Desde que Diego Pablo Simeone asentara su proyecto en la orilla del Manzanares, el Atlético de Madrid se ha erigido, con nitidez y diferencia, en el oponente más desagradable que se ha encontrado Cristiano Ronaldo en este margen de tiempo. El plan de juego rojiblanco, basado en un achique de espacios de primer orden y un sistema de ayudas sin comparativa, ahogaba el fútbol del luso más que cualquier otra estratagema, reduciendo su participación y, como siempre que se le aísla, también su inspiración. Por descontado, se habla de un monstruo histórico y se las apañó para, por ejemplo, resolver el cruce de cuartos de final de la Champions de 2015 con la acción del gol de Chicharito, pero aun así y en general, no le ha ido bien contra la mente y la obra del Cholo más puro. ¿Le irá mejor ante su versión renovada?
El Atlético de Madrid ha experimentado una transformación estilística que puede sintetizarse a partir de su ajuste posicional más identificativo: Koke ha pasado de ser el interior izquierdo del 4-4-2 a formar parte de un doble pivote donde completa al capitán Gabi Fernández. Dicho de otro modo, Simeone está jugando sin mediocentro puro y no precisamente porque esté confiando en la típica pareja de Kantés o Zokoras que por puro físico ya insinúan un mínimo de solidez. Este reacomodamiento ha hecho que la, hasta hoy, fase del juego más decisiva del proyecto, la defensa posicional, haya perdido excelencia, y aunque se está comentando mucho -y en general- porque parece una evidencia, también se puede ser más pormenorizado o preciso porque existen zonas en las que se nota con mayor claridad que en otras. Y la más débil, sin ningún atisbo de duda, se está localizando en el carril de sus hombres diestros.
La grieta de la relativa descomposición defensiva rojiblanca se sitúa en su costado derecho.
Los tramos más dominantes del Atlético de Madrid han solido coincidir con la versión más apabullante de Gabi Fernández, ya fuera porque esta fuese causa o porque fuese consecuencia, que para el caso que nos ocupa, importa poco. Lo que debe ponderarse es sólo esa constante: en el Atlético total, Gabi tenía una influencia absoluta tanto saliendo a presionar arriba como, sobre todo, cayendo a banda derecha para proteger la espalda de Arda o Saúl Ñíguez y para atarle las costuras a Juanfran con hilo del que no se rompe. Y eso era clave porque, a nivel individual, la diferencia entre la pareja del lado derecho y la pareja del lado izquierdo (Filipe Luis-Koke), sin balón, era tremebunda. Sin embargo, este año Gabi no ejerce junto a un pivote nato (Tiago Mendes, Augusto Fernández), sino junto a interior más liviano que él, lo cual le está atando más en el centro, le ha hecho disminuir su rango de influencia y ha debilitado, de modo muy sensible, el sector derecho del Atlético de Madrid. Allí descansa la grieta que está favoreciendo que equipos como el Sevilla o la Real Sociedad siembren ventajas que desequilibran a los rojiblancos y, tras varios pases bien dados, acaban percibiéndose en cualquier sitio de la cancha. Huelga decir que tildarles de equipo flojo atrás no procedería jamás, pero… tampoco son lo que fueron.
Marcelo e Isco siempre han representado un dolor de cabeza para Simeone; y ahora podrían serlo más.
En clave derbi madrileño, que el Atlético haya reblandecido el área derecha de su sistema podría tener un impacto más que serio. En esta historia, dos de las armas merengues más estudiadas y, a su vez, menos controladas en la pizarra de Simeone han sido Marcelo e Isco, piezas sin las que no se entenderían ni la Décima ni la Undécima, dos de las once noches más felices del madridismo, dos de las tres noches más tristes del Calderón. Se trata de una pareja con el arrojo para conducir el balón de frente contra los zagueros rojiblancos y con técnica para eliminar a alguno o soltar el balón a tiempo, y por lo tanto, de una dupla capaz de dividir incluso el entramado que significaban Koke, Tiago, Gabi y Saúl o Turan. Contra un complejo defensivo a quien Escudero y Vitolo por un lado o William José con sus caídas en apoyo le infligió un daño morrocotudo, el dúo de genios de Zidane podría suponer una constante muy, muy comprometedora. Y en ese sector, el teórico extremo es, justo, Cristiano Ronaldo.
En teoría, este nuevo Atlético debería ser un adversario menos complicado para Cristiano Ronaldo.
Aprovechar al máximo la oportunidad que ofrece el Atlético de Madrid en su flanco derecho, se requiere que el atacante principal de dicha zona tome una posición abierta o, por lo menos, separada de Savic, que está imponente en el centro de su área. Sobre el papel y atendiendo a algunos partidos como el disputado ante el Borussia Dortmund, Ronaldo se halla en franca disposición de pasar tiempo en banda izquierda, abrir el campo, amenazar con ganar la línea de fondo y servir a Marcelo e Isco un auténtico manjar allá donde más están sufriendo los del Cholo, pero el 4-2-1-3 que se ha inventado Zidane para cubrir a Kroos –y se prevé que hoy a Modric– durante la baja de Casemiro le genera cierto aburrimiento cuando se sale y se pega a la orilla, porque con la mediapunta ocupada por James, Asensio o Isco, su diagonal queda bloqueada y su juego se ve exclusivamente abocado a una jugada que, para colmo, le aleja de lo que él más ambiciona: el gol. De ahí que suela terminar recluído en el centro como un «9» sin arte.
Casemiro no se ha recuperado y cabe presuponer que Zidane mantendrá su 4-2-1-3 porque no parece creer en ninguna alternativa para actuar de pivote único. Pero dicho esto, debería esperarse una preparación específica que conceda espacios a Cristiano Ronaldo en la zona predilecta del luso. Con el dinamismo que mostró en su último partido como blanco o entre semana con la selección de Portugal, ante este Atleti de Madrid, el tres veces Balón de Oro estaría forzado a verse como un factor diferencial.
Foto: ODD ANDERSEN/AFP/Getty Images
Henry HM 19 noviembre, 2016
Teniendo en cuenta la duda de Benzema (Zidane ha dicho que está bien, pero hasta que no esté el once no creo que haya nada seguro) ¿Qué creeis que sería más beneficioso o más perjudicial para CR, que pudiera caer más a izquierda pero en un 4-2-1-3 en el que la posición más fija de Isco/James le limitara por dentro (sea con Karim o no de 9); o que, sin Karim, pudiera tener más libertad desde un 4-4-2 en el que poder encontrar a Isco y Marcelo en la izquierda con Lucas/James en la derecha?
Por aclarar, creo firmemente en la BBC, y si Karim está al 100% lo lógico y razonable es que juegue. Pero también lo sería que Isco pudiera formar parte de un medio de 3, y eso no parece el caso. Parto de que, como señala Abel, Zidane no ha acabado de confiar en un mediocentro único sin Casemiro. Y si no lo ha hecho con Kroos, no creo que lo haga con Modric o Kovacic. Por tanto, a no ser que se sacara de la manga un Ramos como mediocentro (aquí lo leyeron primero), todo parece abocar al Modric-Kovacic en el medio.
Partiendo de esto y de que CR y Bale juegan seguro, a no ser que ZZ opte por un 4-2-4 con Lucas y Karim/Mariano (?), el francés alineará a un 3er centrocampista. Pero ¿dónde? Como decía, el 4-3-3 al uso parece casi descartado, por lo que las opciones de Zidane parecen ser la mediapunta… y la línea de 4.
En el caso, pues, de que Benzema llegue aunque no esté a tope, ¿merecería la pena sacrificar a Karim para intentar encontrar la mejor versión de Cristiano con más libertad en la mediapunta y sus sociedades con Isco y Marcelo, teniendo en cuenta que es la zona que puede decidir el derbi? Según iba escribiendo la pregunta me iba convenciendo a mi mismo de que no… pero aun así, las versiones tanto de Ronaldo como de Isco y Bale en el 4-2-1-3 están aportando tan poco que se hace difícil pensar que puedan ganar así al Atlético.
Y suponiendo que Karim no llegue, yo sí que me quedaría con el 4-4-2, teniendo en cuenta que un 4-2-1-3 con CR en punta y Bale y Lucas a pie natural podría de lo más descorazonador, y que no me imagino a Zidane apostando por el 4-3-3 ni por Mariano en punta.
PD: Puede ser que me haya influido haber visto ayer el Liverpool 0-3 RM de antes del bajón de 2015. Sé que se abusa demasiado de esta nostalgia lastimera, pero fue demasiado bonito. La pareja de CR en la delantera aquel día fue Benzema, pero ese Cristiano fue demasiado bonito. Y ese Isco y ese Marcelo. Intentar encontrar las conexiones que más daño pueden hacerle a este Atlético – y que pueden ganar a cualquier equipo, realmente – quizá no sea tamaña locura.