Raphaël Guerreiro es un lateral izquierdo que en las últimas temporadas ha jugado más tiempo en el mediocampo que en la defensa de sus equipos. En el Lorient, antes de acudir y presentarse con lustre en la Eurocopa de Francia, merodeó una línea de tres cuartos -tanto desde la banda como desde el centro- en la que su capacidad con el balón en los pies reportaba unas ventajas al equipo superiores a las que eran capaces de ofrecer la mayoría de sus más modestos acompañantes. Lo que más llama la atención, sin embargo, es que después de brillar con la selección portuguesa actuando en defensa, y de recalar en un conjunto ofensivo como el Borussia Dortmund de Thomas Tuchel, que cuenta con un variado surtido de alternativas en su medular, Guerreiro haya mantenido también en Alemania su posición en el centro del campo. No de forma permanente, porque su entrenador puntualmente lo ha devuelto al lateral, pero sí siendo la más frecuente.
«Guerreiro es demasiado bueno como para jugar en una sola posición», Thomas Tuchel.
Ejemplos de laterales con un marcado talento ofensivo que en fases tempranas de su carrera hayan adelantado su posición, por eso de minimizar las consecuencias de una supuesta laxitud atrás, tenemos varias y de muy recientes. No hace falta irse muy lejos. En Lorient, de hecho, parecía parte de la explicación. Pero tras acreditar con su selección ser capaz de cerrar con seguridad la banda y siendo un conjunto el Dortmund que más que buscar la contención cerca del área la persigue cuanto más arriba posible, cabe suponer que los motivos de Tuchel son otros bien distintos. La cuestión defensiva, de hecho, es probable que tenga que ver con la decisión, pero más ambicionando sumar que dejar de restar. Por su intensidad y eléctrico juego, actuando en la media Guerreiro se convierte en uno de los futbolistas más significados en la recuperación. Uno de los hombres que empuja a la avanzadilla borusser en busca de una presión con la que su equipo aspira a localizar la mayor parte de las fases del juego en la mitad que custodia el adversario.
Guerreiro es reacción automática, agilidad y bullicio. Con y sin balón. Algo que de modo general casa muy bien con el tipo de juego que pretende desarrollar su equipo en campo rival. Es un interior afín a la propuesta. Así, el juego posicional desplegado por el Borussia Dortmund desemboca en una gestión del espacio reducido en la que el luso se desenvuelve con facilidad. De fino y seguro gesto técnico y desenvoltura en el giro, no tiene problemas a la hora de manejarse entre las líneas enemigas, donde además suma, quizá, el desborde más definido de cuantos habitan el «roster» de Thomas Tuchel. Sin embargo, es igualmente en ataque, pero en este caso cuando el cuero no pasa por sus pies, que se observan las que quizá sean las trazas de lateral de las que más se esté aprovechando en mediocampo. Por lo general, el Dortmund reclama de sus interiores que esperen el pase del mediocentro o de los centrales a la espalda de un contrario, y Guerreiro lo cumple. Se proyecta por dentro y una vez arriba no tiene el ansia de balón, que sí pueden tener otros medios, como para perder la paciencia esperándolo.
Jugando como centrocampista, produce un gol cada 51 minutos.
En movimiento, por su parte, posee un par de dinámicas heredadas que han estado ayudando al ataque del Dortmund. La más evidente y repetida es la que lo lanza en profundidad y al espacio, para llegar desde segunda línea como una amenaza complementaria a la de Pierre Aubameyang cuando el rival trata de llevar las líneas cerca del pasador alemán, con el añadido de que una vez ante el portero tiene los recursos de uno de esos laterales distintos a los demás. Arriba Guerreiro está siendo cifras, y no en vano es el tercer máximo goleador y asistente de su equipo. El segundo movimiento de ataque sin balón de Raphaël tiene que ver con la amplitud, y es el que lo lleva a aproximarse a la banda aún cuando su posición de partida pueda estar en el carril central. Su diagonal dentro-fuera está moviendo los ataques y dejando puertas abiertas, sobre todo, cuando el jugador que inicia en banda encuentra en el desplazamiento hacia el interior un movimiento de confort, sea para acudir a la frontal como Götze o para atacar el área como Schürrle.
Tanto movimiento por delante del balón y, en definitiva, alejándose del mediocentro, sin embargo, ha repercutido en una soledad de Weigl en transición defensiva que ya le ha originado al Dortmund algún problema. En este sentido, antes de caer lesionado, la última prueba de Tuchel al respecto consistió en asignarle a Guerreiro un rol mixto. Al más puro estilo de los laterales de Guardiola, el portugués formaba de inicio como lateral pero con el balón en movimiento ganaba metros, en este caso por dentro, hasta situarse a la altura del alemán y dibujar con él una suerte de doble pivote en el que seguir relacionado con el cuero desde el carril central y, al mismo tiempo, reforzar la posición de su acompañante a la hora de correr hacia atrás. Guerreiro permite muchas variables, y Tuchel las quiere explorar todas.
Foto: Lukas Schulze/Bongarts/Getty Images
Abel Rojas 21 octubre, 2016
La verdad es que aquí debo ser tajante y decir que lo veo más como lateral. Posicionalmente, como interior, creo que se descuelga demasiado y es un agujero en la transición ataque-defensa. Aunque desde luego tenga condiciones físicas y técnicas para jugar de lo que le dé la real gana.