Dice Balotelli que no supo que Ben Arfa militó en el OGC Niza hasta que ya había firmado por el club de la Costa Azul. Quien seguro que sí tuvo presente el renacer de Hatem fue el conjunto de Les Aiglons, convencido de sus bondades sanadoras para acometer una reanimación tan inesperada como la del carismático regateador francés. Con 25 años y tras haber quemado tras de sí el camino a su paso por Italia e Inglaterra, Niza es para Super Mario algo parecido a una última oportunidad, una lucha contra sí mismo y contra el sí mismo que descubrió a los demás. Podría ser que Mario haya dado con el mejor lugar posible para empezar desde cero. Algún secreto tendrá Niza.
Dice también Balotelli, atacante adusto y enemigo de celebrar sus dianas, como prisionero de una máscara que protege y condena por igual, que durante los últimos años a su fútbol le ha faltado diversión, y que con el ánimo de reencontrarla y recuperar la sonrisa fue que arribó a Niza. A tenor de lo visto hasta ahora no erró el tiro, y aquel goleador sin aparente alegría es hoy otro capaz de festejar un gol camiseta al viento. A buen seguro, sentirse protagonista, como se sintió el mago Hatem meses atrás, habrá ayudado a ello. Cabeza de ratón, pero cabeza al fin y al cabo. Actor principal y responsable, en Niza es el líder de un equipo joven, que mira hacia él y al que Mario devuelve una mirada más madura que la que fue.
«Para mí, vencer es ser protagonista», Mario Balotelli.
Aunadas ambas cuestiones, su rol y su momento, la liga francesa está pudiendo ver a un Balotelli más implicado en el juego, menos intermitente en su intervención, que está logrando mantenerse activado a lo largo de la jugada aun cuando el balón no esté cerca de llegar a sus pies. Sus desmarques y apoyos, y sus significativas caídas a banda cuando su equipo defiende para darle una salida al contraataque tras la recuperación, caracterizan a una estrella que es parte del equipo. Una que en un campeonato como el galo, concentrada y bien enfocada como está y no se esperaba, tenía muchas papeletas para causar estragos.
En una entrevista para el periódico El País, esta semana Unai Emery se refería a la cultura futbolística de la Ligue 1 como una en la que prima una visión individual del juego y en la que, por lo tanto, se favorecen los duelos directos entre jugadores. Balotelli, genio rebelde pero genio al fin y al cabo, incluso en su versión taciturna fue capaz de regar de destellos sus puestas en escena más comunes, de modo que ahora, más conectado a la jugada y ante un fútbol que lo potencia, sus trucos aparecen de forma más regular y provocan un mayor impacto. No por nada, el último milagro del Allianz Riviera fue un imprevisible driblador.
Pléa, Belhanda, Koziello y Cyprien, los escuderos de Mario en Niza.
Ben Arfa y Mario, sin embargo, pese a compartir estatus y haberse legado el dorsal, son dos futbolistas sensiblemente distintos, y por ello el Niza que ahora dirige Lucien Favre presenta varias novedades. La principal a nivel táctico es la adopción casi definitiva de una defensa de cinco que la temporada pasada alternó con la formada por cuatro jugadores. Siendo Pereira y Dalbert los dueños de las alas, y Baysse y el jovencísimo Malang Sarr arropando a Dante en el área propia, la disposición permite al conjunto galo una forma exterior de ganar altura en ausencia de Ben Arfa, y un caudal abundante de balones sobre los dominios de Super Mario.
Junto al italiano, por su parte, ha cobrado gran valor la figura de Pléa, castigado el curso pasado por una lesión de importancia. Es la actividad y la movilidad constante en el ataque nizardo que complementa al juego de Balo en punta. Quien le concede la referencia y acude a las bandas y, en definitiva, se mueve y desgasta por los dos. El equilibrio y el contrapunto. También unos metros por detrás, en las zonas donde la conducción de Ben Arfa ejercía de nexo hace un año, hombres como los incorporados Belhanda y Cyprien, o el estimulante Koziello, han dado un paso al frente para ganar influencia allá donde no llega su nuevo crack y sumar un matiz más dominante y asociativo al ataque de los hombres de Lucien Favre que lo prolongue cerca de su delantero. La apuesta funciona. Algún secreto tenía Niza.
Foto: VALERY HACHE/AFP/Getty Images
Pedro Lampert 2 diciembre, 2016
Me sorprende muchísimo la no-mención a Jean Michaël Seri en el artículo. Es el quinto jugador de la Ligue 1 en media de pases por partido (detrás de tres jugadores del PSG y del súper carismático Benjamin André) y el líder en asistencias con +3 en relación al segundo.