Afectada por su juego pero no tanto por su estado anímico en forma de derrota contundente, la temporada del Fútbol Club Barcelona afrontaba el primer punto de comprensión por parte de sus actores. Con la visita del Leganés al feudo culé, los hombres de Luis Enrique, más allá de la victoria, no pudieron dar respuesta positiva al contexto presente, en el que la ausencia de control, tanto táctico como emocional, imperó durante toda la noche, la que cerró la jornada de domingo en el campeonato español. Sin Busquets, Iniesta ni Piqué tras la caída en París, el Barça padeció aún más en su discontinuidad en el juego, favoreciendo que los de Garitano convirtieran a ter Stegen en un hombre nuevamente importante; por momentos, salvador.
No se descubrió nada nuevo, pues a falta de organizador y/o generador, con Iniesta siendo suplente y Messi no disfrutando de su versión más creativa ni virtuosa, el Barça apenas pudo construir un encuentro sólido a pesar de adelantarse con rapidez y generar tranquilidad en su arranque. Poco racional en sus pases, discontinuo, sin pérdidas altas y prontas recuperaciones, con un centro del campo formado por Rafinha en el interior zurdo, Gomes de mediocentro y Rakitic en el diestro, y Mathieu y Umtiti en salida, el cambio de ritmo y el apoyo interior se le hizo muy complicado al equipo local, que no encontraba forma de darle altura y profundidad a su ataque. Con Messi mezclando mediapunta con extremo, sin demasiado efecto, fue Luis Suárez el que en apoyo más soluciones ofrecía para ganar metros, verticalizando, eso sí, el juego, sin dificultar la defensa de su campo al conjunto pepinero.
El Leganés supo competir, aprovechando los problemas culés
Los de Garitano no sufrieron en exceso en la primera mitad, pues ocupando bien el ancho y siendo superior en la media, mirando siempre la espalda de los interiores culés, la circulación del Barça, que rozó el 80% de posesión, iba presentando más y más fisuras. Leo intervenía poco y eso hacía mas ardua la tarea y más grises las ideas de su alrededor. El Lega comenzaba a salir desde posiciones más adelantadas, y podía acompañar en sprint por el lado contrario. Su falta de calidad no llegó a ser un problema insalvable, pues aunque Guerrero estaba algo solo, fue El Zhar el que sí supo completar la desunión del rival y verse con ter Stegen, que paró las tres de las que dispuso el marroquí en la primera mitad.
En la segunda, dos cosas se acentuaron. Una colectiva, la visitante. Y otra individual, la local. En primer término, el Leganés no desconectó en ningún momento y siempre tuvo clara la idea aunque no pudiera ejecutarla. Atrás se cerraba muy bien sobre la media luna y sus centrales corregían hacia delante para tapar conexiones, mientras arriba, principalmente con los cambios de Machís, y principalmente Unai López, subrayó la ruptura en dos de su rival. El vasco fue, ayer sí, el hombre que dotó de continuidad a la posesión madrileña, consumando él mismo el empate, marcador que valió hasta el 88′.
Neymar sigue levantando la mano para asumir responsabilidad
Hasta que la clave individual blaugrana, Neymar Jr., forzó un penalty muy consecuente con su fútbol. El brasileño parece querer salir a la pizarra cuando más tareas se acumulan, queriendo cargar con un peso ofensivo que ha rejuvenecido sus últimos dos meses de competición, gradualmente notables. Con su equipo perdiendo cualquier tipo de uniformidad, entre él y un Messi completamente centrado y forzando numerosas faltas en la frontal, el Barça sumó una victoria que en gran parte también debe anotarse en el haber de su guardameta.
Foto: Alex Caparros/Getty Images
Roves 20 febrero, 2017
Yo no sé qué comentarios leeremos por parte de la comunidad Ecos, pero espero comprensión para algunos calificativos porque el espectáculo futbolístico que está brindando el Barcelona en las últimas fechas es absolutamente tétrico. Menos mal que en fútbol se gana con goles y esos se los inventan los tres de arriba porque "a los puntos" este Barça de LE no gana a nadie.