligro inclinándose sobre la meta de Ospina sin que los visitantes lograran sacudírselo más allá de la divisoria. Tuvo que alzar la mano Alexis Sánchez, coger pico y pala y, con su equipo a las espaldas, ponerse a cavar para encontrar agua. Primero en soledad y poco a poco sumando por contagio a piezas como Granit Xhaka o Mesut Özil, el chileno empezó a descubrir más de una grieta en el armazón germano que dio voz al contraataque gunner, pie al empate de Alexis, lucimiento a Neuer y la oportunidad de que el partido se adentrara en un segundo escenario protagonizado por la capacidad de ambos conjuntos de llegar con cierta facilidad al área de su adversario.
Alexis rescató al Arsenal, pero la lesión de Koscielny lo condenó.
En este punto resultó devastadora para el Arsenal la lesión de Laurent Koscielny, pues dejó a su equipo sin un salvavidas atrás que ya no recuperaría. El partido seguía abierto, pero la batalla se había desnivelado por completo en uno de sus extremos. Desde entonces y hasta el final, el encuentro entró en su tercera fase, una definida por la rotundidad de las llegadas del Bayern y por la falta de respuesta atrás de los londinenses. Con espacios y sin diques de contención que los detuvieran, Thiago Alcántara y Lewandowski se encontraron para hilar, en la frontal del área, toques y desmarques inspirados a partir de las cuales lograr una y otra vez presencia en zona de remate, desorden en su adversario y una corriente de ocasiones de peligro constante, para completar una goleada que, a falta de confirmación, deja prácticamente sentenciada la eliminatoria. Visto con perspectiva, y atendiendo a la relación que unos y otros han mantenido con la Copa de Europa a lo largo de sus respectivas trayectorias, el desenlace sorprende pero no extraña. La Champions siempre escribe su propia historia.
Foto: ODD ANDERSEN/AFP/Getty Images
esteban 16 febrero, 2017
La salida de Alexis me parece más que clara. A que equipo podría ir ?
Me suenan Juventus,Chelsea,M.City incluso Bayern