Un gol de Zlatan Ibrahimovic en el tramo final del encuentro puso al Chelsea con dos puntos más de ventaja con su inmediato perseguidor, en un duelo muy diferenciado por lo que sucedió en cada mitad. Lo más interesante aconteció tras el descanso, pues allí Mourinho obró una dirección de campo fantástica en pos de recuperar un terreno que el Liverpool ganó casi sin querer y que no trató de aumentar cuando quizás sí pudo. Los primeros 45 minutos, en casi su totalidad, carecieron de forma.
No es sencillo explicar este concepto. El partido arrancó y se prolongó hasta su reanudación sin que hubiera ocasiones, sin que cada equipo diera continuidad a un comportamiento reconocible, como si los colores estuvieran difuminados y costara interpretar que tonalidad e intensidad buscaba cada colectivo. En una sucesión de amagos y medias tintas, se supone que el Liverpool presionó, algunas veces, obligando a De Gea a jugar en largo, y que el United aseguró con más hombres en su propia mitad para generar un ritmo que le favoreciese, pero el partido no encontraba el camino para ser contado con claridad. Sólo las puntuales incursiones de Martial frente al inexperto Arnold tuvieron algo de sentido. Pero un penalti transformado por Milner fue el detonante que hizo cambiarlo todo a nivel táctico.
El Liverpool replegó muy atrás demasiado pronto
Con ventaja en el marcador, Klopp dio varios pasos atrás y hacia el centro, conformando un repliegue (muy) bajo y (muy) estrecho, dejando más libres los costados y siendo muy superior numéricamente en el área. Por dentro nadie podría pasarla si no era por elevación. Mourinho, que ya había sustituido a Carrick para dar entrada a Rooney fue probando con cada nuevo cambio el efecto que tenía en la defensa de su oponente. Con Wayne pudo activar el cambio de orientación hacia Valencia para lograr rodear a los de Klopp. Con el campo rival asediado y cada vez más cerca de la medialuna del área, el portugués llamó a Juan Mata, colocando a Mkhitaryan en izquierda, al español en la derecha y al United preparado para intentarlo con otra configuración.
Klopp, que había dado entrada a Coutinho para aprovechar la ausencia de mediocentro en los locales, cada vez logró salir menos pero el gol del empate no llegó. Una vez el choque comenzó a contarse desde muchos centros y muchos despejes en el área de Mignolet, fue turno de Marouane Fellaini, la carta ganadora que explicó el 1-1. La celebración de Zlatan en su gran gol explica el hambre despertado en un equipo que agitó todo lo que estuvo en su mano para puntuar. De alguna manera, bajas mediante, fue un Livepool de mínimos. El United no hizo de todo pero le puso mucho más calor a su puesta en escena.
Foto: Laurence Griffiths/Getty Images
Miguel 16 enero, 2017
Un partido donde sinceramente, con la bajas y con el bajón que tuvo el equipo es más positivo para Klopp. Mira que las bajas fueron :Matip, Clyne,Mané y Henderson, Cou volviendo de sus lesiones en este mismo partido. Casi la columna vertebral de Klopp , un empate que deja a Chelsea con más ventaja aún, pero deja a los red´s como el equipo que más puntos ha sacado vs TOP 6.