El Manchester City empezó muy rápido. La puesta en escena inicial, también por contraste con cómo despidió el curso pasado, reveló un acelerado proceso de asimilación de las ideas y principios propias del libreto de Pep Guardiola, que pronto dio a los citizen el singular aspecto de los equipos del de Santpedor. Pero era demasiado temprano. Detrás de la apariencia, el Manchester City todavía no era suyo del todo, y un poco por una aclimatación aún frágil y otro poco por las propias características de la plantilla, después de aquel primer tramo feliz llegaron los problemas a Manchester. Problemas que Guardiola ha paliado y en parte sorteado durante las últimas semanas gracias a la figura de Kevin De Bruyne. Quizá Pep todavía no tiene al equipo, pero sí puede haber encontrado a su estrella.
Decía el manual que la propuesta del catalán y el juego del belga podían no ser las más afines. Que el control y concreción de uno podían chocar con la libertad y amplitud del otro, pero no obstante la mezcla resultó más hermanada de lo esperado ya desde el inicio. De Bruyne fue uno de los primeros interiores de Guardiola, pero se le entregó tanto correa como espacios para que desde la libertad de la primera se desplazara por los segundos. Fue un Manchester City que con él y David Silva por delante de Fernandinho, más que interiores tenía dos mediapuntas. Dos futbolistas asentándose entre líneas y de continua ascensión hasta la frontal, como explicación tanto del matiz vertical del juego skyblue como de su facilidad para crear ocasiones de peligro.
Durante la sanción de Agüero ha aflorado un nuevo De Bruyne
Debido a la reciente ausencia del Kun Agüero y al consecuente paso de De Bruyne a un puesto de delantero, esto último no ha hecho más que incrementarse a lo largo de los últimos partidos del City, sin perder por ello ni una gota de su implicación con el juego. Más bien ha ocurrido lo contrario. Por un lado, Kevin se ha erigido en el absoluto guía de la ofensiva de su equipo como mente más preclara del City en los últimos metros. Su capacidad para profundizar por dentro, su visión de lo que sucede a su alrededor, su toque para conectarlo y la libertad que le permite aparecer allá donde detecta la oportunidad, lo han destapado como uno de los principales y más constantes focos de peligro de la Premier. Pero además, desde el desahogo del delantero y la lectura del centrocampista, en una posición ahora más adelantada está ofreciendo al juego citizen y a su estructura una ayuda nueva e inestimable.
En primer lugar porque en todo momento está sabiendo habilitarse como posible receptor entre líneas, permitiendo tanto la profundidad de la jugada como el permanente auxilio a una salida de balón por ensamblar pero a la que recurrentemente descubre un camino despejado por el que avanzar, y que lo encuentra cerca de donde más definitivas son sus decisiones y sus gestos. Además, llegando desde el apoyo, como delantero el belga ha venido incorporando una dosis de pausa que el ataque skyblue necesita para a atacar pero sobre todo para defender mejor. Para dar tiempo de ganar metros a los futbolistas más retrasados, que el equipo se junte y de este modo poder ser más eficientes en la primera presión y en la batalla por las segundas jugadas.
¿Será posible ver a este De Bruyne cuando vuelva el Kun?
Una pausa, que no freno, que aliada con la proximidad de David Silva y Yaya Touré y desde la atracción por dentro, ha posibilitado dibujar para los encaradores del equipo -principalmente Sterling- un escenario más ventajoso en banda. Pero también desde el costado ha sabido ser decisivo De Bruyne, un emplazamiento que además de consentir el optimismo de cara a un regreso de Agüero que devuelva el centro del ataque al argentino, normalmente ha permitido al Manchester City encontrar todavía con mayor frecuencia al belga. Para un equipo al que en más ocasiones de las deseadas le ha costado imponer su construcción desde atrás, hallar abierto a la izquierda y en disposición de recibir en fases más o menos iniciales del juego a su futbolista más influyente, puede allanar mucho el camino.
Un De Bruyne organizador desde el costado, liberado para seguir embocando su fútbol al balcón del área y con ello a la directa producción de ocasiones de peligro, cercano a Silva como principal réplica y aliado para la combinación y las permutas, y disponiendo de tiempo y espacio a la hora de enfrentar la jugada de ataque. Un mirador desde el que otear el paisaje de un presente citizen que lo necesita de muchas formas y tantas veces como sea posible, y a la llamada del cual no está faltando. Es el hilo que está uniendo los puntos mientras el Manchester City se levanta a su alrededor.
Foto: Matthew Lewis/Getty Images
Andrés 30 diciembre, 2016
Pues bueno, es que Guardiola cuenta en De Bruyne con el mejor futbolista que ha tenido a sus ordenes desde Leo Messi(teniendo en cuenta que al mejor Robben poco lo tuvo).
A mi Kevin me parece un delantero con toques de balón muy de mediapunta, que sabe interpretar jugadas y cambia todo con un solo toque.Para mi es un jugador innegablememte diferencial.
Es un futbolista que aunque el City juegue mal, sabes que te puede decidir todo el partido con una intervención, eso me parece valiosisimo