Fue un derbi característico, con dosis de fidelidad a lo que representa un Everton-Liverpool; precipitado, muy directo en casi todo momento, frontal y enérgico hasta que Klopp ajustó tras la reanudación. Decantado en el descuento, con un gol de Mané que deja en seis puntos la desventaja de los reds con respecto al intratable Chelsea de Antonio Conte, el Liverpool sumó tres puntos valiosísimos. Enfrente, los de Ronald Koeman igualaron la agresividad de su eterno rival con su simple pero incómoda propuesta, difuminada en una segunda mitad en la que la pelota rasa cobró protagonismo.
El técnico holandés ha construido un Everton profundamente exterior y directo, potenciando a sus tres futbolistas más capaces de llegar lo más rápido posible a la portería contraria: Lukaku, Baines y Coleman. Por ellos se progresa de manera innegociable, haciendo de la medular una parcela que no tiene apenas peso en la imaginación de las jugadas, en la que se corre mucho, se gana la segunda jugada o se carga el área. Como el derbi garantiza un extra en los duelos y la intensidad, los toffees asfixiaron al Liverpool, reduciendo su pressing a través de salidas directas y un plus de velocidad e incorporaciones propias de un derbi de mucha tensión. Koeman buscaba el 1-0 en mitad de un encuentro en el que los suyos y su gente estuvieran cómodos. La frecuencia de sus ataques, muchos de ellos habilitados por Seamus Coleman, fue muy alta, generando errores, mucha pelota sin dueño y la disputa física como factor clave. Se estaba jugando un partido made in Everton.
Klopp raseó la pelota y así mantuvo quieto a Coleman
Por los hombres de Klopp la respuesta no llegó hasta el descanso. De primeras, la ventaja táctica era de su rival, que pudo y supo arrastrar por fuera a los extremos rivales hasta posiciones muy defensivas, con la consiguiente dificultad para salir. Con la pelota siendo profunda y exterior, el Everton, a través de Gueye, McCarthy, Williams y Mori, podía defender de cara, fijar a los medios reds que quedaban de espaldas y ganar en los apoyos de Firmino u Origi para reiniciar un nuevo ataque por el costado. Sin suerte en los envíos al área y sin la claridad necesaria para crear alguna combinación por parte del Everton, Klopp pudo tomar nota y reconducir el encuentro.
El germano lo hizo gracias a dos decisiones, enfocadas a rasear la pelota y bajar el ritmo frenético del choque. La primera fue intercambiar las posiciones de Origi -delantero en el arranque- y Firmino -extremo izquierdo-. A ello se le sumó que Adam Lallana, interior derecho, se acercó a Henderson, formando una línea horizontal junto a Wijnaldum. El ’20’ estaba quedando lejos de Jordan en la circulación, ubicándose entre líneas en la primera mitad. Dichas modificaciones le dieron paz al Liverpool. Apareció el pase horizontal que hizo replegar al Everton y pudo encontrar algo más al delantero brasileño. Sin demasiada productividad que explicara la posible superioridad, con demasiadas interrupciones, la noche fue paulatinamente acercándose a lo buscado por Klopp, que pudo celebrar un nuevo triunfo en una Premier que busca competencia para Costa y compañía.
Foto: OLI SCARFF/AFP/Getty Images
Miguel 20 diciembre, 2016
Esto es lo que diferencia a Liverpool de Arsenal por ejemplo, la dirección de Klopp en un partido que estaba muy complicado para Liverpool, él es capaz de replantearlo y crear superioridad a su equipo, algo que Wenger por ejemplo, no pudo hacer en este campo.
Creo que muy pocas personas creían que Liverpool con el peor plantel de los 5 grandes candidatos(Manchester City, Manchester United, Arsenal y Chelsea) , estuviera segundo y habiendo ganado de visita a 2 , empatado con 1 y pendiente de jugar con otro.
Ahora no sé hasta donde dure este equipo , pero ojalá que con un buen mercado de invierno y la vuelta de Coutinho se pueda luchar hasta el final, es un equipo con mucha ilusión y una hinchada que está fiel a pesar de constantes fracasos.
PD: Qué bien jugó Ragnar Klavan-al que muchos no tienen visto- , ayer, no ?