El FC Barcelona repitió en Balaídos su actuación del pasado fin de semana en Gijón, con la diferencia de que esta vez le esperaba Iago Aspas y de que el gallego estuvo brutal. Luis Enrique ha tenido la mala suerte de que la lesión de Messi ha coincidido con el primer valle de inspiración de Luis Suárez en bastantes meses, y condicionar el sistema para darle espacios al charrúa a costa de muchas otras cosas, por ahora, a nivel de juego no le está rentando.
Berizzo orquestó una presión adelantada en la que Wass desempeñó un rol clave trabajando sin descanso sobre Busquets. Y es la hora para hacerlo.Busquets se vio perjudicado Por un lado, el pivote no atraviesa por su pico de forma, y por otro, y de manera especial, el Barça le está haciendo una doble faena. La que le pilla más cerca implica a Turan y Gomes, que conforman la pareja de interiores menos afín al sistema azulgrana que se puede presentar con esta plantilla. Ninguno de los dos se posiciona «donde lo hacían Xavi e Iniesta», siendo más sangrante el caso de Arda, en quien se observa una tendencia negativa a querer recibir de espaldas en lugar de perfilado, lo cual dificulta a sus compañeros que le encuentren y fuerza a que conecten con él con pases verticales en vez de diagonales, con el coste de ritmo -y táctico- que ello genera. En síntesis, los movimientos de Arda y André obligan al «5», desde muy atrás, a crear y dirigir, que no son sus fuertes, mientras que le impiden esgrimir su mayor virtud, que es dotar al juego de una fluidez y un ritmo inigualados. Wass, como se citó, se puso las botas. Su dominio de la zona marcó diferencias.
Wass tuvo un peso enorme en la defensa de los de Berizzo.
Y lo que Wass hizo en defensa, Aspas lo hizo en ataque. En su caso resultó importante la segunda faena que el Barça le está regalando a su mediocentro, que ya fue presentada en este artículo y que se mantuvo pese a la suplencia de Alcácer porque Ney volvió a ejercer casi de mediapunta. De hecho, tantos o más duelos tuvo con Radoja que ante Hugo Mallo, a quien por cierto siempre se le ha dado curiosamente bien enfrentarse al brasileño. Y anoche no vivió una excepción.
Entre los fuertes del RC Celta no debe obviarse la superioridad que mostró Bongonda sobre Sergi Roberto en el uno contra uno de la banda izquierda celeste, que fue un valor tanto directo -por los buenos centros que este supo sacar desde la línea de fondo- como indirecto, por la atención que fue captando y que derivó en aún más espacio para Aspas que el crack administró alternando la pausa con la aceleración. El colapso culé era tal, se sentía tan desbordado, que incluso Gerard Piqué emitió de síntomas de flaqueza. Luego, se vengaría.
La reacción de Piqué en el segundo tiempo fue increíble.
El segundo periodo partió con la noticia de que Iniesta suplía a Arda como interior izquierdo (y Arda a Rafinha como extremo derecho). El interior manchego completó un cuarto de hora de salida de enorme entidad y constancia, y racionalizó un poco el centro del campo permitiendo crecer -o ganar en discreción- al aturdido Busquets; si bien el cambio más radical vino suscitado por el propio y picado Gerard. En menos de 10 minutos, el épico central había cargado el área de Sergio Álvarez hasta en tres ataques distintos, contagiando una energía y una fe a sus compañeros que les convenció de que remontar un 3-0 no sólo era posible, sino, además, hasta lógico. Y ante esa nueva versión del Barça, el Celta, cuya presión se deshizo, guardó la ropa como nunca se debe: quemándola. El repliegue fue una propuesta válida y todos sus jugadores, incluido un Pione Sisto comprometidísimo, bajaron lo necesario, pero careció por completo de paciencia o confianza cuando recuperó el balón y sirvió a su rival un contexto de ataque constante que se convirtió en ritmo ofensivo. Sin embargo, tras el 3-2, que se entendió en su momento como el presagio definitivo e inevitable de la remontada, Iniesta se difuminó, en parte por la gran labor que el recién entrado Marcelo Díaz realizó sobre él, el Celta respiró y, con la ayuda de varios fallos individuales de los visitantes, acabó sobreviviendo para la euforia de Balaídos.
Foto: Octavio Passos/Getty Images
Ros 3 octubre, 2016
Mas q ha Ter Stegen (que tambien) los errores deberian servirle a Luis Enrique que lleva unos cuantos partidos sin acertar en la lectura previa de los partidos y en los jugadores que esta poniendo de inicio.