Sus primeros partidos como sevillista fueron realmente fascinantes, pero de repente, sin mediar palabra, se apagó. Llegado a Nervión con 27 años, una edad propicia para ofrecer lo mejor de su fútbol en un club como el Sevilla, Franco Vázquez parecía estar destinado a interpretar el papel de esa figura diferente, especial, que tan bien desempeñó el «Mago» Valdivia para Sampaoli. Lo haría a su manera, porque el argentino sólo se parece al chileno en que ni el uno ni el otro se parecen a nadie más, pero el «Mudo» debía ser fundamental.
La clave residía en que el ex del Palermo podía potenciar todo lo que quería ser el Sevilla y, al mismo tiempo, compensar todo lo que no iba a poder ser. Para entendernos, si el conjunto de Sampaoli se insinuaba vertiginoso, él sería ese instante de pausa que puede llegar a desordenar tanto como la mejor de las carreras. Si como se esperaba pretendía utilizar futbolistas móviles que intercambiasen de forma constante la posición, Franco Vázquez sería un comodín sobre el que también poder girar. Y si el técnico argentino alineaba muchos centrocampistas para ello, lo cual parecía lógico por la propia confección de la plantilla, él iba a poder ejercer de quinto centrocampista y de segunda punta. En definitiva, Franco Vázquez podía ser el enganche entre todo lo que era Sampaoli cuando citaba a Bielsa y todo lo que es ahora cuando menciona a Pep Guardiola.
Según por donde tirase su DT, el «Mudo» sería más importante en unos o en otros aspectos, pero lo que desde luego sí parecía imposible es que su figura no fuese una de las más determinantes del plantel. Porque, si esto sucedía, al Sevilla le costaría más ser competitivo. Pero lo cierto es que la final ni Franco Vázquez es uno de los cinco futbolistas más importantes del Sevilla 16/17, ni el equipo de Sampaoli ha visto resentido su competitividad por ello.
Sampaoli no le ha dado ni el ritmo ni el espacio para lucir.
El Sevilla, poco a poco, se ha ido desvelando como un equipo de ritmo lento, de mucha posesión y de menos riesgos de los esperados. Es un equipo más ortodoxo de lo que todos podíamos imaginar en verano. Incluso en los días más importantes, el técnico argentino ha decidido apostar por una defensa de tres centrales con la que poder equilibrarse todavía más. Estamos viendo, sin lugar a dudas, a un Jorge Sampaoli muy europeo. Y esto sí ha afectado directamente a la relación entre equipo y futbolista. Por un lado, Franco Vázquez ha visto como su lugar en el campo se escoraba, pasando a ejercer de extremo derecho en vez de mediapunta. Y por el otro, como consecuencia de esto, su influencia en el juego y, sobre todo, en el marcador se ha ido disminuyendo aún más. El «Mudo» ya no llega a esas medialuna del área en la que nos fascinó ante Barcelona, Real Madrid o Espanyol. Ya no es ese complemento silencioso de todos. Ya no es el enganche entre Bielsa y Guardiola.
Hay que decir que esta falta de presencia ya sucedía cuando seguía ejerciendo de mediapunta (4-2-3-1) o de segundo interior (4-1-4-1), pero que su paso a la banda no ha hecho sino acrecentar este problema. El Sevilla, poco a poco, se fue pausando con acierto en los pases de Nasri y N’Zonzi, y en este circuito de pases «Mudo» no parecía ya el diferente, sino uno más. Es una cuestión de ritmo, de espacios y de sentido. El Sevilla toca por dentro, pero desborda por fuera y el balón rara vez vuelve a la corona del área. Rara vez pasa por la zona donde Franco Vázquez es capaz de marcar la diferencia.
Un mejor Franco Vázquez ayudaría mucho a Luciano Vietto.
Sea como fuere, todo esto presenta más lecturas positivas que negativas. Resulta evidente que Sampaoli no ha potenciado a uno de sus futbolistas con más calidad, pero también que tampoco se ha parado en ello. En esta primera parte de la temporada ha querido reforzar las bases de un equipo que ahora más que nunca está compitiendo contra los mejores como uno más de ellos. Es decir, le ha salido bien. Ahora, en el tramo dónde evolucionar no es una elección, sino una necesidad, Jorge Sampaoli tiene la oportunidad de volver a invertir en el jugador que necesita tocar menos veces el balón para decir más cosas. Si lo consigue, que Vietto no sea Bacca, Gameiro o LuisFa se notará menos. Y el Sevilla ganará más.
Foto: CRISTINA QUICLER/AFP/Getty Images
javimgol 4 enero, 2017
Hoy es baja por una sanción que arrastra de la liga italiana. Pero como fan del jugador que apostó fuerte por él en el Comunio, está bastante claro que su producción se ha resentido. Lo peor, como dice el texto, es que mientras siga en banda no parece que vaya a revertir su situación.